Desaire real al 'procés'

El president Puigdemont, cuando era alcalde de Girona, en un acto en la ciudad catalana junto con el exministro Gallardón y el entonces príncipe Felipe.

El president Puigdemont, cuando era alcalde de Girona, en un acto en la ciudad catalana junto con el exministro Gallardón y el entonces príncipe Felipe. / periodico

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Tenía que ser una de las imágenes de la legislatura. Pero no lo será. El Rey ha evitado la foto junto a Carme Forcadell y de ahí que haya pedido a la presidenta de la Cámara catalana que le comunique la investidura del nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, por escrito. Hace tres años la investidura de Artur Mas también tuvo que hacerse a través de una misiva. En aquella ocasión la Casa del Rey denegó la audiencia a Núria de Gispert alegando motivos de salud del entonces regente, Juan Carlos.

No habrá foto en La Zarzuela, pero el calendario sigue el curso previsto y este martes, a las 19 horas, Puigdemont tomará posesión del cargo. Un cargo, el máximo rango institucional que puede ostentarse en Catalunya, que dice asumir con vocación de temporalidad. “He aceptado asumir la presidencia porque estamos en unas circunstancias excepcionales y porque me siento leal al presidente Mas y al proyecto de país”, declaró tras el pleno en el que se oficializó su renuncia como alcalde de Girona.

De entrada debería ser 'president' durante 18 meses, que es el plazo que las fuerzas soberanistas se han fijado para tener

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diseñadas las llamadas estructuras de Estado. Pero a estas alturas hablar de 'tempos' es, como mínimo, temerario. Por ley durante un año no se pueden convocar unas nuevas elecciones, aunque eso no significa que a partir de ahora la política catalana vaya a serenarse. Al contrario, nada hace pensar que vaya a ser así y sirva de pista que la vicepresidenta en funciones, Neus Munté, una de las personas que saldrá reforzada en el nuevo Govern, señala que ahora toca recuperar el tiempo perdido tras la declaración del 9-N, pese a que el texto está suspendido por el Tribunal Constitucional. Forcadell aseguró, en declaraciones a TV-3, que el Parlament cumplirá siempre la legalidad: "Cumpliremos la legalidad española hasta que tengamos la legalidad catalana". El choque de trenes, expresión manida aunque no por ello menos ilustrativa, se consumará cuando se solapen ambas legalidades. 

LOS INTERROGANTES

'Habemus president', pero existen los mismos interrogantes o incluso alguno nuevo. Primero: ¿Es compatible acelerar el proceso hacia la independencia con intentar encauzar una negociación con el futuro Gobierno central? No lo parece. De entrada, está por ver si Mariano Rajoy conseguirá retener la presidencia o si, por lo contrario, Pedro Sánchez, logrará alcanzar un acuerdo con Podemos y Ciudadanos, tal y como ha reiterado en las últimas horas. "El cambio es más urgente que nunca", subrayó el líder socialista dando así portazo, otro, a la gran coalición que anhela Rajoy. Convergència estaría dispuesto a apoyar al aspirante del PSOE. "Todo menos hacer presidente a Rajoy", afirma un dirigente de CDC, quien recuerda que esta fue una de las conclusiones que quedaron claras en el consejo nacional celebrado el sábado. Pero una cosa es votar a Sánchez para evitar que siga Rajoy y otra muy distinta es que a cambio este se avenga a hablar de la independencia. La alternativa, pues, sigue siendo regresar a la casilla del referéndum, pero de las palabras de Munté y del discurso de investidura de Puigdemont se desprende que más que frenar el propósito es el de intentar acelerar.   

LAS HERIDAS ABIERTAS

Difícilmente Esquerra aceptaría recuperar la idea del referéndum y mucho menos lo haría la CUP, que sigue resteñándose las heridas que la negociación con Junts pel Sí ha dejado todavía abiertas. Anna Gabriel desveló en declaraciones a RAC-1 que durante las conversaciones para intentar alcanzar un pacto, uno de los negociadores les llegó a plantear un símil que se descalifica por sí solo: "<strong style="line-height: 1.6em;">Alguien de JxSí dijo que la cabeza de un israelí [Artur Mas] vale por 10 palestinos [los diputados de la CUP]</strong>". 

Una de las dudas que ya ha quedado despejada es la de los nombres de ERC en el Govern. En una reunión en la que participaron Ma, Puigdemont y Oriol Junqueras, se acordó que, además del supervicepresidente Junqueras, le acompañarán Raül Romeva, como titular d' Exteriors, Transparència i Relacions Institucionals, Dolors Bassa como 'consellera' de Benestar, Treball i Famílies, Toni Comín, en Salut y Carles Mundó, en Justícia. 

Otro interrogante despejado es el del futuro del que fue cabeza de lista de los 'cupaires', Antonio Baños. Dijo que renunciaría porque no había conseguido que su partido apoyase la investidura de Mas. Después, una vez el líder de CDC tiró la toalla, especuló con la posibilidad de quedarse, si su partido se lo pedía. Pero el partido no se lo ha pedido y <strong>Baños</strong> está dispuesto a formalizar su dimisión. Otra víctima del procés. ¿La última? 'Chi lo sa'. Quien ya ha hecho las cajas, literalmente, es Mas, quien colgó en su cuenta oficial de Instagram una foto en el que se le veía sentado en el que ha sido su despacho en los últimos cinco años mientras recogía documentación. Otra imagen para la historia.