Rivera afea a Rajoy que se alinee en el 'no' como los secesionistas

El líder de Ciutadans, Albert Rivera, y el del PSOE, Pedro Sánchez.

El líder de Ciutadans, Albert Rivera, y el del PSOE, Pedro Sánchez.

XABI BARRENA / BARCELONA GEMMA ROBLES / MADRID

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La triangulación ha sido de siempre una arrojadiza arma política. Cójase un elemento o partido que en el imaginario colectivo tenga connotaciones negativas y si alguien emite el mismo voto que estos se convierte, automáticamente, en igual de nocivos. El pacto PSOE-C's ha provocado una oleada de triangulaciones. La primera, con Podemos, por parte del PSOE que lo acusó de ponerse de lado del PP. Este sábado, Albert Rivera ha hecho lo propio dirigiéndose a los populares con el fin de tenderles la mano al tiempo que les presiona. El sujeto nocivo es, óbviamente, el independentismo catalán, no en vano pretende "romper España". El líder de Ciudadanos ha afeado al presidente en funciones que se alinee en el bloqueo al nuevo Gobierno con la fuerza morada y los secesionistas.

"Este sería" ha desarrollado Rivera, "un Ejecutivo constitucionalista, que apuesta por la unión de los españoles, con un modelo económico basado en la prosperidad y sin subir los impuestos y claramente dirigido a trabajar con Europa". Es decir, el abecé de la doctrina de los populares. por todo ello, Rivera ha pedido a Mariano Rajoy que deje de esconderse y salte a la arena a "trabajar por España".

El machaqueo de Rivera insistiendo con tender la mano al PP, a sabiendas de que de ninguna forma apoyará a Sánchez, no se debe tanto a ingenuidad que le lleve a pensar que al final será capaz de convencerle, sino a un intento de demostrar al electorado de derechas que tiene “prestado” y que viene, precisamente, de las filas populares, que él no da la espalda ni maltrata a los conservadores, aunque no haya pactado con ellos. 

Además, sólo esa insistencia en que es un pacto pensado desde el centro (mientras Sánchez recalca que es prácticamente de izquierdas) para no dejar en el desierto a la derecha puede ayudarle a limar las asperezas con sus seguidores más conservadores, a los que les cuesta digerir que haya puesto su rúbrica en un pacto con el PSOE y, es más, vaya a votar 'sí' en la investidura de Sánchez.

Sin embargo, el equipo de Rivera cree que ese es un mal menor; que el pacto finalmente logrado tiene una “huella naranja” importante que les pone en el foco político después de haber logrado 40 escaños (mucho para un debutante, poco para un partido que llegó a soñar con ser segundo en las generales) y que, en estos tiempos, resulta imposible hacer una alianza con un PP “manchado” de corrupción por los cuatro costados y con un líder que siquiera en el momento en que debía estar luchando por la reelección es capaz de mostrarse activo y de limpiar con firmeza su propia casa.

Rivera, hoy, ha recordado el peso que los populares tienen en las dos cámaras legislativas españolas. "Sin ellos no es posible la reforma constitucional". Y a la hora de centrar esfuerzos en conseguir que o bien el propio PP o bien Podemos permitan con su abstención la investidura de Pedro Sánchez, Rivera lo tiene claro. No solo por su número de escaños, sino porque, por ejemplo "el PP está en el pacto contra el terrorismo y el yihadismo y Podemos, no". "Es normal", ha seguido, "que en los grandes pactos de Estado el partido de dereachas, el de centro (se entiende que Ciudadanos) y el de izquierda (el PSOE) lleguen a acuerdos.