LA LACRA DE LA CORRUPCIÓN

Rita Barberá desafía a Rajoy al negarse a entregar su escaño

Rita Barberá desafía a Rajoy al negarse a entregar su escaño

Rita Barberá desafía a Rajoy al negarse a entregar su escaño / periodico

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Después de horas de tensa espera en las filas populares, Rita Barberá anunció a media tarde del miércoles que se da de baja en el PP, pero que continuará como senadora, lo que le permitirá seguir como aforada. La decisión deja un regusto amargo en el partido conservador, que desde que el Tribunal Supremo colocó el martes a un paso de la imputación a la exalcadesa de València, intentó que esta renunciara a su acta para evitar el desgaste que supone para Mariano Rajoy que su amiga, peso pesado en el partido durante años y una de sus principales valedoras cuando su liderazgo estuvo en el 2008 en cuestión, siga en la Cámara alta, aunque sea fuera del grupo popular.

Sin embargo, en un duro comunicado, Barberá expresó su voluntad de “NO DIMITIR” -las mayúsculas son suyas- bajo el pretexto de que lo contrario “podría entenderse como una asunción de culpabilidad”. El PP no puede forzarla a más, puesto que el acta pertenece al parlamentario y no al partido. Asimismo, la exalcaldesa evidenció que rompe con la formación en la que ha militado desde 1976 y a la que ha dado más de 20 años de mayorías en València, porque así se lo ha pedido la dirección. Hace gala además de que acepta la “dolorosa” decisión para evitar que “nadie se ampare” en ella para responsabilizarla de “cualquier prejuicio” para “esconder sus resultados electorales”, en un claro ataque al candidato del PP a lendakari, Alfonso Alonso, quien este miércoles a primera hora instó a la senadora a dar un paso atrás, bajo la amenaza de una expulsión en 24 horas.

PRESIONES EN VANO

No fue el único que pidió a Barberá que pensara en el “bien del PP”. La número dos, María Dolores de Cospedal, mandó mensajes sibilinos, mientras la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, apostó sin ambages por que dejara el escaño. Pero la senadora considera que es inocente y que “no hay ningún testimonio directo” -como expresó en el comunicado- que la “incrimine” y demuestre que blanqueó, junto con sus ediles y asesores, dinero negro, y por ello se mostró dispuesta a declarar inmediatamente ante el Supremo para esclarecer “la inexistencia de ilícito alguno”. Asimismo, alega que aún no está imputada y los estatutos del PP solo le obligan a renunciar ante la apertura de juicio oral.

Estos fueron básicamente los argumentos que Barberá trasladó a la cúpula del PP. Según fuentes conservadoras, Rajoy no ha hablado directamente con ella y ha dejado la negociación en manos de Cospedal y el vicesecretario Fernando Martínez-Maillo. Sus instrucciones, aun así, fueron claras: que renunciara voluntariamente para evitarle el trago de apartarla a regañadientes. Pero la jugada no le ha salido perfecta, porque solo rompe su carnet de militante. Esto supone un “cierre en falso”, lamentaba a última hora un barón autonómico. Desde la cúpula, no obstante, manifestaron que la dirigente se negaba incluso a dejar el PP, y que su renuncia llegó solo después de amenazarla con convocar esta tarde al comité de garantías del partido para expulsarla. Alegaban que, con su pase al grupo mixto, ya nadie podrá culparles de lo que haga. Rajoy evitó hacer declaraciones, tanto en sus actos de campaña en Galicia, como después en la presentación del libro del ministro Luis de Guindos.

LA COYUNTURA

Los populares llevaban esperando la decisión del <strong>Supremo</strong> desde hace meses, pero la apertura de la causa penal ha llegado en el peor momento, en plena campaña de las elecciones vascas y gallegas, cuando está en juego la gobernabilidad y tras el escándalo que supuso la promoción de José Manuel Soria para el Banco Mundial.

Cierto es que Rajoy podría haber forzado la renuncia de Barberá a principios de año, cuando el juez del ‘caso Taula’ comenzó sus investigaciones e imputó a sus antiguos colaboradores, un total de 47 personas. Pero el líder decidió aguantar el chaparrón, defender la presunción de inocencia y colocar a su amiga en la<strong> Diputación Permanente</strong>, lo que abrió las primeras grietas en el PP. Después la rendija se hizo brecha, hasta el punto de que, en el partido, el martes ya era un clamor que Rajoy debía mover ficha.

Muchos pensaban que la salida llegaría ese mismo día, pero al final se fue retrasando en medio de un gran nerviosismo, puesto que, salvo los negociadores, el resto de dirigentes (incluidos la mayoría de los vicesecretarios) desconocían los pormenores y cómo acabaría el tira y afloja con la senadora.

LAS REACCIONES DE LA OPOSICIÓN

Para alivio del PP, la salida a medias ha dejado satisfecho a Ciudadanos, que sigue pensando que, pese a este episodio y el ‘caso Soria’, “un Gobierno en minoría de Rajoy es mejor que unas elecciones”. El partido naranja se arrogó el paso atrás de la exalcaldesa al subrayar que se debe al pacto anticorrupción que Albert Rivera exigió a Rajoy para poder sentarse a negociar la investidura. El número dos de Ciudadanos, José Manuel Villegas, recordó que el acta “no pertenece a los partidos” y no exigió al líder del PP que insista públicamente en que Barberá se vaya del todo, informa Pilar Santos.

Sí que lo hizo el PSOE, porque de lo contrario, apuntaron los socialistas, Rajoy “parecerá que no es libre para hacerlo”. Horas antes de conocerse la renuncia, el secretario general del partido, Pedro Sánchez, situó al jefe del Ejecutivo en la cima del “engranaje de la financiación irregular” de su partido, del que dijo que son “piezas” BarberáJaume MatasFrancisco Granados o Luis Bárcenas.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, censuró por su parte el "constante insulto" y la "indecencia" de la exalcaldesa por no dejar el escaño. Y desde València, el presidente de las Corts, Enric Morera, anunció que pedirá una reunión urgente con el Senado para evitar la continuidad de “la tránsfuga”, en referencia a Barberá, que es senadora por designación autonómica. Pero la jurisprudencia impide quitarle el acta.