ELECCIONES GENERALES

El PSOE confía en un vuelco en la recta final hacia el 20-D

Pedro Sánchez, durante el mitin inaugural de la campaña, el 3 de diciembre en Getafe (Madrid).

Pedro Sánchez, durante el mitin inaugural de la campaña, el 3 de diciembre en Getafe (Madrid). / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nada más sentarse en el plató de 'El Hormiguero' (Antena 3), uno de esos programas que están siendo en campaña tan o más decisivos que los mítines, Pedro Sánchez dijo el pasado martes que le gustaba "vivir acosado". "Con la presión uno se crece", explicó. Si ese es el baremo, el candidato socialista ha crecido mucho en los dos últimos años. Primero, cuando era un diputado casi desconocido y sus posibilidades de liderar el PSOE se anticipaban muy escasas. Sánchez aguantó y acabó ganando, gracias al apoyo de la andaluza Susana Díaz y otros barones, quienes apenas le habían tratado. Después, cuando esos mismos dirigentes amenazaron con retirarle el apoyo y todo parecía diseñado para que la presidenta de la Junta le arrebatara la candidatura a la Moncloa. Muchos le daban por acabado, pero Sánchez acabó como cabeza de lista sin ningún rival interno.

Ahora es distinto. No son solo luchas orgánicas, sino unas elecciones generales a las que hace unos meses los socialistas concurrían igualados con el PP, situación que ha virado hacia una ventaja de varios puntos para los conservadores. Mientras tanto, Ciudadanos, que se nutre de antiguos votantes de las dos fuerzas tradicionales, amenaza al electorado de centro de los socialistas, y Podemos, dado casi por amortizado en otoño, inicia un despegue que puede lastrar más a Sánchez. Eso es la visión de la mayoría de encuestas. Pero no la de la cúpula del PSOE.

Los colaboradores del candidato insisten en que van "muy bien", incluso "demasiado bien", que sus datos indican que pueden ser primera fuerza, y que si en los últimos días todos sus adversarios (de Mariano Rajoy a Pablo Iglesias, pasando por Albert Rivera) se han concentrado en atacar al PSOE es precisamente por eso, porque son la "única alternativa" al PP. A Ciudadanos, el líder socialista intenta englobarlos en "la derecha", sin matices. A Podemos, en la irrelevancia. Si Iglesias condicionó el miércoles en el coloquio Primera Plan@ de EL PERIÓDICO cualquier apoyo a un Gobierno de otro partido a la celebración de un referéndum en Catalunya sobre la independencia, Sánchez contestó este jueves que Podemos mantenía esta posición porque "no va a ganar las elecciones".

DISTINTAS VISIONES INTERNAS

Es una táctica que el núcleo duro del candidato asegura que está "funcionando", pero hay otra versión menos ilusionante en el sector oficialista: pasa por descartar que Ciudadanos les arrebate la segunda posición y por atraer a la enorme bolsa de indecisos para quedarse no muy lejos de Rajoy e intentar formar gobierno. Y por último, corre entre los dirigentes territoriales del PSOE otra posibilidad: el gran batacazo, un resultado muy inferior a 100 diputados, disputando la tercera posición con Podemos, lo que abocaría a los socialistas a la crisis interna (sería la cuarta en cinco años y medio) para relevar a Sánchez.

"Vamos a más", insisten en el entorno del candidato. Los socialistas creen que ahora, a nueve días de los comicios, ya hay la “tensión electoral” necesaria para movilizar a los simpatizantes. Sus ventajas, aseguran, son dos: un "poder institucional" como no tenían desde los años 90, gracias a los pactos tras las autonómicas y municipales, y una "estructura orgánica" en todo el territorio, a diferencia de Podemos y Ciudadanos.

Y luego está el 'factor Sánchez'. Para sus críticos, es un candidato al que le falta "contenido", que ha llegado hasta aquí por una "serie de casualidades", que no es un "líder natural" sino un aspirante que no logra "emocionar" al electorado y se ha dejado "arrebatar el espacio" por los emergentes. "Para nada", reitera el círculo del secretario general: Sánchez es "sólido", el primer secretario general elegido por los militantes, el candidato que más "propuestas" ha formulado en los debates y el "único", junto a Rajoy, que tiene entidad para colocarse al frente del Ejecutivo. Los socialistas han dado una vuelta de tuerca a su lema, pasando de 'Un futuro para la mayoría' al más personalista 'Un presidente para la mayoría', un mensaje que explotarán en la que consideran su cita más importante.

Porque Sánchez, a diferencia de Rivera e Iglesias, tiene un cara a cara con Rajoy el próximo lunes. El otro día, durante el homenaje a la Constitución, dijo que creía que iba a ser "más visto" que el debate a cuatro en Atresmedia, que tuvo una media de 9,2 millones de espectadores. Si en aquella cita fue a empatar, en esta quiere arriesgar. Rajoy, insisten los socialistas, es el "gran adversario" de Sánchez. El resto no.

LA HUELLA DE ZAPATERO

Pero en un partido tan dado a la discusión interna, hay práctica unanimidad en que el actual líder no es el principal causante de la situación. Las responsabilidades se dirigen al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, por su presunto retraso en reaccionar a la crisis, sus recortes y su reforma de la Constitución, de la mano del PP, para instaurar límites al déficit público. Sánchez ha marcado distancias, enmendando, por ejemplo, la traumática modificación de la ley fundamental. Pero también reivindica el legado social del último Gobierno socialista. Este jueves, por primera y única vez en esta campaña, el expresidente y el candidato coincidieron en un mitin en Gijón. "Yo estoy aquí con mi talante y mi herencia. Y estoy contento", dijo Zapatero. "¡Recuperemos el orgullo de ser socialista y vamos a ganar!", pidió Sánchez.

Al candidato le gusta "vivir acosado". Dice que eso le ayuda a "crecer". Le quedan nueve días para ampliar sus apoyos.