EL PULSO SOBERANISTA

Rajoy descarta dar «concesión» alguna a la hoja de ruta de Mas

RAFA JULVE / BARCELONA

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Artur Masen la hoja de ruta hacia la independencia que presentó el marteshoja de ruta  independencia , plantea un periodo de 18 meses entre unas elecciones plebiscitarias y el referéndum definitivo para ratificar la secesión. Durante ese 'impasse', el 'president' considera que se deberían abrir unas negociaciones entre la Generalitat y el Estado español para acordar la separación. Serán «18 meses de viaje a ninguna parte, que se suman a los casi 50 que les han precedido», le replicó este sábado Mariano Rajoy en una visita relámpago a Barcelona (apenas dos horas) para clausurar una convención del PP sobre gestión municipal.

El presidente del Gobierno central, en un tono más directo y con más gesticulación que en anteriores ocasiones, le dejó claro al líder de CiU que mientras él resida en La Moncloa, como mínimo hasta finales del 2015, no habrá «concesión» alguna al margen de la Constitución ni posibilidad de terceras vías. «Nunca he negociado ni negociaré sobre la igualdad de los españoles», dijo. «No voy a permitir que se ponga en tela de juicio la unidad de España», continuó. Era un mensaje tanto para los soberanistas como para los miembros de su partido que le han acusado de actuar con tibieza ante el 9-N. De esa consulta alternativa, por cierto, dijo que no había sido más que una «farsa» que resultó ser un «fracaso en toda regla» porque se demostró que «los catalanes son muchos y los independentistas, muchos menos».

SIN DISCURSO DEL MIEDO

Arropado por cinco ministros, la plana mayor del PP y del PPC, otros cargos populares como Esperanza AguirreIgnacio González Alberto Fabra, así como por un millar de simpatizantes, Rajoy minimizó los discursos del miedo de otras comparecencias. Apuntó aquella teoría de la Catalunya independiente empobrecida y aislada, pero solo sucintamente. Su principal estrategia fue la de reiterar que su Gobierno es el garante de que la economía catalana se mantenga a flote mientras Mas ha renunciado a ocuparse «de los problemas reales». «Nunca un gobernante había generado tanta confusión y tanta inestabilidad», le dedicó al mandatario nacionalista. En la otra cara de la moneda, ensalzó y enumeró los viajes a Catalunya que han hecho sus ministros y erigió a su Ejecutivo en el salvador de la Generalitat a base de los Fondos de Liquidez Autonómica (FLA), las ayudas del Tesoro Público para socorrer a los «fondos patrióticos», los apoyos con el plan de pago a proveedores... «No quiero que el desgobierno que se vive aquí afecte a los ciudadanos [...] No voy a dejar tirado a ningún español», proclamó.

Más allá de ese compromiso, el jefe del Ejecutivo no puso sobre la mesa ninguna nueva oferta para Catalunya (que no para los soberanistas) como había solicitado un día antes el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol,Xavier García Albiol dando voz a una parte de la militancia del PPC. Tampoco se puso a analizar las 23 reclamaciones en infraestructuras y otras cuestiones que le planteó el líder de CiU en su última reunión 23 reclamaciones , a finales de julio. Pero, con todo, se ganó el aplauso de un auditorio falto de autoestima en las últimas semanas y que vio a su líder más activado que en otras comparecencias. El presidente de la PIMEC, Josep González; el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Miquel Valls, el de la Cámara de Comercio de EEUU en España, Jaime Malet, y diversos empresarios escuchaban atentamente.

«DELIRIOS» Y LISTA UNITARIA

El viernes, también en Barcelona, el expresidente José María Aznar pidió una «acción muy clara» contra el secesionismoJosé María Aznar . «Los delirios se calman con tranquilidad y no con más alborotos», pareció responderle el sábado Rajoy. A él y al ala más dura de los populares, algunos de los cuales ya exigen al Ejecutivo que evite por tierra, mar y aire que el Govern de CiU convierta unas autonómicas en un referéndum.

Más receptivo se mostró el jefe del Ejecutivo con Alicia Sánchez-Camacho. La líder del PPC, en el discurso previo, solicitó que se fortalezca la presencia del Estado en Catalunya para contrarrestar las «mentiras» de los soberanistas y arremetió contra la «lista de país de Mas» porque divide «en catalanes de primera y catalanes de segunda». «Catalunya no puede ser un país de listas únicas. Un poco de respeto a Catalunya», le secundó Rajoy, quien aprovechó para animar a unos populares catalanes desubicados desde el 9-N.

OTRO PORTAZO A LA TERCERA VÍA

El presidente, que se jactó de conocer muy bien Catalunya y de haberla visitado 16 veces desde que está en el cargo, descartó la reforma constitucional que plantea el PSOE. Fue otro portazo a la tercera vía al que se aferró alegando que no se puede fiar de los socialistas porque cambian de criterio «en dos años». Puso de ejemplo que Pedro Sánchez reniegue ahora del pacto sobre el tope del déficit.