COMPARECENCIA DE FIN DE CURSO EN LA MONCLOA

Rajoy, inmóvil con Catalunya

PILAR SANTOS / MADRID

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el desafío independentista es una de las principales «amenazas» para la recuperación económica de España, dijo ayer Mariano Rajoy, que demostró que no está dispuesto a apostar por otra estrategia que no sea la jurídica. De hecho, el último Consejo de Ministros antes de las vacaciones se despidió aprobando un nuevo recurso de inconstitucionalidad, ahora contra la Agencia Tributaria y su sistema de incorporación de personal, el mismo día, además, que la Audiencia Nacional negó que el Estado tenga una deuda de 759 millones con la Generalitat por la disposición adicional tercera del Estatut.

En una comparecencia de fin de curso que tuvo más de acto electoral que de análisis de los últimos 12 meses, Rajoy atacó al PSOE y Podemos (la segunda amenaza, a su juicio) y volvió a proclamar que «no va a haber independencia de Catalunya». «No va a haber elecciones plebiscitarias porque lo prohíbe la ley. Habrá elecciones al Parlament, que es muy importante, pero no van a ser plebiscitarias, como tampoco hubo un referéndum por mucha propaganda que se quiso hacer», añadió en una rueda de prensa en la Moncloa.

LA LEY EN LA MANO / El jefe del Ejecutivo volvió a blandir la ley y su obligación de hacerla cumplir para evitar que a los ciudadanos de Catalunya se les prive de la triple condición de «catalanes, españoles y europeos». El presidente respondió numerosas preguntas, la mayoría sobre la independencia, y se le dio la oportunidad de que hiciera autocrítica, pero no la aprovechó. Solo en un momento comentó que «no hay obra humana que no sea mejorable» aunque cuándo se le pidió qué cambiaría de su reacción ante el desafío catalán reclamó mirar al futuro. Y ante la pregunta directa sobre si se arrepiente de haber presentado el recurso contra el Estatut, origen para muchos de la actual situación, respondió, tajante: «En ningún caso porque violentaba clarísimamente las normas que nos hemos dado entre todos».

La memoria es siempre selectiva y el candidato del PP lo demostró varias veces. El jefe del Ejecutivo inició su comparecencia con un largo discurso sobre la «innegable» recuperación y recordando la herencia que recibió de José Luis Rodríguez Zapatero (déficit desbocado, una tasa de desempleo del 22%...). Fue la única parte del pasado que quiso revisar. Rajoy se resistió a comentar otro asunto clave que ha caracterizado no solo este último curso sino toda la legislatura: la corrupción.

ESCÁNDALOS / En su introducción no le dedicó ni un minuto de los 28 que duró y lo hizo para decir que este año el Ejecutivo se ha dotado de «un sinfín de medidas legales para luchar contra la corrupción», entre ellas la mejora de la figura del decomiso, puntualizó, para que los condenados por corrupción devuelvan lo robado. Nada más. Ni una palabra del caso Gürtel ni del extesorero Luis Bárcenas ni tampoco de la operación Púnica, solo tres de los numerosos escándalos en los que está implicado su partido. «Trabajo para tener más futuro que pasado. Le agradecería que no me haga usted hablar del pasado: lo pasado, pasado está (...) Yo en lo que estoy es en el futuro y aquí estoy presentando los Presupuestos del 2016», declaró cuando se le planteó si cree que con la recuperación va a conseguir hacerse perdonar los casos de corrupción en el PP. «Hemos hecho cosas bien y otras cosas que no están tan bien. El juez es el pueblo español y a su veredicto nos sometemos todos», añadió.

Rajoy lleva semanas de campaña para lograr que ese veredicto se salde a su favor en las generales de fin de año. Por eso, en un momento en el que todos los cabezas de cartel o se han renovado (Pedro Sánchez, Alberto Garzón y Andrés Herzog) o son nuevos en estas lides (como Pablo Iglesias y Albert Rivera), el presidente repite tantas veces las palabra «futuro», intentando hacer olvidar su pesada carga. En cuatro meses se sabrá si logra hacer olvidar su pasado y los electores le premian que España esté «mejor», como dijo ayer, que cuando él entró en la Moncloa.