El pacto de la Diputación

CiU y ERC inician las conversaciones para un acuerdo en la administración provincial

XABIER BARRENA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hubo un tiempo, hace cuatro años -eso sí, viajados políticamente a la velocidad de la luz-, en el que la Diputación de Barcelona era algo así como el cuartel de invierno del PSC. La pérdida de Barcelona comportó la primera ventaja númerica de CiU en diputados provinciales (20 a 19, sobre el total de 51). Y el 24-M provocó un nuevo paso en el cambio de estatus. ERC, merced a sus buenos resultados en el área metropolitana, superó al PSC en escaños provinciales (11 a 10) y se colocó pisando los talones a la federación, que perdió seis asientos (14). Convergentes y republicanos no suman mayoría absoluta, se quedan a uno, pero la irrupción de la la CUP (con 2) hace muy difícil una mayoría alternativa con el partido asambleario, PSC, PP (3) y los también nuevos en la institución Ciutadans (3). Las conversaciones entre los dos principales partidos, no solo en esta diputación sino también las otras tres catalanas, empezaron el lunes, de manera preliminar.

Pese a los miedos que mostró Artur Mas el mismo lunes, los republicanos no piensan en reeditar pasados tripartitos con socialistas y Entesa (nombre que engloba el espacio ecosocialista y de izquierda radical, es decir a ICV y BCN en Comú, por ejemplo). Cree ERC que, aunque de importancia menor que la Generalitat, toda administración es buena para construir el «nuevo país» y entiende que el acuerdo con la federación nacionalista es lo lógico.

Eso sí, los negociadores republicanos, con la secretaria general, Marta Rovira, y el adjunto, Lluís Salvadó, no pretenden regalar nada. Más allá de un reparto de carteras, y sus partidas presupuestarias correspondientes, los republicanos quieren también tener voz y voto en la elección del presidente de la diputación. No quieren que sea nadie de Unió, por cuanto el líder democristiano, Josep Antoni Duran Lleida, sigue siendo el profesor Moriarty de Esquerra. Y, evidentemente, los republicanos abogarán por una figura libre de toda sombra de corrupción.

Los resultados del domingo han ayudado a ordenar las posibilidades de la terna de alcaldes candidatos a la presidencia de la diputación que, según algunas fuentes, maneja CiU. Marc Castells ha mejorado sus resultados en Igualada del 2011, alcanzando, incluso, la mayoría absoluta. Por el contrario, el presidente de la Associació de Municipis de Catalunya y alcalde de Premià, Miquel Buch, pasó el 24-M de 10 a 7 concejales. Peor escenario aún para Mercè Conesa, también portavoz de CDC, que se dejó cuatro escaños y la mayoría absoluta en Sant Cugat.

El pacto entre CiU y Esquerra será también necesario en las diputaciones de Tarragona y Lleida. No en la de Girona, donde, a pesar de perder un asiento, la federación conserva su mayoría absoluta. El aumento registrado por ERC en la mayoría de municipios gerundenses se traduce en ocho diputados, por siete del PSC.

En Tarragona, los 11 diputados de CiU requerirán del apoyo de los siete de ERC para alcanzar, sobrados, la mayoría absoluta, tras escapársele esta a Convergència el domingo tras la pérdida de tres escaños. Lo mismo que en Lleida, donde pasó de 13 a 12 asientos, lo que obligará a CiU a buscar a los seis de Esquerra.