Podemos apela a los catalanes que no votan en las autonómicas

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Los politólogos de la dirección de Podemos imponen su huella. El partido ha diseñado una estrategia electoral para los comicios en Catalunya cimentada en el análisis académico de la denominada «abstención diferencial», que explica por qué una amplia brecha de votantes catalanes acuden a las urnas en las elecciones generales pero se quedan en casa en las autonómicas. Los estudios concluyen que la desmovilización está relacionada con rasgos socioeconómicos, sobre todo en áreas metropolitanas: los jóvenes, los desempleados y los votantes socialistas -o de izquierdas- tienden a abstenerse en las elecciones al Parlament en mucha mayor proporción que los electores de otros territorios en sus respectivas cámaras autonómicas. Según esta tesis, descrita en diversos textos académicos, el socialismo no ha sabido construir en Catalunya una oferta ilusionante capaz de incentivar la movilización.

La estrategia de Sí que es Pot se fundamenta en este análisis y apuesta por dirigir la campaña del 27-S a ese nicho de electorado abstencionista, que se mueve entre un 30% y 40%, votos suficientes para dar un vuelco en las urnas. La candidatura -integrada por Podem, ICV, EUiA y Equo- tratará de movilizar al electorado como eje general, pero, fundamentalmente, de activar a los votantes que suelen elegir al PSOE en los comicios legislativos y en las autonómicas tienden a abstenerse.

VUELCO «POSIBLE» / «Creemos que es posible dar un vuelco si somos capaces de ilusionar a la gente que habitualmente no vota en las elecciones catalanas», reconoce Rafa Mayoral, el secretario de relaciones con la sociedad civil de Podemos. Fuentes del partido confirman a este diario que el origen de su análisis estratégico se fundamenta en la «abstención diferencial», un comportamiento electoral que históricamente ha favorecido a los partidos nacionalistas. Es decir, Sí que es Pot no dirigirá sus mensajes a convencer al electorado nacionalista -que considera un voto duro y poco permeable- sino a persuadir a unos votantes más interesados por los derechos sociales que por la pertenencia identitaria.

Para tratar de movilizar a ese colectivo, Podemos sabe que necesita más una campaña de piel y emociones que argumentos racionales. Y a ello se entregará en cuerpo y alma la dirección del partido en las próximas semanas. El secretario general, Pablo Iglesias; el secretario político, Íñigo Errejón, y el secretario de organización, Sergio Pascual, que componen el tridente de la ejecutiva en campaña, participarán al máximo en los mítines de Sí que es Pot, conscientes de que se les pide más «levantar un estado de ánimo» que convencer desde la lógica. Y conscientes, también, de que Catalunya puede ser el granero de votos fundamental para unas legislativas que, con la aceleración de los tiempos, parecen ya a la vuelta de la esquina.