EL DEBATE SOBERANISTA

Mas cree que el TC reafirma el carácter plebiscitario del 27-S

XABIER BARRENA / BARCELONA

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"Hoy [por ayer] el 'president' viene a terreno 'enemigo'", dice entre sonrisas un asistente al acto de Artur Mas en el Cercle d'Economia mientras oteaba desde el quicio de la puerta una silla libre donde atender la charla. Y a modo de despedida añadió: "Pero solo se lo dirán después del acto". El motivo, con un presidente de la Generalitat de CiU, no puede ser otro que el pulso soberanista que lidera Mas. Quiso la mano de la fortuna, o la del hombre, que la visita del 'president' coincidiera con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el 9-N y la ley de consultas. Descontado que el fallo es un revés para el Govern, siempre cabe buscarle el lado positivo. Y Mas lo hizo. Por un lado legitimó, a ojos del jefe del Ejecutivo catalán, que el 27-S tenga carácter plebiscitario: "El TC no nos deja otro camino que no sea el 27-S para saber qué piensan los catalanes". Y tomando en cuenta que Catalunya no puede celebrar un referéndum vinculante, ni una consulta ni, desde ayer, un simple proceso participativo, no parece un argumento descabellado.

El otro aspecto positivo de la sentencia es que dejó en un segundo plano lo sucedido el lunes en la comisión parlamentaria sobre el fraude fiscal, léase 'comisión Pujol'. A ella aludió someramente Mas, con una sonrisa, cuando, al hilo del esfuerzo en materia de transparencia que dijo seguir su Ejecutivo (incluso con una "exigente ley") se mostró contrario a los "'reality show'" en estas lides. No hacía falta decir nada más.

El nuevo fallo del TC puso en bandeja a Mas el discurso de la conferencia. El Cercle d'Economia, vía su presidente, Antón Costas, recordó que su institución participa activamente del principio del diálogo y del consenso entre los gobiernos a fin de hallar una solución al órdago que satisfaga a "la mayoría de los catalanes". "Es un diálogo de sordos. O mejor dicho, de sordo", repuso Mas en referencia a Mariano Rajoy. El Estado es un monolítico "bloque de hormigón", visualizó el también líder de CiU quien añadió que el Gobierno no quiere hallar ninguna vía intermedia, sino, simplemente, que los catalanes "se olviden de sus reivindicaciones". Y remachó: "la relación con España es trabaja, paga, no molestes y calla".

ESCÉPTICO

¿Puede cambiar algo si hubiera un cambio en la Moncloa? "Soy escéptico, pero no intransigente", palabras a las que se agarró Costas como conclusión de la charla. Antes, sin embargo, Mas había señalado que no es posible "dirigir la política catalana sin haber resuelto qué relación quieren los catalanes tener con España". Y eso se resuelve votando, tras "seis intentos de proyecto en común", entre estatutos y propuestas varias.

Mas no fue el único que empujó hacia el carácter plebiscitario del 27-S tras el fallo del TC, antesala, quizá, de un nuevo arreón de la federación (posiblemente tras las municipales de mayo) por conseguir su ansiada lista única.

La presidenta del Parlament, Núria de Gispert, interpretó la decisión como un "portazo" al derecho a decidir de los catalanes sobre su futuro político y aseveró que refuerza el carácter "plebiscitario" de las elecciones del 27 de septiembre, cuando --afirmó-- los catalanes deberán decidir si quieren un modelo de Estado diferente.