LA NUEVA LEGISLATURA

El PP dirigirá ahora a las bases del PSOE su campaña del miedo

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en un acto del PP en Valladolid, el pasado viernes.

El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, en un acto del PP en Valladolid, el pasado viernes. / AFP / CESAR MANSO

GEMMA ROBLES / MADRID

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Después del 'no' de Mariano Rajoy al Rey y en vísperas del comité federal del PSOE, los populares optaron por acelerar una campaña que ya estaba en marcha para intentar presionar a los barones socialistas, a fin de desincentivar un posible acercamiento a Podemos. Las llamadas nacionales e internacionales de personajes de peso en el mundo político o económico se han multiplicado en estos días. Ha habido además visitas de mediadores (en algún caso voluntarios) a Pedro Sánchez y a otros de sus compañeros para avalar una coalición PP-PSOE-Ciudadanos.

Pero parece que Sánchez, más allá de recibir a algunos de los que han llamado a su puerta para lanzarle mensajes propios o de parte de los populares, se limita a negar la mayor. No contempla el acuerdo con el PP, por más que sus interlocutores en estos días le hayan alertado sobre hipotéticos riesgos interiores y exteriores; hayan apelado a la crisis con Catalunya; hayan sugerido que él podría tener un puesto de máxima relevancia en un Gobierno de Rajoy o hayan confirmado que el apoyo en el Congreso a los populares se traduciría en respaldo a todos los barones socialistas en sus territorios.

ARRECIARÁ LA PRESIÓN

En el esperado comité federal que el PSOE ha celebrado este sábado, su secretario general ha confirmado que intentará formar Gobierno tendiendo la mano a izquierda (Podemos) y derecha (Ciudadanos), buscando un pacto que primero someterá a la opinión de sus bases y después de sus barones. El orden que pretende no es baladí, puesto que la militancia socialista suele ser más abierta a cambios que sus dirigentes y podría digerir mejor que ellos un supuesto acuerdo con los de Pablo Iglesias. Marcando el camino. Los populares, que han estado atentos al movimiento, a buen seguro reorientarán hacia los militantes esa campaña de presión que dirigían hasta ahora a los cargos socialistas. Los mensajes del miedo, los avisos sobre los riesgos que corre España y los ataques hacia Podemos arreciarán sin descanso.

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En esa línea se ha pronunciado este sábado la secretaria general de los conservadores, María Dolores de Cospedal, quien desde Toledo ha recalcado que “los acuerdos con independentistas o radicales, vengan de donde vengan, pueden pesar como una losa sobre el futuro del país”.

CORRUPCIÓN DEMOLEDORA

En realidad, hace tiempo que los populares abandonaron prácticamente las esperanzas de gobernar en esta undécima legislatura recién estrenada. La irrupción de un viejo caso de corrupción en Valencia pero con nuevas derivadas, que han supuesto el arresto de docenas y docenas de cargos y amenaza, de nuevo, a figuras de confianza del líder como Rita Barberá, no ayuda. Todo lo contrario, dado que supone un lastre para que Ciudadanos pueda hacer más que sentarse a dialogar con el PP, sin ir más allá. Pero también en esto los conservadores se han vuelto pragmáticos y, sin micrófonos delante, admiten que se conforman con que Albert Rivera cumpla su palabra de no facilitar un Gobierno de PSOE y Podemos. Eso abriría la puerta a unas nuevas elecciones, que es con lo que sueña ahora el equipo de Rajoy. Por aquello del mal menor.