Rajoy frena el debate sobre la reforma constitucional

Mariano Rajoy, junto a la ministra de Fomento, Ana Pastor, durante la visita a las obras del AVE a Galicia.

Mariano Rajoy, junto a la ministra de Fomento, Ana Pastor, durante la visita a las obras del AVE a Galicia. / periodico

PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Fue el propio Mariano Rajoy quien, tras reunirse con el Rey este mes, utilizó como baza electoral la posibilidad de reformar la Constitución. Después de haberse negado reiteradamente a abrir el melón con el pretexto de que lo prioritario era sacar a España de la crisis, marcó un horizonte temporal para acometer el cambio, la próxima legislatura, y acotó los aspectos que le gustaría retocar, entre ellos el que afecta a las competencias de las comunidades. Esta estrategia provocó que todos los partidos marcaran posición al respecto y que, por ejemplo, Josep Antoni Duran Lleida plantease el martes la posibilidad de incluir en la Carta Magna una disposición que reconozca la singularidad catalana. Pero Rajoy trató ayer de frenar el debate.

Preguntado en rueda de prensa sobre la propuesta del líder de Unió, el presidente señaló que «especular ahora» sobre los posibles cambios «no tiene sentido» puesto que estamos al final de la legislatura y la tensión preelectoral impediría obtener «el máximo consenso posible», una de las condiciones exigidas por el líder del PP para promover la reforma. El jefe del Ejecutivo reiteró desde Celanova (Ourense), y tras visitar las obras del AVE a Galicia, que retocar la Carta Magna es un asunto «complejo, difícil y delicado», que requiere «saber qué se quiere hacer» y «buscar el momento adecuado».

Ese «momento» no es ahora, aseveró, con el argumento de que «en Catalunya hay quien está planteando, y no desde un partido político, sino desde la propia Generalitat, la liquidación del principio básico de la Constitución, que es la unidad de España y la soberanía nacional».

A PARTIR DEL 2016

Por tanto, aconsejó al resto de las fuerzas políticas, conviene dejar el debate sobre los posibles cambios para la próxima legislatura. Pero, a modo de aperitivo, ya adelantó que el PP permanecerá inamovible no solo en torno a la soberanía y la unidad del país, sino también «sobre la igualdad entre todos los españoles, la libertad y los derechos fundamentales y la solidaridad entre los ciudadanos». «No nos vamos a mover de los principios básicos del constitucionalismo y que responden a nuestra historia. Quien quiera hablar de eso, conmigo no va a hacerlo», sentenció.

Esta afirmación echa por tierra las aspiraciones de los que promueven terceras vías o soluciones legales para dar salida al conflicto catalán, tanto la disposición adicional que reconozca la singularidad catalana como el «pacto fiscal» que propugna el PSC, dado que a priori irían en contra de los principios de igualdad y de solidaridad. Rajoy evitó además pronunciarse sobre las apreciaciones del líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien el martes señaló que el tiempo del presidente «se ha agotado» y será su partido y no el PP el que en el futuro pilote la reforma.

LOS PACTOS POSTELECTORALES

Rajoy agitó, por otro lado, el fantasma de un posible pacto entre el PSOE Podemos tras las generales. Después de que dirigentes de uno y otro partido no hayan cerrado la puerta al acuerdo-aunque oficialmente evitan los pronunciamientos claros-, el líder del PP expresó que no le cabe «la más mínima duda» de que si, solos o con partidos nacionalistas o de «extrema izquierda», obtienen suficientes diputados, forjarán una alianza para desbancar al PP de la Moncloa. Un escenario que inquieta al PP desde que el PSOE no solo pactó con los de Pablo Iglesias para gobernar en ayuntamientos y comunidades, sino que dio sus votos a algunos cabezas de lista de la fuerza morada con tal de desalojar al PP del poder.

Pese a que el Gobierno central siempre ha estado en manos de la lista más votada, los populares centran su estrategia de precampaña en avisar a la población de que las opciones se reducen a votarles a ellos o al resto, que se aliará para echar por tierra sus reformas. «El PSOE ha abandonado la centralidad política» por lo que el debate que se plantea es «si va a gobernar la moderación u otros, si se va a mantener la recuperación económica u otras políticas», alertó Rajoy. «La alternativa al PP es la alianza bolivariana de Podemos, PSOE y el nacionalismo», añadió de forma más contundente el dirigente conservador Pablo Casado.