El conflicto vasco

Rajoy ofrecerá en la investidura un pacto para gestionar el fin de ETA

Mariano Rajoy y el líder del PNV, Iñigo Urkullu, en la reunión que en julio del 2010 sirvió para desbloquear las relaciones entre ambos partidos.

Mariano Rajoy y el líder del PNV, Iñigo Urkullu, en la reunión que en julio del 2010 sirvió para desbloquear las relaciones entre ambos partidos.

GEMMA ROBLES / JUAN RUIZ SIERRA
MADRID

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Todos los partidos políticos y una buena parte de la ciudadanía estarán hoy pendientes de la conferencia internacional que se celebra en el palacio de Aiete de San Sebastián para avanzar hacia el posible y deseado final de ETA. Se espera además que en los próximos días la banda dé una respuesta a las demandas que desde la conferencia le hagan los expertos y que, más temprano que tarde, llegue el ansiado final definitivo de la violencia.

La cercanía de las elecciones generales, previstas para el 20 de noviembre, hace pensar que cualquier novedad que se produzca en los próximos días beneficiará políticamente a las expectativas de la izquierda abertzale, que aspira a tener diputados en el Congreso a través de la marca Amaiur. Hay encuestas que ya apuntan la posibilidad de que tenga votos suficientes para contar con grupo propio, poniendo en peligro la fortaleza del PNV en las Cortes. Pero los grandes partidos están pensando también en el medio y el largo plazo y ya se plantean fórmulas para hacer frente a la era que se abrirá cuando ETA cierre la persiana. Así, desde la dirección del PP vasco se asegura que Mariano Rajoy ya ha garantizado que si gana los comicios, como vaticinan los sondeos, aprovechará su discurso de investidura para ofrecer un pacto de Estado desde el que gestionar el final del terrorismo.

VERIFICACIÓN Y PRESOS / En el PSOE, el equipo del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba apunta que aún no se han planteado ese escenario, aunque recalca que los socialistas ya han demostrado desde el Gobierno que son partidarios del acuerdo en este terreno tan delicado.

Las fuentes populares consultadas agregan que Rajoy prefiere abordar un futuro escenario de paz contando con la colaboración del PSOE y del PNV y que el primer paso a dar si ETA se decide realmente a dejar las armas será consensuar un protocolo de verificación. Los conservadores parten de la idea de que son los cuerpos y fuerzas de seguridad españolas y no un grupo de expertos internacionales los que deben comprobar, llegado el caso, si la banda deja de verdad la violencia o intenta marcarse un farol.

Además, el entorno de Rajoy afirma que «con el tiempo» -los conservadores abogan por marcar un ritmo lento en las decisiones a adoptar en la preparación de las exequias de la violencia terrorista- se podrá hablar de la situación de los presos etarras, pero con matices: nunca «a cambio» de la entrega de las armas o para propiciarla y sí «después de la disolución» de la organización etarra, de forma que nadie pueda interpretar que se ha pagado un precio político por la paz. En paralelo, se exigiría un gesto de calado para con las víctimas de la banda.

En esa línea, que se defiende aún con cierto disimulo desde el PP en Madrid, se pronunció ayer de manera diáfana en el diarioEl Correoel presidente de los populares vascos, Antonio Basagoiti. «En el tema penitenciario, ellos [los etarras] son quienes tienen que garantizar que ETA ha dejado de existir para que las condiciones puedan ser otras. Está en su mano», aseveró. En esa misma entrevista, Basagoiti auguró que si Rajoy vence el 20 de noviembre sabrá manejar la situación con «sensatez, eficacia y mano izquierda» y confirmó que ve a un Ejecutivo popular gestionando el final etarra, «de la mano de PSOE y PNV».

LOS CANDIDATOS, ESQUIVOS/ Tanto Rajoy como Rubalcaba se han mostrado esquivos en los últimos días cuando la prensa les ha pedido una valoración sobre la conferencia de paz de San Sebastián o sobre los rumores que augurabane uno o varios inminentes comunicados de ETA. El aspirante del PSOE se limita a resaltar que son los demócratas y las fuerzas de seguridad los que han logrado llegar a este escenario esperanzador. Otros miembros de su partido hacen hincapié en que la apuesta que hizo el Gobierno socialista en la anterior legislatura por el fallido proceso de paz es «clave» para entender que, ahora, el final de ETA haya dejado de ser una utopía. Y una delegación del PSE estará hoy en la conferencia internacional.

El líder del PP, por su lado, avisa de que solo abordará públicamente el asunto cuando haya anuncio de disolución, al tiempo que hace equilibrios para apoyar la moderación que exige el PP vasco sin molestar demasiado al ala dura de su partido en vísperas de elecciones.

Ambos dirigentes políticos (que mantuvieron una conversación el pasado 12 de octubre de la que no han querido dar detalles a los periodistas) se muestran cautelosos en puertas de las generales. Ninguno apuesta de momento por mojarse hablando ante los micrófonos del posible fin de ETA y aguardan a que la banda se pronuncie. Como todos.