El vaso medio lleno

Iceta, junto a Ángel Gabilondo, a su llegada al comité federal del PSOE.

Iceta, junto a Ángel Gabilondo, a su llegada al comité federal del PSOE.

JOSE RICO BARCELONA

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El resultado de unas elecciones, como cualquier realidad, depende del cristal con que se mire. Hay visiones cóncavas y otras convexas, según los datos que interesen agrandar o empequeñecer para acomodarlos a la lectura más indulgente. Dos ejemplos: CiU en Catalunya y el PP en España proclaman que siguen siendo la primera fuerza municipalista para disimular sendos desplomes en número de votos y la pérdida de sus grandes alcaldías. Al PSC le sucede algo parecido. Los socialistas catalanes se dieron el 24-M su enésimo trastazo en las urnas, con la debacle en Barcelona (de segunda a quinta fuerza política) como el golpe más letal. Sin embargo, sostiene que el "balance general" de las municipales es "razonablemente positivo" porque, Barcelona aparte, su poder municipal, sobre todo el metropolitano, no se ha visto diezmado.

¿Tiene el PSC motivos para esbozar una media sonrisa? Datos hay para todos los gustos e interpretaciones. Los 530.909 votos obtenidos representan una caída de 190.567 sufragios respecto a las 721.476 papeletas que recabaron en el 2011, pero les han servido para retener (por poco más de 20.000 apoyos) la condición de segunda fuerza municipalista. En cambio, los 837 concejales perdidos (de 2.115 a 1.278) y el fuerte crecimiento de ERC han permitido a los republicanos superar a los socialistas en un millar largo de ediles. El equipo de Iceta subraya otro dato: el partido ha mejorado su registro de las elecciones autonómicas del 2012, cuando logró 524.707 votos, es decir, 6.202 menos que ahora. Y en porcentaje ha crecido dos puntos y medio, del 14,43% al 17,06%. "Tendremos menos presencia territorial, pero en un contexto de polarización aguantamos bien", resumen en la cúpula.

Esa resistencia se circunscribe al cinturón de Barcelona, donde aún predomina un rojo palidecido. De los 36 municipios que forman el área metropolitana, el PSC venció en la mitad, 18, aunque solo se anotó dos mayorías absolutas: Santa Coloma de Gramenet y Sant Joan Despí. Respecto al 2011, los socialistas han cedido el primer puesto en Ripollet, Sant Vicenç dels Horts y Castellbisbal, y se les han esfumado las mayorías absolutas de dos bastiones históricos: Cornellà de Llobregat y Sant Adrià del Besòs. Esta moneda también tiene otra cara: de los 10 municipios más poblados de Catalunya, el PSC se impuso en siete. De las 42 localidades con más de 30.000 habitantes, obtuvo la victoria en 22. Y de las 62 poblaciones con más de 20.000 habitantes, triunfó en 28.

La dirección del partido ve en estos datos una relación de causa-efecto: "Allí donde ya gobernábamos hemos aguantado; donde estábamos en la oposición retrocedemos". El porqué lo atribuyen a la una gestión "próxima y eficiente" de sus alcaldes. Pero también se podría sacar la conclusión de que el fuerte tirón de estos alcaldes y una campaña más personalista que de partido han logrado paliar la debilidad de las siglas. "No hemos escondido la marca, pero hay ciudades donde el alcalde tiene un peso importante", admiten en la cúpula, que confía en arañar mediante pactos algunos gobiernos más, en ayuntamientos pero también en consejos comarcales, donde solo consiguió ganar en tres: Baix Llobregat, Vallès Occidental y Vallès Oriental.

Fuera la conurbación barcelonesa, la sangría del PSC se plasma en las diputaciones. En Barcelona ha pasado de 19 a 10 diputados; en Tarragona, de 9 a 6; en Girona, de 7 a 4; y en Lleida, también de 7 a 4.