MAREJADA EN LAS FILAS SOCIALISTAS
Sánchez reta a los críticos con unas primarias y desata la guerra interna
Juan Ruiz Sierra
Periodista
JUAN RUIZ SIERRA / MADRID
Pedro Sánchez apretó este lunes el botón del enfrentamiento abierto en el PSOE. La crisis interna llevaba gestándose desde las generales del 20 de diciembre, en las que los socialistas lograron 90 diputados, y se vio recrudecida tras los comicios del 26 de junio, donde volvieron a perforar su suelo al obtener 85 escaños, pero ha sido el batacazo del pasado domingo en Galicia y Euskadi, autonomías en las que ocuparon la tercera y cuarta posición respectivamente, el que le ha llevado a desatar de una vez por todas la guerra. El secretario general, que tiene a seis de los siete presidentes autonómicos del PSOE en contra (solo le apoya la balear Francina Armengol), anunció su intención de celebrar ya el congreso del partido, con unas primarias previas entre los afiliados para elegir al nuevo líder el próximo 23 de octubre.
«Aquellos que crean que tienen un proyecto mejor, que den un paso al frente y lo defiendan», señaló Sánchez tras una larga reunión de la comisión ejecutiva permanente de los socialistas, donde sus afines son mayoría. «Es importante que el PSOE cuente con una sola voz», añadió.
Sánchez tiene claro que se presentará a las primarias, que se celebrarían días antes de que el 31 de octubre, si no hay pacto de legislatura, se convoquen unas nuevas generales, las terceras en un año. Si ganase esa batalla interna, algo en lo que se ha convertido en un consumado experto mientras va apilando derrotas electorales, intentaría en ese plazo de tiempo un pacto de gobierno con Podemos y Ciudadanos para llegar a la Moncloa. Si esa posibilidad ya se antojaba difícil ante los vetos de ambas formaciones emergentes, ahora lo es todavía más, con el PSOE inmerso en una guerra orgánica.
Desde el bando de los críticos, en cambio, nadie parece tener decidido si dará el paso de enfrentarse a Sánchez por el favor de las bases. Sobre todo, porque buscan que esas primarias no se celebren ahora. Lo que ocurra de aquí al sábado, jornada en el que se celebrará el comité federal, será trascendental. Ese organismo, el más importante del PSOE, es el que debe aprobar mediante una votación de sus más de 200 miembros la convocatoria de las primarias y el congreso propuesto por Sánchez. Sus partidarios aseguran ser allí mayoría, y creen que abogar porque los afiliados no voten es muy difícil de justificar. «Espero que la mayoría del comité federal no ponga impedimentos a que se pronuncie la militancia», dijo el todavía líder.
EL CAMBIO DE POSICIÓN
Sus detractores, en cambio, anticipan que Sánchez perderá la votación porque las federaciones más importantes, el PSC aparte, no comulgaan con su plan. Un congreso en este momento, añaden, va en contra de la posición del secretario general, quien siempre había defendido que el partido no debía entrar en la batalla por el liderazgo hasta que no se solucionara la gobernabilidad de España. El cónclave, continúan, también acercaría aún más la posibilidad de unas terceras generales. «Hundimiento electoral inmenso. Se deben asumir responsabilidades y cambiar el rumbo. Un congreso ahora nos lleva a otras elecciones», escribió en Twitter el diputado Eduardo Madina, quien se enfrentó sin éxito a Sánchez en las primarias del 2014.
El poderoso socialismo andaluz, encabezado por Susana Díaz, presidenta de la Junta y cabeza visible del sector crítico, también especuló con el cese de Sánchez, informa Julia Camacho. «Hay que asumir responsabilidades políticas», dijo su secretario de organización, Juan Cornejo. El cónclave, sostuvo, supondría «una torpeza increíble». En realidad, continuó, es una «cortina de humo», una «huida hacia delante» para tapar «unos resultados nefastos». Otros líderes territoriales, como el valenciano Ximo Puig, el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García-Page, piensan lo mismo. Durante la reunión de la comisión permanente, según varios de sus miembros, esta visión fue expuesta, entre otros, por la exministra Carme Chacón y la presidenta del PSOE, Micaela Navarro.
FALTA DE CLARIDAD
Pero Sánchez está dispuesto a llegar hasta el final, identificando a los críticos con los partidarios de abstenerse con Mariano Rajoy, algo que no se corresponde del todo con la realidad, pese a que este bando no ha sido claro a la hora de trasladar sus propuestas sobre la gobernabilidad. «Hay una posición que defiende que debemos ser la alternativa al PP. Y hay otra que señala que debemos facilitar el gobierno del PP. Es un debate de fondo, en el que yo defiendo que el PSOE sea un partido de izquierdas, diferenciado del PP, con un proyecto autónomo. Ha llegado la hora de que planteemos ese debate entre la militancia», señaló Sánchez tras el encuentro de la dirección. Fue el primer acto público de su campaña interna.
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