El Onze de Setembre

Rajoy no cede tras el éxito de la tercera Diada soberanista

PILAR SANTOS / MADRID

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El Gobierno central tuvo toda una noche para digerir las imágenes que llegaron de la multitudinaria Diada en Barcelona y poder replantearse su inmovilismo, pero no lo hizo. La mano derecha de Mariano Rajoy, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, repitió los argumentos esgrimidos estos últimos meses: el Ejecutivo debe cumplir y hacer cumplir la ley y no va a permitir el referendo del 9-N. «El Gobierno no puede cambiar su posición porque no es derivada de una decisión ni de un capricho (...) Este Gobierno y cualquier Gobierno está sujeto a la Constitución y las leyes, en este momento o en el futuro, en España y en Catalunya», afirmó Sáenz de Santamaría, que confió en que Artur Mas no saque las urnas a las calles.

Rajoy parece que está dispuesto a mantener hasta el final lo que le dijo a los periodistas en la copa de Navidad que ofreció en la Moncloa el año pasado, cuando comentó que no sentía ningún «vértigo» ante el desafío de Mas. «A ver a quién le da más vértigo» cuando se vaya acercando el día, soltó.

Sáenz de Santamaría volvió a ser la encargada de ofrecer la posición oficial del Ejecutivo después de la reunión del Consejo de Ministros, donde el Gobierno casi al completo (faltaron Fátima Báñez y Luis de Guindos) pudo analizar las consecuencias de una Diada -la tercera- en la que cientos de miles de catalanes exigieron poder decidir en las urnas el futuro de Catalunya. La número dos del Ejecutivo inició su disertación mostrando «respeto» al derecho de todas las personas que se manifestaron «pacíficamente en varios lugares de Catalunya». Ese derecho, apuntó, lo tienen porque lo ampara la Constitución de 1978, la misma que establece, destacó, «los procedimientos por los que los gobernantes pueden cambiar nuestro sistema constitucional». La vicepresidenta planteó con estas palabras la posibilidad de modificar la Carta Magna como una posible solución política a las ansias independentistas, aunque el PP, como es público, rechazaría esos cambios en el Congreso de los Diputados.

LA TERCERA VÍA, SIN SALIDA/ De hecho, estos últimos meses el Ejecutivo ha rechazado la propuesta del PSOE de reformar la Constitución para resolver las tensiones territoriales -lo que se ha venido a llamar la tercera vía-, porque considera que en la Cámara no hay consenso para abordarla. «Unos reclaman el estado federal asimétrico, otros simétrico, otros piden recuperar competencias de las autonomías, algunos abogan por un estado confederal, otros por un estado libre asociado...», ha recordado más de una vez la vicepresidenta.

Santamaría confirmó que el Ejecutivo recurrirá contra la ley de consultas que el Parlament de Catalunya aprobará el próximo día 19 aunque recordó a Mas las «serias dudas de constitucionalidad» de esa norma (avalada por la mínima por los integrantes del Consell de Garanties Estatutàries).

Según fuentes de la Moncloa, el Ejecutivo debe pedir un informe al Consejo de Estado antes de llevar el recurso ante el Tribunal Constitucional, que es preceptivo aunque no vinculante. Con ese informe sobre la mesa, Rajoy, tras reunir al Consejo de Ministros (de manera ordinaria, los viernes, o extraordinaria), puede presentar la demanda. En ese momento, de manera «automática», como recordó la vicepresidenta, la ley quedará suspendida con carácter «retroactivo». Es decir, no importará que las gestiones lleven unos días porque la suspensión llegará hasta el día de su aprobación.

GUINDOS, TRANQUILIZADOR / El ministro de Economía, que no estuvo en el Consejo de Ministros por encontrarse en un Eurogrupo en Milán, sí se mostró muy sorprendido por el seguimiento de la Diada («fue muy importante», afirmó) y descartó que el auge independentista en Catalunya y en Escocia vaya a tener un impacto negativo en la economía europea. «No hemos visto ninguna reacción especialmente intensa», declaró.

El impacto del éxito de la V catalana fue abordado también por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, en un acto de Nuevas Generaciones. La dirigente conservadora advirtió del peligro de no dejar a «todo el pueblo» decidir sobre la soberanía nacional. «Entonces desaparece la democracia y vienen los totalitarismos», dijo.