LA AMENAZA DEL ISLAMISMO RADICAL

Los Mossos estrenarán un protocolo antiterrorista

Varios mossos durante la reciente operación antiyihadista en Sabadell.

Varios mossos durante la reciente operación antiyihadista en Sabadell.

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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¿Qué debe hacer un mosso en cada momento según el nivel de alerta antiterrorista decretado? Eso es justo lo que se explica con detalle y minuciosidad en el documento 'Amenaces terroristes i accions d'autoprotecció', que en el último año ha elaborado la policía catalana para concretar los procedimientos a seguir para proteger a la ciudadanía y, al mismo tiempo, a los propios agentes. El protocolo, al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO, ha ido evolucionando en los dos últimos meses con aportaciones de los mandos policiales, y la versión final obra desde la semana pasada en poder del comisario jefe, Josep Lluís Trapero, que ahora debe dar el visto bueno.

Falta por ver en qué convierten los Mossos el documento. Si le quieren dar rango de instrucción, plan de acción antiterrorista o norma. La policía de la Generalitat es la primera que ha puesto negro sobre blanco un tema tan complejo y de tanta actualidad. El resto de policías, la Guardia Civil y los propios Mossos hasta ahora, se regían por instrucciones muy genéricas que se resumían en un nada concreto código de «buenas prácticas».

A RAÍZ DE PARÍS

El comisario Trapero quiso, al poco de llegar a la jefatura, que los procedimientos policiales se concretaran y que la seguridad no quedara solo en manos de la intuición o el sentido común. Y aunque el trabajo comenzó a mediados del 2014, sin prisas, los atentados yihadistas de París, en enero pasado, aceleraron el redactado y permitieron a sus autores tener un concepto mucho más claro de lo que se puede hacer en cada momento.

Esta nueva norma coincide en el tiempo con una inminente instrucción del Ministerio del Interior en la que se reorganizarán los actuales niveles de alerta antiterrorista. Hasta ahora, los niveles van del cero al cuatro, con tres grados de intensidad intermedio entre cada nivel. Eso cambiará y la nueva escala ascenderá, según los indicios de riesgo, del uno al cinco. Sin puntos intermedios.

UNIFICAR CONCEPTOS

En cuanto el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, firme la instrucción con la nueva nomenclatura, que podría ser esta misma semana, la Generalitat aprobará la suya. Tras el ataque contra el semanario 'Charlie Hebdo', todos los países vecinos elevaron un grado su nivel de alerta antiterrorista. En Catalunya se constató que era absurdo tener una nomenclatura distinta a la del resto del Estado, y más absurdo todavía usar términos de Protección Civil, tales como emergencia o prealerta. Por eso, en Catalunya la situación se clasificará también del uno al cinco.

Ahora mismo, España está en el nivel de alerta antiterrorista cuatro, decretado tras los atentados de París, y no hay elementos objetivos que aconsejen subir o bajar la alerta.

La nueva instrucción elaborada por la Comissaria General Tècnica de la Planificació de la Seguretat especifica qué tienen que hacer los mossos en cada una de las alertas. No son normas para la ciudadanía, son medidas de seguridad. Muchas se aprenden en la escuela de Policía de Mollet, pero en los últimos tiempos, tras el fin de la violencia de ETA, esas normas básicas de autoprotección se habían relajado.

Cada episodio entra en detalles tan concretos del trabajo policial que, por ejemplo, se regula hasta en qué condiciones de seguridad hay que organizar los 20 minutos de que disponen para comer si se hacen fuera de un edificio policial.

Los mandos de la policía deben intentar adecuar esas directrices a los recursos de que dispongan. Son obligaciones y prohibiciones que no afectan a la ciudadanía, pero esta es consciente de que se toman, no solo porque las autoridades están obligadas a comunicar cada vez que se sube o baja la alerta, sino porque algunas son evidentes. Por ejemplo, la obligatoriedad de usar chalecos antibalas a partir del nivel cuatro.

SIN PARANOIA

En el nivel de alerta tres se estaba antes de los atentados de París. Es una situación de calma tensa que requiere esos mínimos de autoprotección que los mandos siempre aconsejan a los Mossos que deben tener presentes, sin caer en la psicosis ni la paranoia.

Hasta la irrupción en casa del terrorismo yihadista y tras el final de ETA se ha vivido con relajación. Una calma en un contexto de miles de turistas que pasean plácidamente por las calles de una Catalunya altamente segura -de ahí parte de su éxito en número de visitantes- y que se acercan a un coche patrulla a preguntar por una dirección. El mosso los atiende sin desconfianza ni precaución. La directriz recuerda que hay que extremar la alerta.

Hace dos semanas la comisaría de información de Mossos desarticuló una célula yihadista que presuntamente había colocado en su diana del terror a la policía de la Generalitat. Esa constatación ha hecho que de forma natural muchos mossos revisen sus protocolos de autoprotección de manera instintiva.

El nivel cinco, el máximo, exige incrementar la presencia uniformada de manera muy visible. Por lo que respecta a la autoprotección policial, se obliga a los agentes a trabajar con chalecos antibalas y a tomar fuertes medidas de seguridad fuera del trabajo. Cosas básicas como no salir de casa sin mirar antes por la mirilla. En España solo se ha llegado a este nivel tras los atentados del 11-M en Madrid. Se prohíbe repetir en un mismo restaurante al mediodía para no caer en rutinas. Se restringe al mínimo el uso de la redes sociales y se aconseja quitar el nombre del policía del buzón de su casa.