REACCIONES A LA MANIFESTACIÓN EN MADRID

Podemos agita de nuevo el debate político catalán

Dolors Camats responde a los periodistas, ayer, en su visita a la Fira de la Candelera de Molins de Rei.

Dolors Camats responde a los periodistas, ayer, en su visita a la Fira de la Candelera de Molins de Rei.

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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La manifestación tuvo lugar a centenares de kilómetros, pero la onda expansiva llegó a Catalunya en todo su apogeo. Los partidos catalanes reaccionaron este fin de semana con disparidad de opiniones ante la multitudinaria Marcha por el Cambio que Podemos celebró el sábado en la madrileña Puerta del Sol. Desde los más contrarios, como el PPC, que el mismo día de la manifestación ya calificó al partido de Pablo Iglesias de «populismo venezolano y bolivariano», hasta los más próximos, como ICV, que sigue apostando por las «confluencias» de las izquierdas, lo que dejaron claro entre todos es que la irrupción de la nueva fuerza no es algo que puedan dejar aparcado.

El debate en torno al 'efecto Podemos' no es nuevo en Catalunya. Cierto. Los partidos soberanistas, por ejemplo, ya llevan meses reclamando a los de Iglesias un mayor compromiso con el derecho a decidir si tan de acuerdo dicen que están con que los catalanes puedan elegir su encaje con el resto de España. La diferencia radica en que la exhibición de músculo de hace dos días, con miles y miles de personas saliendo a la calle para apoyar a un partido político, ha demostrado que la organización lila ha llegado para quedarse. CiU es «casta» y hay que «echarla» este mismo 2015 del poder, sostuvo ayer el líder de Podem en Barcelona, Marc Bertomeu. Ese mantra (en el que también suelen incluir al PP y al PSOE) lo acabó de aliñar Bertomeu al criticar a ERC por ir «a remolque de una fuerza corrupta como CiU».

«LA VERDADERA REVOLUCIÓN»

La relación entre Podemos y ERC no es precisamente las más cercana. El vicesecretario de comunicación y estrategia de los republicanos, Oriol Amorós, subrayó ayer que su partido no teme «en absoluto» que la irrupción del partido de Iglesias perjudique al proceso soberanista. Pero además, le tomó prestado el mensaje de la manifestación del sábado y avisó que, en Catalunya, el «deseo de cambio» lo encarna «el proceso hacia la independencia», que es «la verdadera revolución democrática».

Desde el mismo lugar -la Fira de la Candelera de Molins de Rei, convertida en pasarela de políticos- pero con menor grandilocuencia, el socialista Miquel Iceta calificó de «importante» la marcha del sábado en Madrid para añadir un aviso a propios y extraños: «Conviene que todos sepan leer las cosas, fue un toque de atención, porque en Catalunya y en España hay un malestar creciente por las políticas que se han llevado a cabo y también ante la corrupción, y si no somos capaces de dar respuesta a esto, este malestar irá creciendo».

Por la misma senda pero con algún añadido, el conseller de Interior y número dos de Unió, Ramon Espadaler, ya llamó el sábado a los partidos tradicionales a «reflexionar sobre las formas y algunos aspectos de los contenidos», aunque también advirtió de que hay quienes «prometen la tierra prometida y pueden comportar situaciones realmente difíciles».

Puestos a avisar, la presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, Carme Forcadell, también mandó ayer un recado a CiU y a ERC para que dejen de lado sus desacuerdos «por el bien del proceso». Al mismo tiempo, sin embargo, el alcaldable de Esquerra por Barcelona, Alfred Bosch, reprochaba a la federación nacionalista su división interna en torno a la independencia. También Iceta y la ecosocialista Dolors Camats lanzaban sus críticas contra Artur Mas y su partido al entender que el 'president' ya es más candidato que jefe del Govern al haber anunciado elecciones para el 27-S.