LA NUEVA LEGISLATURA CATALANA

¿Qué poder tiene la CUP?

Asamblea en Sabadell 8 Aspecto que ofrecía la pista de atletismo cubierta vallesana durante la celebración de la asamblea de la CUP.

Asamblea en Sabadell 8 Aspecto que ofrecía la pista de atletismo cubierta vallesana durante la celebración de la asamblea de la CUP.

XABI BARRENA / BARCELONA

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En el horizonte político catalán, e incluso español, la CUP es, sin duda, una rara avis. Más allá de cuestiones que no pasan de ser anécdoticas, como el funcionamiento asambleario (ERC también se acogía a esta fórmula hasta no hace mucho, hasta después del referéndum sobre el Estatut del 2006), lo que la hace especial es su estructura que es, como a ellos les gusta decir, de "abajo arriba". De lo municipal o a lo nacional.

La CUP tiene un ideario para Catalunya muy definido, pero su forma de conseguir el poder suficiente para ejecutarlo no ha sido la usual. La secuencia que ha seguido, por ejemplo, Ciutadans (crear el partido, ganar notoriedad, llegar al Parlament y extenderse territorialmente) es exactamente lo contrario de lo que ha hecho la CUP, que empezó por fortalecerse en el territorio antes de dar el salto a las instituciones.

La raíz de la CUP es el trabajo local, el municipalismo. Y solo cuando se ha asentado en él con sólidas bases se planteó, en el 2012, su aterrizaje en el Parlament. De hecho, una de las grandes diferencias entre las dos principales organizaciones que integran la CUP, Poble Lliure y Endavant, es el gradualismo en pasar de lo municipal a lo nacional. Más impacientes los primeros (con alta implantación en el 'rere-país' ) y más fijados en cimentar los apoyos sociales en el mundo local los segundos.

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La llegada, en el 2012, de los tres diputados en el Parlament, además de ponerles en el mapa para mucha gente, dejó atrás un largo camino iniciado formalmente en 1991, cuando se registró la marca CUP, pero que se remonta a décadas atrás en lo que a la izquierda independentista se refiere.

EXTENSIÓN PAULATINA

La CUP es la adecuación al siglo XXI de lo que se conoció en su día como la Assemblea Municipal de l'Esquerra Independentista (AMEI, nacida en 1986), un intento por amalgamar todos los concejales de las múltiples candidaturas de la izquierda independentista esparcidos por Catalunya. Es en el 2005 cuando la CUP crea una estructura nacional y solo dos años después obtiene ya 20 concejales, duplicando los 10 que logró en el 2003.

El mapa del 2007 fija ya algunos de los feudos y referencias del partido anticapitalista, como ArbúciesArenys de MuntBergaSallentVilafranca del Penedés y Mataró, entre otras localidades. Consiguió en total 20.000 votos. 35.000 si se suman aquellas candidaturas conjuntas en las que se integraron.

ENTRADA EN BARCELONA

Con todo, el gran 'boom' cupero se produjo en el 2011. Tras aprobar un programa común de mínimos para las 80 candidaturas municipales en las que concurrió, la CUP quintuplicó resultados. Obtuvo cuatro alcaldías (Arenys de MuntNavàsViladamat y Celrà) y, por ejemplo, tres concejales en Girona. El triunfo de Arenys de Munt abrió las puertas a las consultas municipales por la independencia, que se extendieron por toda Catalunya y que alimentaron la reivindicación independentista entre el fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y la primera de las grandes manifestaciones de la Diada.

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En el 2015, y a rebufo de la gran aceptación que el trabajo de la CUP en el Parlament tuvo entre la ciudadanía, los anticapitalistas casi cuadruplicaron sus ediles, pasando de 101 a 385 (con 235.000 votos). Y, sobre todo, la marca irrumpió con tres concejales en el Ayuntamiento de Barcelona, hasta ese momento fruta prohibida para los cuperos, lo mismo que en Lleida y Tarragona, donde pasaron de cero a dos regidores.

En Girona sumaron uno a los tres ediles que tenían, y en Reus y Sant Cugat se convirtieron en la segunda fuerza, por detrás de CiU. Y en Badalona. tras quedar también segundos, se hicieron finalmente con la alcaldía mediante una alianza anti-PP.