Puigdemont afirma que es el Estado el que desconecta de Catalunya

El 'president' orilla esencialismos y afea incumplimientos en Rodalies y en financiación

El 'president' Carles Puigdemont durante el mensaje institucional con motivo de la Diada 2016

El 'president' Carles Puigdemont durante el mensaje institucional con motivo de la Diada 2016 / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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Primer mensaje institucional de Carles Puigdemont con motivo de la Diada y nuevo subrayado en que el marco institucional español es perjudicial para la sociedad catalana. Lejos de esencialismos identitarios, y también de cualquier atisbo de denuncia por las acciones del Estado (léase el ‘Fernándezgate’), Puigdemont ha dado una pátina de cuotidianidad a sus palabras, acaso para acercarse al electorado soberanista no independentista. “En los últimos meses se ha evidenciado que la desinversión crónica en infraestructuras no solo afecta a la economía, sino también en el día a día de la gente, con un servicio de Rodalies inaceptable que se añade al olvido crónico del Corredor Mediterráneo” ha ponderado el ‘president’ en el mensaje televisado.

Es esta una de las razones que ha llevado al ‘president’ a aseverar que, frente a los intentos y anhelos independentistas de cortar amarras con el entramado jurídico e institucional español, es el propio Estado "el que se está desconectando de sus compromisos y obligaciones con Catalunya, desatendiendo los servicios que por ley está obligado a prestar a los ciudadanos, al margen de coyunturas políticas”-esto es, el proceso independentista. Y ha sentenciado: “Y todo esto sin haber tampoco resuelto la asfixia premeditada que hace décadas que “Catalunya soporta.

SALIENDO DE LA CRISIS

Eso sí, pese a todos los obstáculos, habidos y por haber, y a pesar de que “la crisis aún está muy presente en muchos hogares catalanes”, Catalunya está recuperando el pulso económico, como lo prueban los indicadores habituales de guardia (el porcentaje de inversión extranjera recibida, respecto al total español y el volumen de exportación de los sectores productivos catalanes).

Lo que no ha podido, ni mucho menos querido, evitar Puigdemont es mojar el pan en el plato del caos político español, a las puertas de unas terceras elecciones generales en 12 meses. “Continua la parálisis institucional y política del Estado, donde los partidos son incapaces de ponerse de acuerdo para gobernar “ ha afirmado.

Tampoco el contexto institucional europeo se ha salvado de las puyas del ‘president’. Una manera de decir que en todas partes cuecen habas y que, ahora mismo “con la crisis de los refugiados, el ascenso de los populismos” y también el “’Brexit’”, en Bruselas acumulan ya calderadas: “Europa está cambiando y demuestra flexibilidad y pragmatismo cuando le conviene, enterrando los discursos inmvolistas. La Europa del futuro pasa por fortalecer el papel de la Unión y acabar con los obstáculos que suponen los viejos estatismos [de estático y, también, de estado]  del siglo pasado.

Finalmente, como si de un avance del próximo episodio del culebrón procesista se tratara, es decir, la cuestión de confianza a la que él mismo se someterá el día 28 en el Parlament, Puigdemont  ha afirmado que la Diada es “importante para encarar un curso político en que será necesario tomar decisiones que garanticen que Catalunya pueda escoger en libertad su camino”. Toma fuerza, por tanto, el nuevo relato creado a partir de un eventual referéndum unilateral, (“escoger en libertad su camino”) que se impone al que señalaba que los catalanes ya habían elegido el pasado 27 de septiembre y que ahora se estaba en un periodo de transición de 18 meses hasta llegar al pleno ejercicio de la soberanía en un estado independiente de España. Un nuevo relato que ya le ha granjeado al ‘president’ el apoyo ‘avant la lettre’ de la CUP a su continuidad con la misma vehemencia con que le tumbaron la admisión a trámite de los presupuestos del 2016. El motivo, en la práctica, por la que habrá esa cuestión de confianza.