EL PULSO SOBERANISTA

Rajoy y Puigdemont: choque por el 'procés', diálogo por el déficit

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su cita en la Moncloa.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su cita en la Moncloa. / periodico

FIDEL MASREAL / GEMMA ROBLES / MADRID

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Mantuvieron una reunión de casi dos horas y media el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el president Carles Puigdemont. Ambos coincidieron en que el tono utilizado en La Moncloa fue cordial, profesional, normal, institucional. Sólo el hecho de que los calificativos usados por uno y otro para definir el encuentro sean parte relevante de sus explicaciones da cuenta del momento en el que están las relaciones entre el Estado y la Generalitat. Hubo intercambio de presentes también: Rajoy regaló a Puigdemont un facsímil de El Quijote, la segunda parte, donde el hidalgo de La Mancha conoce Barcelona. El jefe del Govern, por su lado, ‘obsequió’ al jefe del Ejecutivo en funciones con una copia del discurso de su reciente investidura –para recordarle la hoja de ruta hacia una Catalunya Independiente- y un documento con 46 propuestas (además del soberanismo, competencias, financiación, renegociación de déficit o “judicialización” de la política) que afectan a los catalanes y que, según la Generalitat, debieran contar con la “comprensión” de la Administración central.

Precisamente ese documento, o casi la totalidad del mismo puesto que se estableció de entrada una importante excepción, protagoniza la única novedad de esta cita: que las demandas que en él quedan recogidas serán estudiadas y debatidas próximamente por los vicepresidentes Soraya Sáenz de Santamaría (detalle relevante, en funciones y con elecciones en junio a la vista) y Oriol Junqueras. Se hablará de todo salvo lo que concierne al proceso o a la demanda de un referéndum, porque ahí sigue habiendo una “profunda discrepancia” y dos avisos sobre la mesa. El de Rajoy (candidato popular si nadie impide un 26-J y favorito en las encuestas, otro detalle que tiene su áquel), que sostiene que no permitirá ninguna consulta y que hará “cumplir la ley", informa Juan Ruiz Sierra. Y el de Puigdemont, que dejó claro lo lejos que está de la renuncia al independentismo.

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“Venía con un razonable escepticismo, constructivo, voluntad de dejarme sorprender, no he quedado sorprendido pero ha habido la posibilidad de que el presidente Rajoy escuchara a un 'president' independentista que se propone llegar hasta el final en el mandato democrático del 27-S”, subrayó ante la prensa. Cierto es que Puigdemont también apuntó que sigue abierto a una posible negociación con el Estado en busca de una consulta pactada, pero se antoja ésta una declaración voluntarista de quien acaba de escuchar a su interlocutor que no daría un paso atrás; ni siquiera se plantearía un referendo que considera  ilegal ni dejaría de llamar a las puertas del Constitucional cada vez que se diera un paso en este terreno. “No puedo ser optimista sobre lo que haga la política española en el conflicto con Catalunya, pero nosotros no nos levantaremos nunca de la mesa negociadora aunque estemos solos, que es lo que pasa hoy, si alguien tiene interés en sentarse siempre tendrá un plato en la mesa. Siempre. […]Ha de quedar claro que estamos en el tiempo de las decisiones, no del tanteo", agregó el president.

EL PRECEDENTE SANTAMARÍA-ORTEGA

Por tanto, la vía que se ha dejado abierta sin demasiado entusiasmo por ninguna de las partes en cuanto al resultado a obtener, todo hay que decirlo, es la mesa Santamaría-Junqueras. De entrada, es deseable que sea más fructífera que la que también ocupó la número dos de Rajoy y la vicepresidenta de Artur Mas, Joana Ortega, quienes en agosto de 2014 se emplazaron a negociar un documento de 23 medidas con el que el entonces president llegó a La Moncloa. Y que terminó durmiendo en un cajón el sueño de los justos por el agravamiento de la crisis independentista. Esta vez, según La Moncloa, hay posibilidades a medio plazo de alcanzar acuerdos en materia como los refugiados o la financiación autonómica, sin descartar acercamiento en materia de déficit.

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Pero ajustándose a la realidad, son tres asuntos que se abordarán con todas las comunidades, no sólo con Catalunya, puesto que incluso sobre las posibles desviaciones en las cuentas públicas el ministerio de Hacienda ya ha anunciado ronda de nueva de conversaciones con todos los gobiernos autonómicos en los próximos días. De hecho, cuando se le reclamó a Puigdemont valoración sobre el anuncio oficial –que coincidió con su cita con Rajoy- de que se daba un respiro de cuatro décimas a las comunidades en el reparto del déficit, pasando al 0,7 por ciento, el jefe del Govern aseveró que le parecía insuficiente para Catalunya.

Queda en el balance positivo la promesa de más diálogo. ¿Se esfumará si se da algún paso hacia el secesionismo?.Rajoy respondió a eso que prefería no imaginarlo. “Yo espero que eso no se produzca y que en España se cumpla la ley y que no lleguemos a una situación que nos obligue a tomar medidas”, añadió Rajoy, que salió a la palestra a explicar personalmente la reunión, un gesto que no suele tener con los presidentes autonómicos.