Las muletas de Atlas

Ausente Pujol, Rakosnik y Vilajoana fueron los principales apoyos de Mas en la tribuna

RAFA JULVE / BARCELONA

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Un segundo duró el saludo del president Artur Mas a las personalidades presentes ayer en la tribuna del Parlament«President [Joan] Rigol...». Y punto. Porque quien fuera presidente de la Cámara catalana entre 1999 y el 2003 resultó ser el único ilustre invitado con suficiente peso como para resultar mencionado en el mensaje de bienvenida. El año pasado tampoco contó Mas con la compañía de su mentor, Jordi Pujol, pero la ausencia entonces del hombre que llevó la voz cantante en la Generalitat durante 23 años respondía seguro a motivos muy diferentes a los de ayer, justo el día en que su primogénito se sentaba ante el juez como imputado por delitos fiscales y blanqueo de capitales.

Ni estaba Pujol ni tampoco las presidentas de la Assemblea Nacional de Catalunya, Carme Forcadell, y Òmnium Cultural, Muriel Casals, que sí asistieron al debate de política general del 2013 y que tal vez se reservaran para el pleno que aprobará la ley de consultas, el próximo viernes, en una sesión que se prevé bastante más movida que la de ayer.

Dejando a Rigol al margen, los principales apoyos con que contó el president en la zona de invitados llegaron de parte de su amigo Jordi Vilajoana, secretario general de Presidència y enlace con el Gobierno central, y Helena Rakosnik, primera dama y principal muleta de un Mas que avisó por activa y por pasiva de que su papel de Atlas, aquel personaje mitológico que llevaba el mundo a sus espaldas, está condenado al fracaso absoluto si otros no hacen piña con él. El proceso soberanista que abandera no es precisamente un peso pluma.

Corrupción y elecciones

El comportamiento de los diputados en ese primer pleno del curso distó del alboroto de anteriores ocasiones. Solo se dispararon los murmullos cuando Mas mostró su «compromiso por erradicar la corrupción» y cuando abrió la puerta a un adelanto electoral si la consulta del 9 de noviembre acaba convertida en una chapuza. Los diputados de la última bancada del PPC elevaron el tono y las risas sarcásticas y, aunque ellos no lo vieron, la esposa del president los repasó con mirada láser. La misma que David Fernàndez (CUP) le dedicó a Albert Rivera (Ciutadans) cuando este cuestionaba los incumplimientos del Estado con Catalunya que denunció el presidente en su intervención.

Con el socialista Pere Navarro deslizando alguna mueca de aburrimiento en su puesto de secretario primero de la Mesa y con su (todavía) compañero de grupo parlamentario Joan Ignasi Elena castigado por rebelde en el gallinero socialista junto a Matías Alonso (Ciutadans), las notas de color de la sesión llegaron con cuentagotas. El discurso del president en algunos momentos resultó tan monocorde que su mujer aprovechó incluso para consultar el móvil en hasta tres ocasiones. Mayor atención puso cuando su marido se refirió al referendo de Escocia, nación muy presente ayer en la mente de muchos parlamentarios. En el caso de Jaume Bosch, diputado de ICV-EUiA, también en la solapa de su chaqueta. Pequeña pero de un azul bien visible, llevaba una chapa a favor del Yes a la independencia.