Junqueras advierte en Argentina del riesgo de 'greciación' de España

Pérez Esquivel anima a la movilización popular soberanista a «seguir en pie»

XABIER BARRENA / BUENOS AIRES

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La variedad argentina de la lengua española ha enriquecido con múltiples términos el castellano europeo, pero ninguno ha cuajado tanto en los últimos años como corralito para definir un conjunto de restricciones bancarias a los consumidores. En su primer y agotador día de gira sudamericana, Oriol Junqueras se entrevistó el lunes con el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Este, ante los medios, en la desvencijada sede de su organización proderechos humanos en el barrio de Sant Telmo de Buenos Aires, se mostró «espantado ante la deuda externa española». Esquivel, que luego diría, en relación al proceso soberanista catalán, que «los pueblos cuando se levantan acaban consiguiendo lo que se proponen», puso cara de susto. ¿Qué le contó Junqueras?

Horas después, en el Casal de Catalunya, en el mismo San Telmo, el líder republicano resolvió la duda. Ante un público que conoce bien lo que significa vivir en un país estructuralmente en crisis, y con los ecos del referéndum griego, Junqueras se lanzó a las comparaciones. «Argentina tiene unos 40 millones de habitantes y una deuda externa de 270.000 millones de euros. España, 45 millones y un billón de deuda». Cara de sorpresa entre el respetable. «¿Cómo se financia la deuda española? Actualmente el tipo de interés del Banco Central Europeo es del 0,05%. Argentina la paga al 9% o 10%. Si el precio del dinero al reino de España se pusiera en un 1%, nada del otro mundo, los intereses se multiplicarían por 20. Sería relevante». Muecas de incredulidad entre los catalano-argentinos. Y luego vino la puntilla. «Argentina tiene margen para establecer su propia política monetaria. España, no. El incremento o no del precio del dinero depende de la voluntad del BCE, que es tanto como decir de Alemania». Más bufidos. En términos futbolísticos, el partido económico entre España y Argentina acabará en un futuro en empate, según Junqueras. Y no se están jugando la Champions, sino más bien no descender a segunda.

Lógicamente vino todo esto a cuenta del proceso independentista. En la sala Àngel Guimerà, presidida por una estelada, Junqueras vendió la independencia a un público muy dispuesto a comprar. «El reino de España se ha pulido el líquido de dinero que tenía en compra de su propia deuda, con la incertidumbre que genera el no saber qué precio tendrá en un futuro, y el propio gobernador del Banco de España apunta que en un futuro las pensiones no se podrán pagar. Este Estado no nos interesa», sentenció Junqueras.

Inquirió una asistente al acto si Junqueras tenía un plan B por si lo de la independencia no salía como él esperaba. Junqueras recordó que «si alguien pone en práctica un plan B [es decir, una tercera vía], al día siguiente seguirá habiendo un millón de millones por pagar». Insistió la espectadora, y Junqueras, olvidando por dos segundos su proverbial contención, respondió: «Hay otros especialistas en planes B y, como son tan buenos, no pretendo quitarles ese honor». Los más al caso de la actualidad política catalana rieron.