ESCuela itinerante

Podemos forma a 1.500 simpatizantes para hacer proselitismo

El partido de Pablo Iglesias enseña a sus seguidores cómo construir un discurso y esquivar ataques

IOLANDA MÀRMOL / MADRID

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Podemos ha detectado que existe un creciente grupo de población que siente una conexión emocional con el partido pero que luego no es capaz de concretar esta admiración en un discurso sostenido por argumentos sólidos. Necesitan aprender a comunicar el relato, conocer las palabras adecuadas para expresar las ideas-fuerza, saber qué autores citar, qué temas eludir y cómo defenderse de los ataques ante un interlocutor crítico. Todo este temario ha sido impartido por los dirigentes de Podemos a los 1.500 simpatizantes que han participado en las clases de una escuela itinerante que ha recorrido ciudades como Madrid, A Coruña, Alicante, Sevilla y Tarragona.

Se trata de talleres específicos en comunicación, economía, redes sociales, imagen y organización, que se han desarrollado principalmente los fines de semana en aulas universitarias. El éxito, notable, ha animado al partido a retomar los cursos cuando termine la asamblea ciudadana en noviembre.

Uno de los talleres que más curiosidad ha despertado es el de comunicación, terreno en el que Podemos ha logrado abrir una brecha respecto al resto de partidos. En las clases, el responsable de estrategia, Íñigo Errejón, y el coordinador de la campaña para las elecciones europeas, Jorge Lago, ofrecen a los simpatizantes unas pinceladas básicas de la teoría del discurso, sustentada en la propuesta metodológica de David Howarth. En breve: un buen discurso político se basa en la construcción de antagonismos, lo cual permite inventar un enemigo al que culpar, y además, crear tu propia identidad colectiva en oposición a ese adversario.

Errejón y Lago son conscientes de que un taller en sábado por la mañana no da para profundizar en los enfoques de autores marxistas como Gramsci o Althusser y no se adentran tampoco en las aportaciones posmodernas de Focault. Lo que hacen es reinterpretar esas teorías y simplificarlas al máximo, hasta que quedan reducidas a eslóganes, consignas y etiquetas fáciles de memorizar. Con ese discurso sencillo, Podemos trata de que cristalice su relato y se imponga esta visión de la realidad, que Errejón denomina «dimensión ganadora».

Las 3 ideas-fuerza

Podemos hace suya otra máxima de la comunicación política: no se puede hablar de todo, porque el mensaje se diluye, de forma que han concentrado el argumentario en tres ideas-fuerza: acabar con la corrupción (los ladrones de la casta), decidir el modelo económico (deuda pública y desahucios) y recuperar la soberanía popular (más democracia). Carolina Bescansa, fundadora de Podemos y especialista en análisis político, explica en los talleres que lo importante no es tanto el modelo económico que finalmente se elige, sino propagar ese debate, que se hable de ese tema. De hecho, existen muchos otros frentes abiertos en la opinión pública como el aborto o la cuestión catalana, pero Podemos pasa de puntillas sobre ellos, porque su fuerza descansa en otros ejes. ¿Qué debates eluden? ¿En qué jardines recomiendan los líderes no entrar? En temas que no tienen potencialidad política (generan mucho ruido pero no recaudan votos, son estériles electoralmente) y en responder a las acusaciones que vinculan a sus dirigentes con ETA, Venezuela o Bolivia.

Tras aprender lo básico de la teoría del discurso y las ideas-fuerza claras, los alumnos reciben también clases más prácticas que imparte el jefe de comunicación, Jesús Gil. Cómo elaborar una nota de prensa, cómo relacionarse con los periodistas, qué no se puede responder, o cómo conseguir vender un tema de forma atractiva. Es una información sencilla, una técnicas muy básicas, pero que resultan eficaces para gran parte de los alumnos, que pertenecen a los círculos Podemos, y necesitan dar a conocer sus propuestas en los municipios en los que operan, con medios de comunicación locales y regionales.

Tras el proyecto de la escuela, como de otros muchos, Podemos parece ser consciente de que el paradigma de confianza en la sociedad se ha transformado. La población es reacia a creer en viejas instituciones o publicidad oficial, y sin embargo, confía más en expertos, empleados e individuos que se perciben como «iguales» (peers) y con los que se sienten alineados. Los expertos en reputación ya lo aplican en compañías, porque saben que cualquier recomendación que provenga desde abajo, despertará mayor credibilidad, y será más sencillo arrastrar esa confianza o admiración hacia la conducta deseada. En definitiva, Colca-Cola busca reputación para conseguir ventas. Y Podemos, votos.