Geometría variable

Pendientes de Pere Navarro

JOAN TAPIA

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Pere Navarro ha tomado tres iniciativas políticas (ver Geometría Variable del jueves 28) y, de repente, quien luchaba por no ahogarse en la flotación inerte en la que estaba el PSC tras la sentencia del Constitucional (julio del 2010) y la derrota frente a Artur Mas, condiciona el debate. Hablar fuerte y sin complejos en Barcelona (sin tragar el canon nacionalista) y en Madrid (el PSOE necesita al PSC tanto como el PSC al PSOE), ha sido una buena apuesta.

La derecha española está acorralada (aunque no todo lo hace mal) en una crisis que dijo que solo era culpa de José Luis Rodríguez Zapatero y en el desgaste del caso Bárcenas. Según la encuesta de Metroscopia para El País, el 82% de los españoles (y el 81% de los que votan PP) creen que el extesorero chantajea al Gobierno. Y en Catalunya, CiU (prisionera de ERC por necesidad como reconocía Josep Antoni Duran Lleida el pasado domingo en este diario) está lanzada a una estrategia sin salida.

Y a estos dos gobiernos, Navarro les predicó ayer (entrevista con Manel Fuentes en Catalunya Ràdio) que el inmovilismo no lleva a ninguna parte y que los problemas complejos solo se solucionan negociando con «paciencia y firmeza». En Europa las negociaciones duran meses... con normalidad. Y es un método más sensato -aunque menos torero- que el de una cita de septiembre Rajoy-Mas presidida por la tentación (tan catalana como española) del tot o res. Dar por liquidado un posible pacto fiscal entre Catalunya y España (algo que Euskadi solo tiene por el fin de las guerras carlistas del siglo XIX y por la abolición de Franco del concierto a las provincias traidoras de Vizcaya y Guipúzcoa, pero no a Álava y Navarra) en una reunión de dos horas de una calurosa mañana de septiembre es más propio de acalorados tribunos que de estadistas responsables.

Como dice Navarro, la consulta habrá que negociarla... largo y tendido. Puede ser frustrante, pero es más útil que convertir la crispación en lo normal con la meta de una muy posible larga sala de espera en Bruselas. Y quizá haya que negociar antes -toca en el 2013- un nuevo sistema de financiación que haga más llevadera la crisis. ¿O no? ¿No hay que negociar la financiación y sí aceptar los consejos del Fondo de Liquidez Autonómica de Cristóbal Montoro, que nace -lo ha subrayado Rocío Martínez-Sampere- de la ley de estabilidad presupuestaria votada por el Partido Popular y CiU?

Captar oportunidades y buscar aliados es correcto. Y Navarro, que parecía demasiado paciente, ha despertado. Se tiró a la piscina y ordenó votar diferente al PSOE sobre la consulta. Y ha sido seguido por 13 de los 14 diputados del PSC, todos menos Carme Chacón. No es la primera vez que la dirección socialista catalana lo intenta. Con la llamada loapilla que Martín Villa envió a las Cortes justo tras el 23-F, la ejecutiva del PSC -dirigida entonces por Joan Reventós- instó a los diputados en Madrid a votar en contra. De los 17, solo 6 (Pedro Jover, Pep Jai, Rudolf Guerra, Josep Pau Pernau, Josep Verde Aldea y Anna Balletbó) siguieron. Los otros, empezando por el portavoz, Ernest Lluch (el PSC tenía grupo parlamentario), escucharon los argumentos de Alfonso Guerra y Gregorio Peces-Barba. Vivimos hoy un tiempo mejor (el 23-F está lejos) y el PSC se ha demostrado más libre.