Mirador

PSOE y PSC, vidas paralelas

JOAQUIM COLL

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Hace medio año, los socialistas renovaron sus direcciones tras diversos descalabros electorales. En el PSC,Pere Navarrologró el 73% de apoyos y configuró una ejecutiva de unidad conJoan Ignasi ElenayÀngel Ros. En cambio,Alfredo Pérez Rubalcabaganó por la mínima aCarme Chacóny optó por una ejecutiva sin integración. Todas las encuestas indican que ni uno ni otro capitalizan por ahora su labor de oposición, aunque el desplome del PP es mucho más acentuado y rápido que el de CiU. ¿Por qué, en estas circunstancias, aparenta una mayor debilidad internaNavarroqueRubalcaba? Es indudable que su principal hándicap es no ser diputado en el Parlament. Pero el problema principal lo tiene ahora con la eclosión de viejas y seminuevas corrientes críticas y en filtraciones periodísticas claramente desleales sobre el contenido de ciertos debates en la ejecutiva. Por su parte, el líder del PSOE se beneficia de un partido con una cultura política más ordenada y jerárquica. Claro está que los éxitos en Andalucía y Asturias han tenido un efecto balsámico y evitado el peor de los escenarios: la irrelevancia territorial del socialismo español.

Mientras el PSOE no despegue electoralmente, el PSC tampoco lo hará. Quien piense que a los socialistas catalanes les pueden ir bien las cosas yéndole mal al PSOE, se equivoca. Nunca ha sido así. Y un escenario de ruptura entre ambos partidos, como propone ahora elexconseller Antoni Castells,es el mayor de los disparates. A no ser que el objetivo sea dinamitar el PSC y convertirlo en un partido soberanista más.

El destino de una operación así es la ruptura de la unidad socialista y, luego, la irrelevancia política para todos. Por eso ciertos medios jalean siempre este tipo de debates. En el PSC, han fallado más los liderazgos que las ideas. Y lo queNavarrodebería afirmar sin complejos es que la unión federal con el PSOE no es una anomalía histórica ni una vergüenza, como no lo fue la del PSUC con el PCE. Lo nocivo para Catalunya y España es que las derechas no hayan sido capaces de vertebrar jamás un proyecto común, aunque luego se entiendan de maravilla en asuntos socioeconómicos. Buena parte de nuestros males territoriales radican en esa inmadurez que se mezcla con un descarado populismo aquí y allí.

Se equivocan los que desprecian aNavarro.Es verdad que no lo tiene fácil, pero ha dado señales de ser un político intuitivo. Sabe que si algo puede representar es un compromiso con la radicalidad democrática y la transparencia. Y eso también pasa por esclarecer cualquier sombra de duda en sanidad, por ejemplo. Además, en pocos meses ha sido capaz de singularizar una posición sólida en el envenenado debate sobre el pacto fiscal. Su éxito pasa ahora por que CiU no tenga más remedio que elegir entre ERC o PSC.