El pulso entre Iglesias y Errejón lastra a Podemos en el Congreso

Pablo Iglesias durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso.

Pablo Iglesias durante la sesión de control al Gobierno, en el Congreso. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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El conflicto abierto entre Pablo Iglesias Íñigo Errejón por definir cuál debe ser la línea política del partido trasciende ya el debate interno, lastra la vida parlamentaria del grupo Unidos Podemos y ha suscitado un malestar que va en aumento. Este diario ha podido confirmar que algunos diputados, irritados por lo que consideran una enorme descoordinación, exigieron esta semana una reunión de inmediato, que se concretará en un encuentro previsto para este jueves en el Congreso. Será una de las escasas citas que han tenido hasta ahora. El resto de grupos se reúne semanalmente (los martes, antes del pleno, para fijar posición), mientras que el partido morado y sus alianzas apenas se han visto para unificar criterios. De hecho, en la Cámara baja no consta oficialmente ni una sola reunión del grupo en lo que va de legislatura, desde que el 19 de julio se constituyeron las Cortes. Los únicos cónclaves que han trascendido son dos: uno el 30 de agosto, al inicio del cual Iglesias hizo declaraciones y otro no comunicado a la prensa ni al Parlamento pero -adelantado por El Periódico- . Fue el 28 de octubre, justo antes del debate de investidura de Mariano Rajoy, cuando debatieron sobre los pros y los contras de acudir a la protesta ‘Rodea el Congreso’. 

Tras casi un año de andadura parlamentaria, Unidos Podemos no dispone de un reglamento aprobado que regule su funcionamiento interno y parte de las decisiones se toman con criterios que van improvisando. No se reúne semanalmente. Existe apenas coordinación entre áreas. Tampoco cuenta con suficientes asesores expertos para apoyar las iniciativas parlamentarias, debido a una disparidad de criterios sobre si deben ser juristas que redacten los textos correctamente o bien especialistas en determinadas áreas que encuentren la mejor traslación legislativa a los problemas sociales que pretenden resolverse. Y todo ello se traduce, apuntan las fuentes consultadas, en una práctica esclerotización de la actividad en el Congreso y en diputados sin experiencia legislativa que se sienten desasistidos para poder desempeñar su labor correctamente. 

ESCASAS INICIATIVAS

Podemos no ha presentado esta legislatura su proyecto estrella, la Ley 25 de Emergencia Social, que en el anterior periodo de sesiones sí llevó a pleno y fue aprobada pero, también, duramente criticada por ser una “chapuza” como la calificaron, incluso, algunos de los que votaron a favor. Aunque la dirección confirma que la están volviendo a redactar, todavía no ha vuelto a presentarse. El grupo liderado por Iglesias tampoco ha registrado iniciativas concretas sobre algunos de los temas que más ha reivindicado, como la noción de plurinacionalidad, y no ha llevado a pleno ninguna propuesta concreta, por ejemplo, de su ideal sobre el nuevo encaje territorial.  

Los diputados que lamentan esta situación de bloqueo la atribuyen mayoritariamente a dos factores: la energía consumida en la pugna interna entre familias moradas, con un congreso estatal pendiente de fecha pero que debería celebrarse a principios de 2017, y a la ausencia de coordinación en la secretaría general del grupo.

EL PP LO USA COMO ARMA

Las precariedad operativa de Unidos Podemos es un secreto a voces en el Congreso que comenzó en conversaciones informales en los pasillos y este miércoles aterrizó en el hemiciclo, durante la sesión de control al Gobierno. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, respondió al portavoz morado, Íñigo Errejón, con constantes alusiones a la división interna. “Vengan consensuados de casa”, le dijo y dejó perplejo a Errejón cuando usó las mismas palabras que él había utilizado en el artículo 'Podemos ganar' para describir las dos almas del partido: “minorías ruidosas”, en referencia a la radicalidad de los pablistas, o “mayorías trasversales”, de los errejonistas.

¿Utiliza Podemos la tribuna para disputar su propia guerra interna? A algunas voces no les parece casual que la primera pregunta que Iglesias hiciese a Mariano Rajoy fuese, justamente, sobre la capacidad que tiene el Gobierno para vetar al poder legislativo. El secretario general está convencido de que, sin gobernar, el margen de influencia de su partido es escaso y apuesta por pegarse más a la calle y a las protestas sociales. Errejón entiende que no es tiempo de replegarse, y que el trabajo parlamentario es clave para transmitir mayor confianza y tejer una mayoría social. Y sin embargo, en el mientras tanto, la guerra interna les ralentiza y cada uno tiene su opinión sobre si es una esclerosis buscada o solo el fruto de la inexperiencia.