PLAN DEL 'CONSELLER' DE INTERIOR

Puig reorganizará los antidisturbios tras los errores frente al 15-M

La policía alemana carga con cañones de agua contra manifestantes en Hamburgo, en septiembre del 2009.

La policía alemana carga con cañones de agua contra manifestantes en Hamburgo, en septiembre del 2009.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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Tres mandos de los Mossos d'Esquadra viajaron la primera semana de agosto a Alemania en una misión encargada directamente por el conseller de Interior, Felip Puig. Durante varios días, se entrevistaron en la ciudad de Fráncfort y en el estado alemán de Renania-Palatinado con responsables de divisiones antidisturbios de la policía alemana, a los que preguntaron y pidieron consejo sobre los resultados de sus tácticas policiales y el material que suelen emplear. En este último aspecto, la delegación de la policía catalana se interesó especialmente por los cañones de agua a presión y los gases químicos de dispersión de multitudes que usan sus colegas alemanes.

En España, los cañones de agua fueron muy utilizados por la policía franquista contra los manifestantes democráticos en los últimos años de la dictadura. Pero, según fuentes policiales, a finales de los años 70 quedaron en desuso, fundamentalmente por una cuestión de imagen: se habían convertido en una suerte de icono de la represión. Solo la Ertzaintza ha seguido usando cañones de agua para dispersar manifestaciones; la última vez, en el 2004 en Bilbao.

DE ARRIBA ABAJO / La misión de los tres mossos en Alemania no fue una acción aislada. Por el contrario, como han confirmado fuentes de Interior a EL PERIÓDICO, se enmarca en la decisión del conseller de reorganizar de arriba abajo las unidades antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, siempre que el presupuesto se lo permita. Puig ha ordenado emprender una reorganización íntegra de los antidisturbios: aumento de número de agentes, cambio de estrategias, compra de nuevo material y acumulación de pruebas contra los alborotadores multirreincidentes.

El plan de Puig tiene como marco de referencia el modelo policial alemán, según fuentes de Interior, y surge a partir de dos premisas. La primera es el descontento por las últimas actuaciones de los antidisturbios catalanes: el desalojo frustrado de los indignados de la plaza de Catalunya, la incapacidad para impedir el acoso a los diputados ante el Parlament y, tiempo atrás, en el 2009, la acumulación de heridos de gravedad por disparos de balas de goma en altercados deportivos. Respecto a este último punto, el último Gobierno tripartito encargó la compra de un nuevo fusil de pelotas deformables que es más preciso y causa menor daño. Esa arma es usada por los Mossos desde primeros de este año.

La segunda premisa es la necesidad de preparar a las fuerzas policiales ante el incremento de la conflictividad y la violencia social derivadas de la crisis económica, de las cuales hablan con elocuencia las estampas griegas e inglesas de los últimos meses.

PUERTAS ADENTRO / Ante el Parlament y ante la prensa, el conseller Puig defendió la actuación de los Mossos en la plaza de Catalunya el 27 de mayo y en el Parlament del 15 de junio. Pero eso fue de puertas afuera. Entre las paredes del departamento, tanto Puig como su director general de Policia, Manel Prat, concluyeron que los dispositivos antidisturbios de esas jornadas no funcionaron bien y que el sistema de orden público de los Mossos han quedado obsoleto ante los nuevos desafíos.

El conseller creó entonces un grupo interno y le encargó la elaboración, antes de fin de año, de un informe con propuestas para reorganizar de arriba abajo el sistema de antidisturbios.

Los responsables de Interior han constatado en los últimos meses la dificultad de los antidisturbios de los Mossos para hacer frente a acciones de resistencia pacífica, tales como sentadas masivas. «Si cientos de personas se sientan y bloquean una calle, la táctica tradicional antidisturbios ya no vale. Aquello de agarrarlos para levantarles como si se arrancaran cebollas no puede hacerse con tanta gente. Esta comisión busca respuestas ante nuevos métodos de protesta», apuntan fuentes de Interior, que confirman que el uso de cañones de agua que hace la policía alemana es uno de los marcos de referencia de la remodelación.

MÁS AGENTES / El modelo antidisturbios alemán se basa también en un despliegue masivo de agentes. En Alemania, los cañones de agua no suelen disparar directamente a los manifestantes. Es más frecuente que mezclen un gas irritante con el agua y disparen a lo alto para rociar con esa mixtura a los manifestantes a los que quieren dispersar.

Fuentes de Interior explicaron que la adquisición de esos cañones de agua «aún no está decidida, pero se está estudiando muy seriamente». Hay un problema presupuestario. El camión que emplea la policía alemana es el modelo Water Canon 10000, montado sobre el Mercedes-Benz 3341. Este vehículo puede almacenar hasta 10.000 litros de agua y es capaz de disparar 3.500 litros por minuto a una presión de 10 bares. Su precio ronda los 900.000 euros, una cifra prohibitiva para las arcas de Interior. La policía catalana está mirando modelos más asequibles, de 300.000 a los 600.000 euros.

También está estudiando el empleo de gases lacrimógenos que los agentes puedan llevar encima, ya sea en espray o en mochilas fumigadoras. Otras opciones sopesadas ya han sido descartadas, como el uso de caballería y perros.

En cuanto a la dotación de personas, la conselleria ya ha decidido incorporar al menos 50 nuevos agentes antidisturbios, que se sumarán a los 340 actuales. Interior considera que la escasez de personal es una de las causas de algunas actuaciones insatisfactorias, ya que en ocasiones los mossos se encuentran en una inferioridad numérica manifiesta frente a los manifestantes. Esta circunstancia multiplica el riesgo de que las cosas acaben mal.

La anunciada instalación de cámaras de vídeo en los cascos de los agentes conseguirá, por otro lado, un efecto disuasorio (nadie quiere que le graban mientras causa destrozos) y pruebas documentales para perseguir judicialmente a los alborotadores multirreincidentes.