LA ESTRATEGIA DE LOS POPULARES TRAS EL BATACAZO EN ANDALUCÍA

La debacle fuerza a Rajoy a exigir a Gobierno y PP un plan de urgencia

Rajoy, entre Cospedal y Arenas, comparece tras el 22-M, ayer.

Rajoy, entre Cospedal y Arenas, comparece tras el 22-M, ayer.

PILAR SANTOS / PATRICIA MARTÍN / MADRID

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Mariano Rajoy es un superviviente y por esa razón, aunque ayer no quisiera hacer autocrítica públicamente, sabe que tiene mucho que cambiar, en el partido y en el Gobierno, para poder seguir en la Moncloa el próximo invierno. Las elecciones andaluzas, en las que el PP ha caído de 50 a 33 escaños, han puesto de relieve graves carencias políticas, muchas achacables al máximo responsable del partido.

Los resultados andaluces no son extrapolables a toda España --como recordó Rajoy en el comité ejecutivo nacional, en línea con los expertos en demoscopia--, pero han metido el miedo en el cuerpo a centenares de alcaldes y barones del PP en toda España, que en mayo deben enfrentarse a las elecciones municipales y autonómicas y que ven con ojos de pánico el poderío de Ciudadanos. Lo vinieron a reconocer entre líneas Arantza Quiroga (Euskadi) y Alberto Núñez Feijóo (Galicia), aunque este último, como otros 11 barones del PP, rechazó viajar a Madrid para analizar la derrota.

Si el partido del 'catalán' Albert Rivera ha convencido al 9% de los andaluces en pocas semanas, ¿qué no va a conseguir en otras comunidades si tiene dos meses más de margen? "El PP es como un galeón del siglo XVI y Ciudadanos, como una lancha que se mueve como quiere y rápidamente", describe una fuente del partido al admitir los escasos reflejos de la fuerza conservadora en este mapa político post-15-M.

REFORMULACIÓN DE LA IDEA FUERZA

Según fuentes del partido conservador y del Gobierno, Rajoy, que desde la semana pasada contaba con datos sobre el desmoronamiento que iba a sufrir su partido, se ha puesto manos a la obra. El jefe del Ejecutivo ha pedido a su Gobierno y al partido que diseñen un plan de urgencia para mejorar su propia imagen como líder, aumentar la coordinación entre el PP y la Moncloa (puesta en entredicho con los numerosos escándalos de corrupción y las políticas sociales) y tratar de frenar a Ciudadanos. Además, Rajoy ha reclamado que se reevalúe cómo presentar la recuperación visto que nadie se cree ese mensaje optimista, a pesar de que algunos datos macroeconómicos así lo señalan.

Una de las propuestas que están sobre la mesa es conseguir acercar "el Rajoy más humano" a los ciudadanos con algunos vídeos parecidos a los que el partido usó en enero, en los que el presidente llamaba a la puerta de varias casas y se paseaba por bibliotecas y farmacias dando las gracias por el esfuerzo para salir de la crisis. Es una estrategia para acercarse a la imagen de cercanía tan trabajada por el líder de C's.

El presidente del Gobierno también va a pisar más la calle, después de tres años en los que ha estado en la Moncloa centrado en la lucha contra la crisis. Hoy estará en Vitoria y el jueves en Santander.

Juan Manuel Moreno, la apuesta personal de Rajoy para intentar vencer a Susana Díaz, afirmó con humildad el domingo por la noche que ahora tocaba "escuchar". Un estilo muy diferente al mostrado por Rajoy, que pocas horas antes de que se abrieran las urnas llamó "zascandiles" y "'amateurs'" a los contrincantes del PP. A lo mejor Rivera recordará esos apelativos en las elecciones de mayo, cuando el PP puede que necesite a Ciudadanos para mantener algunos ayuntamientos y autonomías. Por no señalar el tono despreciativo que utilizó en el debate del estado de la nación con el líder socialista, Pedro Sánchez, cuando le calificó de "patético".

LA INVESTIDURA / El secretario general del PSOE disfrutó del triunfo de su compañera de partido y denunció el "problema de liderazgo" de Rajoy. Ahora le toca a Díaz muñir los apoyos necesarios para lograr ser investida, ya sea en primera o segunda vuelta. Rivera, consciente del poder que acaba de recibir, puso condiciones: no apoyará a la candidata del PSOE si no se deshace de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán, imputados por el caso de los ERE. Mientras, Podemos, también ganadores el domingo, celebró que España esté asistiendo a "un cambio irreversible".