EL ÓRDAGO INDEPENDENTISTA

Casi como siempre

Las cumbres del Palau de la Generalitat siguieron el guion fijado por Artur Mas en el 2015, cuando se decidió la lista única

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Xabi Barrena / Fidel Masreal

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El guion ya se había visto. Es incluso conocido, previsible, como uno de esos partidos del Real Madrid un domingo por la noche en que al dodecampeón de Europa un equipo de, con perdón, segundo nivel le endosa un gol en la primera parte. Y el guion se desarrolla así. Se reúnen en el Palau de la Generalitat los máximos representantes del PDECat -en julio del 2015 de CDC-, con ERC, con las entidades soberanistas y con 'tuttiquanti' actor del 'procés'. Los (pos)convergentes defienden una tesis minoritaria. En el caso que nos ocupa, las elecciones. Da igual. En el minuto 93, el PDEcat marca el gol de la victoria.

Y así ocurrió en el 2015 y así pasó ayer. En el Palau se citaron el miércoles los miembros del Govern, los representantes de los partidos que les apoyan y las entidades soberanistas. Nadie invitó a la CUP. De los presentes, 'solo' Carles Puigdemont; los coordinadores del PDECAT, Marta Pascal y David Bonvehí; los 'consellers' Meritxell Borràs y Santi Vila, y, cómo no, el 'expresident' Artur Mas, el actor principal de la 'película' del 2015, invocaron la convocatoria de las elecciones. Ni los 'consellers' de ERC, eso sí, con varios matices de convencimiento, ni los representantes de las entidades las querían. Puigdemont tampoco.

Salida de madrugada

La duración de la reunión, que acabó a las dos de la madrugada de este jueves, puso en alerta a más de uno. Los portavoces ajenos al PDECat pasaron de un "solo los posconvergentes defienden las elecciones" a un exiguo "los comicios están sobre la mesa". Los que vieron en primera fila lo sucedido en la cumbre del 2015, con la lista única para el 27-S, empezaron a vislumbrar el final. En el transcurso del cónclave se debatió, incluso, la posibilidad de que Oriol Junqueras relevara a Puigdemont, algo a lo que el republicano se mostró dispuesto, pero la opción se desestimó por compleja y porque el PDECat se negó.

Y en estas, ya en la mañana del jueves, Sergio Ramos marcó. La presión sobre Puigdemont obró el milagro. Las caras de los de ERC y de los de las entidades era un poema. Los altavoces de los posconvergentes empezaron a  difundir que lo de las elecciones era un acuerdo, "transversal", en el que habían participado los republicanos "aunque ahora se hagan los ofendidos". ERC negaba, indignada. “No compartimos, pero acatamos. La potestad de convocar es exclusivamente suya", afirmaron.

Puigdemont, tras llamar a la CUP, por indicación de Marta Rovira, se reunió con el grupo parlamentario de Junts pel Sí. Y ahí tuvo que escuchar una retahíla de duros reproches de muchos, entre ellos, de cinco de los diputados afiliados o independientes alineados con el PDEcat.

Un último gesto

Tras el cónclave, fue el turno de las ejecutivas. Fueron largas en espera de la comparecencia del 'president'. Eso dio tiempo a que ERC se cociera en su propia incredulidad, a diferencia del 2015. El acatamiento inicial se tornó indignación.  Y decidieron un último gesto: si había urnas, ellos rompían el Govern. Más allá del chiste de irse de un Govern que se finiquita, la intención era poner tierra de por medio con los posconvergentes.

Después, Oriol Junqueras y Rovira volvieron a Palau. Ahí, Puigdemont les dijo que no había conseguido garantía alguna del Gobierno. No hay elecciones. El gol de Sergio Ramos se tornó en pírrico. De momento.