¿Qué fue de Joan Herrera?

A otros políticos les encandila el circunloquio de "paso al lado" cuando tienen que retirarse pero no quieren reconocer que lo hacen. Joan Herrera nunca ocultó que lo suyo era un "paso atrás", pese a que lo tuvo que dar mucho antes de lo que hubiera querido. Adujo que concurrían "circunstancias, personales, políticas y vitales".

Las personales, poder dedicarle a su hijo más tiempo del que le permitía la absorbente primera línea política. Las razones políticas, la renovación que imponía el conglomerado de los 'comuns' que, bajo el manto de Ada Colau, se abría paso a marchas forzadas –"Lo ultranuevo hace viejo lo nuevo", solía decir cuando ICV empezó a perder el gancho electoral–. Y las vitales, "las ganas de vivir de otra manera, haciendo cosas que hace tiempo que no puedo hacer".

"Me han pedido que fuese a Madrid [en la lista de En Comú Podem a las elecciones generales] pero no me parece atractivo. Tal vez el cuerpo me pedía que lo aceptase, pero el corazón me decía lo contrario", confesaba a este diario en noviembre del 2015. Sus planes pasaban por retornar a la abogacía, pero las convicciones le tiran demasiado. El exlíder de ICV y exdiputado en el Congreso y en el Parlament es hoy patrón de la Fundación Energías Renovables, dirige la escuela superior de cuadros del sindicato CCOO e imparte 'Teoría de las élites en España' en la Universitat de Girona, como profesor asociado.

La batalla energética es la debilidad de este abogado especializado en Derecho Urbanístico y del Medio Ambiente. Los más veteranos del Congreso recuerdan que Herrera fue uno de los primeros diputados a los que se escuchó hablar de pobreza energética en la tribuna. Ahora hace lo propio en artículos en la prensa y conferencias.

En la arena política quiere meterse poco, aunque de la lectura de una de sus últimas reflexiones sobre el modelo energético se extrae también un recado a esas confluencias que están o que vendrán: "Socialismo es disputar el poder por parte de la mayoría y a la vez conseguir hacerlo desde la deliberación y la propuesta. Hay que emocionar, pero a la vez hay que proponer, con una agenda de reapropiación, de igualdad, de democracia económica y de reconexión con la biosfera que consiga emocionar, pero que cambie la realidad. Y todo ello necesita de capacidad de persuadir, y por tanto de amenazar, pero mucha necesidad de seducir. Es por tanto una cuestión de correlación de fuerzas". Una correlación que ahora observa desde la barrera.