Declaración sobre el derecho a decidir

El Parlament desafía al Estado y proclama la soberanía de Catalunya

Artur Mas, entre otros miembros del Govern y diputados de CiU y ERC, aplaude tras la votación a favor de la declaración de soberanía, ayer.

Artur Mas, entre otros miembros del Govern y diputados de CiU y ERC, aplaude tras la votación a favor de la declaración de soberanía, ayer.

XABIER BARRENA / RAFA JULVE
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El Parlament cumplió ayer con el trámite que debía cursar si quería emprender ese largo viaje que debe llevar, se supone, hasta la consulta de autodeterminación. Era esta la sexta vez que la Cámara catalana votaba sobre el derecho a decidir, pero la de ayer iba revestida de una simbología especial. Las fuerzas soberanistas, y en especial CiU, que en los últimos tiempos ha dado un paso al frente en pos del Estado propio, tenían que pasar de las palabras a los hechos después de las elecciones del 25-N y eso obligaba a desafiar el ordenamiento legal y jurídico levantado desde 1978 sobre la Constitución. La mayoría, en una proporción de dos a uno (85 a 41), sancionó que sí, que Catalunya es un sujeto político, jurídico y soberano y que puede decidir su futuro. La derivada es que se crean, ahora sí, dos grandes frentes. Y nacen a costa, incluso, de la propia unidad de los partidos. Cinco de los 20 diputados socialistas prefirieron no votar, desoyendo la consigna de la dirección, de pulsar elno. Los diputados de CiU, pese a la tormenta de estos días, votó «como un solo hombre», en palabras de Oriol Pujol.

Bajo el marcador una serie de notas. No se alcanza la mayoría cualificada de dos tercios (se queda en el 63%), imprescindible, por ejemplo, para promover una iniciativa de menor rango, como una reforma del Estatut. En la declaración sobre el derecho a decidir de septiembre, los soberanistas sumaron 84 votos. Poco o nada ha cambiado tras el 25-N. Y, además, lo que ha cambiado es que el PSC ha virado -entendiendo que lo que se votaba era distinto- la abstención de septiembre por elnode ayer. Elnoha pasado de 21 a 41.

UNA RÉPLICA DE LOS VASCOS / La nueva posición del PSC, en defensa de la legalidad vigente, convierte, de facto, la Cámara catalana en una réplica del Parlamento vasco de no hace tantas legislaturas. Dos frentes. En un lado, el nacionalismo moderado (CiU), el independentismo también moderado en las formas (ERC) y la izquierda alternativa (ICV-EUiA). También en este bloque, la CUP, que, en una especie de remedo de la izquierda aberzale cuando se celebró la votación en Vitoria delplan Ibarretxe,dio uncrítico a la declaración, esto es, uny dos abstenciones.

Artur Mas, el gran impulsor de este viaje, optó ayer por arrogarse el papel institucional y no medir su espada con el resto de líderes. Ello propició que Oriol Junqueras asumiera el protagonismo en la defensa cerrada de la declaración. Junqueras, como también haría el portavoz de CiU, Oriol Pujol, trató de separar de la declaración cualquier sombra de independentismo subliminal que el borrador filtrado a la prensa, merced a esa referencia al Estado propio, pudiera haber generado. «No pedimos a nadie que sea independentista, simplemente que sea demócrata», señaló el republicano. El presidente de ERC aseveró que «no hay nada por encima de la voluntad de los catalanes».

MENSAJE DE DURAN / Su socio en la federación de CiU y líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, lamentó como Mas elnodel PSC y tuiteó: «En el voto del PSC al derecho a decidir, que no quiere decir independencia, priman intereses de [Carme] Chacón a las primarias [del PSOE] por encima de Catalunya». Lo hizo desde Chile, donde representa a España como presidente de la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.

La tercera parte, Joan Herrera ICV-EUiA, se mostró muy cuidadoso por mantener intactos los puentes con el PSC. «Lucharemos por aumentar esos 85 diputados», dijo, sabedor que, en materia nacional, ICV-EUiA solo puede situarse un peldaño por encima del PSC, si no quiere ser tildada de hacer seguidismo de ERC. Y si el PSC se planta, el margen para los ecosocialistas se acaba. La misma lectura sirve para el PSC. Si no quiere perder, aún más, el flanco catalanista, solo puede estar un paso por detrás de Iniciativa. Se miran de reojo.

Como en el Parlamento vasco, el grueso del frente que se opone al soberanismo (bautícese como se quiera) lo forman los dos grandes partidos españoles: PP y socialistas, a los que se suma Ciutadans. Nunca hasta ahora la alineación había sido tan clara (seguramente porque la trascendencia del debate condicionó las estrategias). Por mucho que le pesara a la facción catalanista del PSC, representada por cinco diputados no votando ni una cosa ni la otra para no desdeñar la declaración y «para no dañar más aún» al partido, elnomayoritario y el discurso de Navarro -que acusó a CiU y ERC de «desvirtuar» el del derecho a decidir al utilizarlo para enmascarar el objetivo de la independencia- situó a los socialistas en el bando que hasta ahora habían ocupado únicamente el PPC y Ciutadans.

En total, los tres grupos sumaron 41 votos en contra: los 15 socialistas, los 17 del PPC (dos diputados estaban enfermos) y los 9 de Ciutadans, 20 más que en la votación de octubre sobre la consulta. Entonces, el PSC, que tenía 28 escaños, se abstuvo. Ayer, tanto Alicia Sánchez-Camacho como Albert Rivera dieron la «bienvenida» a Navarro por, según agradeció la presidenta de los populares, sumarse «a la democracia». Las chanzas del sector soberanista no fueron pocas.

Tanto la presidenta popular como el líder de Ciutadans hicieron méritos con sus duras intervenciones para liderar el frente unionista. La primera siguió agitando el fantasma del miedo. Alertó del coste que implicaría una Catalunya independiente y, sobre todo, avisó de que actuará legalmente contra una declaración «ilegal» si esta tiene consecuencias jurídicas. Tanto ella como el resto de diputados del PPC se levantaron de sus escaños después de votar, pero antes de que se conociera el resultado. Un gesto estridente, pero no el único. Albert Rivera proclamó que «el derecho a decidir no existe» y que, por tanto, lo realizado ayer por los soberanistas no fue más que puro «teatro».

Vea el vídeo de esta

noticia con el móvil o

en e-periodico.es