Aguas turbulentas bajo el puente entre ERC y el 'colauismo'

Los candidatos de En Comú Podem, Xavier Domènech, y ERC, Gabriel Rufián, durante el cara a cara que mantuvieron en el foro Primera Plana de EL PERIÓDICO.

Los candidatos de En Comú Podem, Xavier Domènech, y ERC, Gabriel Rufián, durante el cara a cara que mantuvieron en el foro Primera Plana de EL PERIÓDICO. / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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La frontera política entre ERC y el llamado 'colauismo' --el espacio político que tiene como base el que nutría, hasta hace dos años, a ICV y que ha resurgido de la mano del carisma de la alcaldesa de Barcelona--, es sin duda la más activa de la política catalana. Cierto es que en los últimos meses ha pasado de ser una frontera de libre circulación y ambiente amigable, tipo Benelux, a una tipo India-Pakistán, allá en Atari, en el Punjab, donde cada tarde los soldados de cada país escenifican un portazo (literal).

La relación del independentismo, sobre todo de izquierdas, y aquí cabe incluir también a la CUP, con el 'colauismo' está marcada profundamente por ese 48% de voto secesionista del 27-S y por el recuerdo de que en las encuestas, los catalanes favorables al derecho a decidir suman entre el 70% y el 80%. El independentismo precisa de un agente que les permita llegar a amplias capas de la sociedad catalana que viven de espaldas al 'procés', básicamente en el área metropolitana.

Los independentistas (de izquierdas, CDC ha permanecido al margen) se llegaron a plantear si valdría la pena bajar un escalón, pasar de la secesión de facto a un referéndum y poner así una pista de aterrizaje al 'colauismo'. Así, se celebraron, antes del 26-J reuniones entre la izquierda independentista, de ERC y la CUP, y los 'comuns' para tratar de buscar una vía de consenso. Fuentes del 'colauismo' reconocen los contactos pero señalan que asistieron en calidad de meros observadores.

EL CONCEPTO 'RUI'

Del otro bando señalan la importancia del proceso constituyente a nivel ciudadano que se quiere lanzar y lamentan que la idea de un referéndum, sí, pero unilateral (quizá el punto medio buscado) hubiera salido de las propias filas secesionistas. "Si se concibe como una idea del soberanismo es más difícil que los comunes la suscriban. La intención era que el concepto 'RUI' fuera lanzado por el 'colauismo'". Entre otras cosas porque, como explicaba recientemente en un artículo Gerardo Pisarello, su partido no reniega de la unilateralidad, solo exige garantías suficientes de que un posible referéndum contaría con reconocimiento internacional y apele al conjunto de la población. ¿Y Podemos? Desconocían estos contactos y parece difícil.

Así pues, en primavera había la sensación de que se estaba cociendo algo, de alcance por determinar porque Podemos, en Madrid, y Podem, en Barcelona, eran ajenos a ello. Pero todo ello se ha ido al traste. La conciliación del mensaje de los 'comuns' con el de Podemos, para las elecciones del 26-J, dio armas a ERC para hacer una campaña de acoso a lo que ellos entendieron que eran las contradicciones podemistas. Así, cuando en el debate televisivo Pablo Iglesias se negó a fijar como línea roja línea roja la celebración de un referéndum de autodeterminación los republicanos se lanzaron en picado contra Xavier Domènech.

El malestar de los 'comuns' fue evidente en la noche electoral. No esperaban verse atacados por ERC. Y ERC, que siempre atacó el fondo pero con unas formas muy suaves, se hacía cruces de cómo el 'colauismo' no solo hacía bandera de una imposible consulta pactada con el Estado, sino que además estaba dispuesto a olvidarse de ella en una negociación para formar Gobierno.

LA BATALLA MUNICIPAL

El episodio del Born, de la estatua ecuestre de Franco, es una muestra de cómo ambos frentes están a la que salta esperando una mínima chispa para atizarse. Se queja ERC del pacto de Colau con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona, con el partido que era "la mafia", según sus propias palabras. Un pacto más instrumental que político previsto por los comunes antes ya de llegar a la alcaldía. De hecho, un factótum del 'colauismo' no tuvo problema reparos en espetarle a un destacado dirigente del PSC, en febrero del 2015: "Vamos a ganar las elecciones y pactaremos con vosotros, porque sabéis cómo funciona la casa".

Y los 'comuns' dicen que pactar con un jibarizado PSC no es nada comparado con ceder el control del Govern y de Junts pel Sí a CDC/PDC como hace ERC.

Las relaciones entre ambos espacios también se ven afectados por el hecho de que el 'colauismo' no está presente en el Parlament. Catalunya Sí que es Pot se organizó de espaldas a la alcaldesa, que fue invitada a tomar parte cuando el festín ya estaba montado. Esta rechazó. Y el perfil de los diputados de Sí que es Pot resultante es bastante impermeable a la entente con el secesionismo. En palabras de un miembro de Junts pel Sí: "Con Joan Coscubiela al mando no llegaremos a ningún acuerdo". Con el de ICV existe una cuestión casi de piel.

Para que haya pactos parlamentarios con el 'colauismo', pues, es preciso que haya unas nuevas elecciones y que, esta vez, los comunes lideren ese espacio. Precisamente eso, unas elecciones constituyentes en que se acote la fuerza de cada partido, también la del PDC, es lo que reclama esta fuerza.

Con todo, hay una gran diferencia existe entre ERC y los 'comuns'. Los primeros quieren sumar a los segundos, o a parte de ellos (Pisarello dio por bueno que hay un 30% de secesionistas en sus filas) , para conseguir una mayoría cómoda. El 'colauismo' quiere aislar al PDC. Los republicanos creen que prescindir de CDC es contraproducente para el 'procés', por cuanto se perderían sectores centrales de la sociedad. El 'colauismo' apuesta por una nueva mayoría de izquierdas.