EL ÓRDAGO INDEPENDENTISTA

Resistencia zen al Estado

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en la rueda de prensa en la que se anunciaron los últimos cambios en el Govern.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en la rueda de prensa en la que se anunciaron los últimos cambios en el Govern. / periodico

Xabi Barrena / Fidel Masreal

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Acatar sin que se cumpla. Esta es la táctica que va emplear el Govern de la Generalitat en los primeros pasos del choque de trenes que se avecina a partir del miércoles. Es decir, en cuanto el Parlament dé luz verde a la ley del referéndum y, en un efecto dominó, el Gobierno, vía Tribunal Constitucional (con el permiso de Montesquieu) tome medidas, no tanto contra la autonomía catalana, sino contra los individuos que promueven la secesión. Sobre todo, contra los miembros del Govern, con su ‘president’ al frente, no en balde el plan soberanista prevé que tras la aprobación de la ley del 1-O el Ejecutivo en pleno, según ha reiterado este lunes Oriol Junqueras, firme ipso facto el decreto de convocatoria del referéndum.

Fuentes del Govern apuntan a que el Ejecutivo catalán, y por supuesto Carles Puigdemont, no opondrán resistencia a las presuntas inhabilitaciones que puedan derivarse. Se trata, dicen estas voces, de proteger el 1-O evitando una escalada emocional que pudiera dar lugar a un enrarecimiento en la calle y en los despachos que supondría alejarse de esa normalidad que tanto pregona el propio Puigdemont como deseable para el día de la votación.

Correr el escalafón

Así, una presunta inhabilitación sería acatada, sí. Pero el alto cargo en cuestión no dejaría de acudir, por ejemplo, a las reuniones de Govern. Simplemente no tendría firma. A efectos prácticos, por ejemplo el caso del ‘president’, la sanción sería inocua, mantienen estas voces. Si además de Puigdemont también ‘cayera’ Junqueras, lo mismo. Y así se iría corriendo el escalafón. Se trata de llegar al 1-O y, después, sí que se tocaría a rebato en defensa de las instituciones y los cargos catalanes.

Este tipo de oposición ‘gandhiana’, o si se quiere zen, es la que, por ejemplo, ha pregonado el ‘president’ este lunes a los miembros del comité nacional del PDECat. Puigdemont ha pedido a los suyos no caer en provocaciones ni perder el buen tono, así como que se tenga confianza en el Govern. Por su parte, el ‘expresident’ Artur Mas ha llamado a la máxima unidad interna, y ha pronosticado que el Estado querrá devaluar el referéndum, si no lo logra impedir.

La voluntad es llegar al 1-O con una reivindicación callejera de tono festivo y familiar a ojos del mundo. Por eso, ERC ha previsto que la gran manifestación anual se convierta, en este 2017, en el colofón a una semana "clave" para la cita del referéndum. El portavoz republicano, Sergi Sabrià, ha aseverado “nada” parará a los independentistas, puesto que tienen “al lado a la gente y la razón de las urnas”.

Defensa de las urnas

Y es que precisamente el asunto de los receptáculos electorales es el único que podría torcer la ‘revolución de las sonrisas’. El único escenario previsto de gran movilización extraordinaria se produciría, precisamente, si no hay opciones de celebrar el 1-O, es decir, si el Estado consigue hacerse con las más de 6.000 urnas que guarda bajo llave el Govern. Sabrià ha avisado así al Gobierno de que los soberanistas serán "firmes" y, si les "amenazan" con retirar las urnas, ERC llamará a la movilización ciudadana para "tomar pacíficamente las calles", en la línea expresada el domingo por la secretaria general de Esquerra, Marta Rovira.

El propio Puigdemont tampoco duda en elevar el tono si se trata de defender las urnas. Verbigracia, este mismo lunes, cuando ha afirmado que un referéndum "nunca puede ser calificado de estafa" (como lo ha calificado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy), porque "la estafa sería impedir su celebración", y ha alertado de que con las "urnas nunca se hace un golpe de Estado" puesto que un "golpe de Estado sería prohibirlas".

Eso sí. Que nadie crea que ni los independentistas ni el Gobierno tienen absolutamente claro el futuro desarrollo de los hechos. Ni los del propio miércoles. Fuentes del Junts pel Sí y de la CUP reconocieron a este diario que la sucesión de acontecimientos, en el propio Parlament, no está ni mucho menos cerrado y que va a depender, en gran medida “ de la reacción de los otros grupos y”, obviamente, “del TC”, es decir, de la velocidad con la que opere el Gobierno.

Escenarios abiertos

En el PDECat y en el Govern mantienen abiertas todas las posibilidades: tanto que el Ejecutivo de Mariano Rajoy lleve a cabo una respuesta dura a la aprobación de la ley del referéndum, como que evite determinadas reacciones virulentas. Ni unos ni otros dan la mínima pista al rival, en lo que es una auténtica lucha de nervios.

También la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, ha llamado a “no caer en ningún tipo de provocación por parte del Estado” y mantener un tono “positivo y constructivo”.

En ese tono cabe entender la voluntad expresada por Pascal de que, a pesar de la urgencia de la tramitación (previsiblemente se celebrará una reunión de la Mesa justo antes del pleno y posteriormente JxSí y la CUP pedirá cambiar el orden del día para introducir la ley del referéndum) en la Cámara, sí habrá la posibilidad de presentar enmiendas y de debatir la ley.