LAS CÁBALAS SOBRE EL ESCRUTINIO DE LA EVENTUAL CONSULTA

El problema del 5%

Cara a cara. Mas y Junqueras, en el Parlament, el pasado enero.

Cara a cara. Mas y Junqueras, en el Parlament, el pasado enero.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Una de las grandes dudas que generó, el pasado diciembre, la pregunta en árbol para la consulta, acordada por CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP, fue cómo se leerían los resultados del escrutinio. Vaya por delante recordar de que se trata de una consulta y no de un referendo vinculante, por lo que es más que posible que, de celebrarse, la noche del 9-N esté repleta de interpretaciones más o menos distintas. CiU se mojó esta semana sobre el porcentaje deseable para que, sobre todo cara al exterior, se entendiera el escrutinio como un espaldarazo popular a las tesis independentistas que defienden CDC, ERC y la CUP.  El presidente del grupo parlamentario, Jordi Turull, nada sospechoso de abrigar ambiciones obstruccionistas con el proceso hacia la independencia, abogó por exigir los mismos estándares que la UE impuso a Montenegro si quería el reconocimiento automático del Europa: para el convergente, con el 50% de participación y el 55% de síes, los resultados serían «indiscutibles». Dicho de otro modo. De no alcanzar esa cota, un halo de duda cubriría el proceso independentista.

Apenas unos días antes, había sido la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, la que había afirmado que si el PSC estaba dispuesto a entrar en el pacto por la pregunta no habría problema en reformularla. Era la respuesta de la democristiana a la calificación de «chapuza» que el aspirante a la primera secretaría del PSC, Miquel Iceta, había hecho sobre el enunciado de la pregunta.

ERC ha encajado sin grandes aspavientos ambas situaciones. «Tratan de dar una imagen que no es, de que ellos controlan todo lo que tiene relación con la consulta. Como si el resto no existiéramos», apunta una voz republicana. Otra explica que la federación nacionalista les ha afirmado que ambas frases fueron «malinterpretadas por los medios de comunicación».

Como la OTAN

Con respecto a los porcentajes, la posición de ERC es clara. Como recuerda un alto dirigente: «Los resultados de la consulta se deben de leer bajo las mismas condiciones que el Estado español ha estado evaluando sus referendos desde hace 38 años», empezando por el de la reforma política de 1976, siguiendo por el de la Constitución, el de los estatutos de autonomía y el de la OTAN. «En ninguno de estos casos, algunos también de una gran importancia, se ha exigido una mayoría cualificada. Y nadie hubiera sembrado duda alguna si la opción ganadora hubiera cruzado por los pelos el umbral del 50%», sentencia esta voz.

Y sobre la participación, los republicanos recuerdan que algunas instituciones internacionales no son partidarias de fijar un umbral mínimo en este tipo de consultas. Toda una invitación, creen, al boicot a la votación. Aunque, «es evidente que se persigue la mayor participación posible. ERC es el partido del voto», dice esta voz republicana.