Navarro alienta un frente común por una consulta legal

El PSC contrapone su herencia al 'peix al cove' de CiU

JOSE RICO / CRISTINA BUESA / BARCELONA

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El PSC ha tenido que abrazar el derecho a decidir y la consulta de autodeterminación de una manera bastante abrupta, casi impuesta por las circunstancias. Ahora, el reto que debe superar contra reloj es convencer a un electorado de izquierdas algo desconcertado de que esa apuesta no es artificial ni interesada, sino que se trata de un compromiso que el partido defenderá hasta las últimas consecuencias, aunque la dirección del PSOE y sus barones no dejen de llevarse las manos a la cabeza. El candidato socialista a la Generalitat, Pere Navarro, dio un paso ayer en esa línea al emplazar al resto de partidos del Parlament a citarse después de las elecciones para explorar un acuerdo que dé fuerza a la reivindicación catalana ante el Gobierno de Mariano Rajoy, pero con la condición de que todos estén comprometidos con que el órdago se canalice por vías escrupulosamente legales, en busca del acuerdo con Madrid. Es decir, relegando las kosovares calenturas unilaterales y abogando por escocesas dotes conciliadoras.

Enfrascado en la campaña con las perspectivas más adversas de la historia del partido, el PSC no puede hacerle ascos a ningún elector moderado, de izquierdas o de derechas, que sienta recelo, temor, incertidumbre o la más mínima duda ante la senda que Catalunya se dispone a transitar la próxima legislatura. Con el frente común por el referendo, planteado en Primera Plan@, el foro de opinión de EL PERIÓDICO, Navarro persigue demostrar su voluntad de los catalanes decidan «libremente» su futuro y, con ello, retener a los votantes socialistas que tienen la tentación de votar a CiU (el flanco por el que se escapan la mayoría de sus votos, según sostienen sus dirigentes).

COBERTURA JURÍDICA / Por eso dirigió su desafío muy especialmente al presidente de la Generalitat, Artur Mas, y al PP, un día después del cruce de reproches entre el candidato de CiU y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, sobre el «golpismo» que supondría convocar la consulta o negarse a autorizarla. «Lo que tienen que hacer unos y otros es producir las condiciones para que los catalanes se puedan expresar en absoluta libertad, pero también con absoluta seguridad política y jurídica», señaló Navarro. Durante el coloquio, el aspirante del PSC hizo extensiva su invitación a las fuerzas del Parlament a «ponerse a trabajar» a partir del 26 de noviembre para hacer realidad un referendo viable. Eso no significa que los socialistas hayan renunciado a su plan de reforma de la Constitución, que el candidato insistió en que llevará a la Cámara catalana en cuanto se reabra.

Frente a las declaraciones de Margallo el lunes, en las que aseguró que es «absolutamente imposible» llevar adelante la consulta que plantea Mas porque, si la convoca, el Gobierno la recurrirá y el Tribunal Constitucional la suspenderá, Navarro volvió a defender la expresión «libre» de los catalanes, bandera que los socialistas están decididos a no soltar tras haberse sumado a ella a marchas forzadas, como consecuencia de la exitosa manifestación del Onze de Setembre. La estrategia es erigirse como la única garantía de que este proceso se vehiculará sin desafíos ni rebeliones a la ley, y que podrá frenar la «oleada» que a Mas, dijo, se la ha ido de las manos.

SELLO SOCIALISTA / En un contexto de crisis del socialismo en España y Europa, Navarro no deja de comparar a diario la contribución del PSC en los momentos clave de la historia de Catalunya. Ayer, por ejemplo, recordó que un socialista, Joan Reventós, facilitó que Josep Tarradellas fuese el primer presidente de la Generalitat reestablecida, a pesar de haber ganado los socialistas las elecciones generales de 1977: «Hoy más que nunca, vale la pena que alguien defienda los valores del socialismo». En tono casi épico, contrapuso la herencia de derechos conquistados bajo gobiernos de izquierdas, como la educación y la sanidad públicas, a los frutos de tres décadas depeix al covede CiU.

Incluso deslizó la dosis justa de crítica al PSOE, al que recriminó que de haber defendido con más ahínco el Estatut y una concepción federal de España, ahora las cosas irían por unos derroteros muy distintos. Coincidencias del destino, ayer se cumplían nueve años de aquella frase de José Luis Rodríguez Zapatero que el tiempo convirtió en un calvario para los socialistas: «Apoyaré el Estatut que apruebe el Parlament», exclamó en el Palau Sant Jordi en el 2003 ante Pasqual Maragall. Mucho ha llovido desde entonces y, según fuentes de la cúpula del PSC, ahora el PSOE necesita tiempo para adaptarse al cambio de marcha introducido en la política catalana en apenas dos meses. Por eso Navarro no se mojó al ser preguntado por si el respeto a la consulta puede ser una de las condiciones del PSC para respaldar a un candidato a las futuras primarias en el PSOE, que podrían enfrentar al secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, y a la exministra Carme Chacón.

La campaña del PSC llegará hoy al momento más esperado por sus estrategas: la huelga general. Durante 24 horas, los tijeretazos de CiU y PP relegarán el debate soberanista. Si el paro es un éxito, la izquierda (que hoy suspende todos sus actos electorales) podrá convertirlo en revulsivo contra Mas para movilizar a abstencionistas e indecisos. A fin de capitalizar estos votosdormidos,el candidato no deja de hurgar en las contradicciones de sus competidores por la izquierda, que hacen lo propio con el electorado socialista. Ayer acusó a ERC de deshonrar su nombre y devenir una «muleta» de CiU. Y a Iniciativa trata de comerle terreno sugiriendo que se entregará a la estrategia de Mas con el referendo soberanista.

Tanta energía en los ataques jugó una mala pasada a Navarro, que, falto de reflejos, afirmó que no recordaba si secundó la huelga general del 2010 contra el Gobierno de Zapatero. Ante las caras de escepticismo, trató de arreglarlo: «Los motivos hoy son diferentes. Ha habido recortes salvajes».