Ortega se suma a los dirigentes de Unió por la independencia

La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, junto a varias urnas usadas en el proceso participativo del 9-N.

La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, junto a varias urnas usadas en el proceso participativo del 9-N.

FIDEL MASREAL / Barcelona

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El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, lleva años argumentando que la independencia es un mal negocio para Catalunya. Una empresa llena de dificultades internas y rechazos internacionales. Invoca por ello la necesidad de un pacto y reniega de lo que califica como «los extremismos». Sin embargo, con motivo del proceso del 9-N, el goteo de dirigentes y cuadros de Unió que se apuntan a la independencia es constante. Ayer se sumó al club la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, quien aprovechó la presentación de los datos definitivos de la jornada participativa (2.344.828 participantes, solo 30 votos duplicados de unos 400 intentos) para afirmar, con una sonrisa de satisfacción en los labios: «Me siento muy representada por la opción mayoritaria del 9-N, esos 1.897.274 votos del sí-sí. Estoy aquí».

Ortega se une así a la presidenta del Parlament, Núria de Gispert; al expresidente del Parlament, Joan Rigol, y a diputados y dirigentes que han revelado su apoyo al sí-sí en el proceso participativo. Gispert lo dijo en una reunión de Unió y Rigol afirmó públicamente que Manuel Carrasco Formiguera, histórico miembro del partido, habría votado a favor de la independencia en las urnas del 9-N.

En el congreso de Unió celebrado en Sitges en febrero, la mayoría de los delegados consultados expresaban su apoyo al sí-sí. Tras el verano, el sector independentista incluso ha constituido una plataforma, llamada Fem-ho, de socialcristianos por el sí-sí. En paralelo, Duran Lleida ha anunciado Construïm, para abrir el espacio de Unió a otros sectores y evitar que el debate del partido se centre únicamente en el soberanismo.

Un soberanismo que, en los datos definitivos del 9-N, consiguió el 80% de los votos (el sí-no obtuvo el 10% y el no el 4,49%). Quienes acudieron tras ese día a las delegaciones de la Generalitat todavía tuvieron más acento independentista: 89% por el sí-sí. Del 10 al 25 de noviembre votaron 26.000 catalanes. Una vez completado el proceso, las bases de datos estan siendo destruidas. Y en el informe definitivo del Govern se explicará el contenido de las 70.000 pepaletas contabilizadas como «otras aportaciones».

ELOGIO Y AVISO / El colegio de politólogos y sociólogos de Catalunya, en su informe final sobre su actuación como observadores el 9-N, al que ha tenido acceso EL PERIÓIDICO, concluye que, pese a que el proceso contenía «vulnerabilidades», logró una «gran calidad democrática dado que el voto ha sido suficientemente libre, universal e igual».  La principal debilidad fue el sobreesfuerzo de muchos particpantes para poder votar. Con todo, el informe avisa cara al futuro de que «las llamadas a la abstención y los intentos de deslegitimación del proceso llevan a pensar que el apoyo social a las opciones sí-no y no es más elevado de lo que muestran los resultados».

Los observadores sostienen que previamente a las votaciónes, «la campaña informativa fue neutral y respetuosa con la pluralidad de opciones». Curiosamente, afirma que las garantías se dieron gracias a los voluntarios, los observadores y el hecho de que cualqueir ciudadano con un smartphone podía difundir cualquier irregularidad.

El texto critica que se dejara entrar banderas y símbolos similares en los colegios. Los observadores constatan la imposibilidad del voto múltiple pero ven «mejorable» la garantía del secreto de voto porque los participantes estaban expuestos a que se viera qué votaban.