Pablo Iglesias: "La voluntad de los catalanes ha de escucharse"

El secretario general de Podemos insiste en que su partido no tiene "ningún problema con el derecho a decidir"

ENRIC HERNÀNDEZ / BARCELONA

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Tras su abrupto arranque en la campaña del 27-S, Pablo Iglesias recala en EL PERIÓDICO empeñado en centrar el mensaje de Podemos y de Catalunya Sí que es Pot, que rehúsan alinearse en el bloque del 'no' y enarbolan la defensa del derecho a decidir de los catalanes dentro de un proceso constituyente en toda España.

-Tras la polémica que suscitaron sus palabras, ¿ha entendido que para muchos catalanes sea compatible ser independentista con tener padres extremeños o andaluces

-Sin duda, por eso me disculpé. Eso sí, tengo muy presente que a Marta Ferrusola le molestaba que alguien llamado Pepe Montilla presidiera la Generalitat. Pero, pese a todo, estamos consiguiendo que conflictos laborales como el de Valeo tengan un papel en esta campaña, frente a quienes pretenden dividir a Catalunya en dos: la del 'sí' y la del 'no', la de Mas y la de Rivera, como sucesor del PP. Lo que divide a Catalunya son las agresiones a la soberanía con los recortes de los servicios públicos de Mas o de los derechos sociales, como la reforma laboral del PP y CiU.

-Entiendo que su propósito es movilizar el voto metropolitano que no suele activarse en las autonómicas.

-Sí. Se equivoca quien entienda que las elecciones autonómicas son menos importantes que las generales. España no cambiará si no cambia Catalunya, y Catalunya tampoco lo hará si no lo hace España. Mas me acusa de ser como Aznar, sabiendo que no es verdad, porque teme que Podemos gane las elecciones y que al otro lado del Ebro haya alguien que escuche, que comprenda que la voluntad de los catalanes tiene que ser escuchada. Si Podemos gobierna en España, igual resulta que la mayoría de los catalanes no se quieren ir. Eso a Mas le preocupa, por eso prefiere a Rajoy, porque con él tendrá más posibilidades de ser president. Mas antepone su interés político personal a los intereses nacionales de Catalunya.

-Su desembarco en la campaña del 27-S, como los de Rajoy y Sánchez, confirman que estas elecciones algo tienen de plebiscitarias...

-No, porque nuestro discurso no es contra la independencia. No quiero que Catalunya se vaya de España, lo que no significa que esté contra la independencia. Somos demócratas y estamos a favor del derecho a decidir, de respetar lo que decidan los catalanes y de articular los mecanismos jurídicos para que esa decisión se pueda traducir políticamente. Pero para hacerlo antes hay que romper el candado de 1978, esa Constitución pactada por los padres políticos de Mas, para discutir la cuestión territorial, el blindaje de los derechos sociales y la lucha contra la corrupción. No estamos en esos dos bloques. Lo que divide a Catalunya no es el sí o el no, sino el 30% de catalanes y catalanas en riesgo de pobreza, el paro juvenil y las consecuencias de los recortes sociales de Mas. Decimos en Madrid lo mismo que en Barcelona: ningún problema con el derecho a decidir, pero lo que hay que hacer es liberarnos de los corruptos en las instituciones y defender la soberanía. A Mas y Rajoy les va bien retroalimentarse, pero ello no beneficia a los catalanes ni a los españoles.

-Si a Mas le conviene la confrontación con Rajoy, ¿por qué ha buscado el cuerpo a cuerpo con usted?

-Mas demuestra cierto nerviosismo, y reconoce quiénes son sus adversarios de verdad, al decir que Pablo Iglesias es Aznar, o que soy de extrema derecha. Me dolió, porque soy nieto de un represaliado encarcelado y condenado a muerte, a mi tío abuelo lo fusilaron y mi padre, que tiene la edad de Mas, fue a la cárcel cuando los demócratas luchaban por las libertades. No juzgo qué hacía Mas cuando mi padre estaba en la cárcel, pero sí le pediré que se disculpe. Fue Pujol quien hizo presidente a Aznar y se reunió con él en el molino de Rato, y fue CiU la que apoyó la amnistía fiscal y la reforma laboral. Resulta poco creíble que un aliado histórico del PP diga que somos como el PP.

-Catalunya Sí que es Pot, inspirada en Barcelona en Comú, no cuenta con el apoyo de Ada Colau en la campaña del 27-S. ¿Eso es un baldón?

-Hay gente de Barcelona en Común colaborando con nosotros. En todo caso, Ada lo está haciendo muy bien, de forma muy inteligente. Fue elegida para ser alcaldesa y asume el mandato recibido de los ciudadanos.

-Al independentismo instrumental, que concibe la independencia como la palanca para un cambio, ¿qué le ofrece Catalunya Sí que es Pot?

-Si lo que desean es una sociedad más justa, estamos de acuerdo en lo básico, y podríamos entendernos en muchas cosas, aunque quizá no en todas. Me cuesta entender que gente de izquierdas como Joan Tardà (ERC), con quien compartimos muchas cosas, esté trabajando para hacer presidente a Mas. A la gente de izquierdas de Catalunya me gustaría verla más cerca de nosotros que de Mas.

-Insiste en defender el derecho a decidir en el marco de un proceso constituyente, pero no se atisba con qué partidos puede acometerse una reforma que requiere el apoyo de tres quintas partes de las Cortes.

-Un catalán que quiera cambiar sabrá que hay notables diferencias entre que Podemos gane las generales, y yo pueda ser presidente, y que las gane Rajoy u otro candidato. No me gusta que algunos digan que Catalunya no puede ser independiente porque la Constitución no lo permite o porque quedaría fuera de la UE, aunque sea verdad. Eso es meter miedo a los ciudadanos. Yo no quiero imponer nada a nadie, quiero seducir. Queremos construir algo juntos, pero si ustedes no quieren, no pasa nada. Trabajaré para que la voluntad política de los catalanes tenga expresión jurídica, pero eso depende de los ciudadanos.

-Se lo preguntaré directamente: ¿Catalunya es una nación?

-Sin duda, Catalunya es una nación.

-¿Y eso qué consecuencias jurídicas debería tener?

-Dependerá de la voluntad colectiva de los catalanes. La expresión jurídica no tiene que ser unívoca: puede haber naciones que se articulen en torno a un solo Estado o que se asocien con otras para formar un Estado. Catalunya deberá ser lo que los catalanes y las catalanas decidan.

-Grecia vota de nuevo este domingo. ¿El precedente de Tsipras es la prueba de que en realidad no se puede?

-Ese es el mensaje que quieren crear nuestros adversarios, aunque hay una parte de verdad en ello. El acuerdo que ha tenido que firmar el Gobierno griego es una humillante paz de Versalles, aunque ha logrado reducir el techo de déficit y así liberar recursos. Lo que queda demostrado es que un gobierno solo no puede. Grecia no tuvo el apoyo de Renzi ni de Hollande. En España es clave hacer cambiar al PSOE, pero eso solo sucederá si Podemos le vence en las urnas. El voto útil para frenar a Rajoy en España es Podemos.