Rajoy avisa de que el "virus de la desunión" trae "males" al país

PATRICIA MARTÍN
SOUTOMAIOR

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Mariano Rajoy eligió de nuevo ayer el Castillo de Soutomaior, en su querida Pontevedra, para abrir el curso político y marcar el discurso de su partido en la recta final de la legislatura. Pese a la cercanía de las elecciones catalanas, el presidente del Gobierno no puso el foco especialmente en el desafío independentista, que colocó al mismo nivel que los otros dos «retos» que, en su opinión, se vierten sobre España: la consolidación de la recuperación económica y, unido a este problema, la «deriva» de un Pedro Sánchez radicalizado y que puede unirse a los «extremistas» de Podemos para llegar a la Moncloa y, desde esta posición, revertir las reformas y por tanto que en España vuelva «la desesperanza» y, en definitiva, la crisis.

El jefe del Ejecutivo dedicó a las elecciones catalanas apenas unos cinco minutos, en los que repitió su mantra de que España «es un gran país» y recordó que la historia que ha dejado claro -sin concretar a qué episodio en concreto se refería- que cada vez que los españoles «han dejado entrar el virus de la desunión», «a todos» les ha ido «mal».

Continuando con esta idea, desdeñó el carácter plebiscitario que los independentistas quieren dar a unas elecciones «autonómicas» y, situó la convocatoria electoral, dentro de la «delirante huida hacia ninguna parte» en la que está «embarcado» Artur Mas, al que evitó citar. Su gestión, aseveró «solo ha servido para dividir a la gente, para enfrentar, engañar a la sociedad catalana y generar frustración de futuro». De ahí que él, prometió, «no aceptará ultimátums de sí o no» ni «imposiciones para que los catalanes renuncien a España y a Europa».

El presidente evitó mencionar la sospecha de la corrupción que desde la operación de la Guardia Civil el pasado viernes ha puesto de nuevo en el punto de mira la gestión de Convergència, quizá porque él, con los casos GürtelBárcenas o Púnica atenazando al PP, no pueda dar lecciones. Eso sí, lanzó eslóganes contra la lista unitaria auspiciada por CDC y ERC del tipo «algunos están juntos para romper» pero son «muchos más» los que están juntos «para unir».

El jefe del Ejecutivo, que el viernes se reunirá en la Moncloa con el primer ministro británico, David Cameron, quien pasará a la historia por permitir un referéndum sobre la secesión en Escocia, avanzó que, pase lo que pase tras el 27-S, él no se moverá ni un ápice en torno a los principios fundamentales que inspiran al PP: la unidad de España y la soberanía nacional. Entendida esta «en que lo que sea España lo decidirán todos los españoles, no las Cortes o un Parlamento». En resumen, que la proximidad de la cita con las urnas no trae consigo nuevos mensajes por parte del PP, que a tenor del despegue de ayer, centrará su campaña en alertar contra la independencia y vender 

 En cuanto a las elecciones generales de finales de año, Rajoy demostró que ha decidido situar al PSOE en el centro de su diana. Rajoy considera que Podemos, especialmente tras la crisis griega, se desinfla en las encuestas y, además, está atado de pies y manos por los pactos que sus barones territoriales y alcaldes ha rubricado con Ciudadanos, partido que además podría darle un oxígeno vital para revalidar su cargo. Es por ello que los conservadores centran sus ataques en Pedro Sánchez, con la vista puesta en que cale la idea de que está escorado a la izquierda y no dudaría, si tiene el respaldo suficiente, en pactar con los de Pablo Iglesias para desalojar al PP, aunque este gane las elecciones.

Poniéndose al frente de esta estrategia, Rajoy aseguró tajantemente que «no hay condiciones económicas que vayan a entorpecer» la recuperación. El único problema en el horizonte, alertó, «es la deriva del PSOE hacia la radicalización y el extremismo, el desconcierto ante un tema tan importante como Catalunya, su apuesta por una coalición con partidos extremistas y radicales y querer cambiar todo lo que se ha hecho y ha funcionado». «Lo peor que le puede pasar a España -remató- es esa coalición que algunos ya están preparando contra quien va a ganar las elecciones».

La intención del PP es, además, caricaturizar a Sánchez. En una conversación informal con periodistas, Rajoy señaló ayer que su discurso en el reciente debate sobre presupuestos fue «cómico», en línea con los gruesos descalificativos con los que Cristobal Montoro recibió los reproches de Sánchez a sus cuentas. Por lo demás, el jefe del Ejecutivo señaló que agotará la legislatura y avisó de que «hay tiempo de juego» y aún puede «marcar unos cuantos goles».