"¡Pablo, presidente!"

Unos 20 minutos antes de las 12 del mediodía, hora en la que estaba previsto el inicio del primer mitin de Pablo Iglesias en Catalunya, los organizadores tuvieron que cerrar las puertas, dejando a 2.000 simpatizantes de Podemos con la miel en los labios. Unas 3.500 personas, muchas de ellas con camisetas lilas, el color corporativo, abarrotaban ya el Pavelló Olímpic de la Vall d'Hebron y calentaban el ambiente con gritos de "¡Pablo, presidente!", "El pueblo unido jamás será vencido", "Bote, bote, bote, del PP quien no vote" o la frase marca de la casa: "Sí se puede". También se oyeron algunas manifestaciones efusivas más propias de 'groupies' que de asistentes a un mitin político. La más explícita: "¡Pablo, queremos un hijo tuyo!".

"Es la única esperanza que tenemos, esperemos que no nos defraude", explicaban a este diario Pedro Campos y F. Sevilla, dos jubilados de Montornés del Vallés, instantes antes de que diese inicio el acto. Ambos han votado siempre a los socialistas, "pero nunca más". "Ya son la misma cosa PP y PSOE, y después de las elecciones se van a unir para evitar que gane Podemos", añadieron. Muy cerca, escuchaba atenta la conversación Susana Fernández, de 46 años y vecina de Barcelona. También exvotante del PSOE, lleva dos años en paro y ha tenido que volver a casa de sus padres. "Es vergonzante", confesaba antes de cargar contra el PP y el Gobierno por tener "la desfachatez" de decir que "estas Navidades van a ser cojonudas".

ABUCHEOS A ARTUR MAS

En la fila 0, esperaban también el inicio del acto el diputado de ERC en el Congreso Joan Tardà, el exfiscal anticorrupción y candidato de Podemos en las elecciones europeas, Carlos Jiménez Villarejo; el portavoz de ICV-EUiA en el Ayuntamiento de Barcelona, Ricard Gomà; el catedrático de la Universitat Pompeu Fabra y autor del programa económico de Podemos, Vicenç Navarro, y el 'expresident' de la Generalitat Pasqual Maragall.

Una gran ovación anunció la llegada del líder. Pero antes de subir al escenario, intervino la secretaria de plurinacionalidad, Gemma Ubasart (la "telonera", según la calificó extrañamente Gemma Galdón, miembro del consejo ciudadano estatal de Podemos y presentadora del acto), quien calentó el ambiente al censurar el "viaje a Ítaca" de Artur Mas, provocando los abucheos de los asistentes. Un viaje, matizó, no a la Ítaca evocada por Homero, sino a la de la Grecia actual.

Tras Ubasart, Iglesias subió por fin al escenario, puño en alto. "Comença el canvi. Bon dia, Barcelona", empezó en catalán. Sus primeras palabras fueron para citar a Manuel Vázquez Montalbán, de quien se aventuró a decir que si estuviera vivo "seguramente estaría con Podemos". Y bromeó con que podría haber escrito "Asesinato en el consejo ciudadano", en referencia a la obra del barcelonés 'Asesinato en el Comité Central', en la que el detective Pepe Carvalho investiga la muerte del secretario general del Partido Comunista. Pero el clímax de su intervención llegó cuando llamó "traidor" a Jordi Pujol. "Se llamen Pujol o [Rodrigo] Rato, no tienen más patria que su dinero", azuzó. También cosechó risas y aplausos cuando se mofó de sus feroces contertulios Eduardo Inda, Isabel San Sebastián y Alfonso Rojo. "Te queremos, Pablo", le gritaron, efusivas, las 'groupies'.

SIETE MESES ATRÁS

Justo en el momento en que sonaba 'L'Estaca' de Lluís Llach, que puso fin al acto, entró en el pabellón Jesús Berrocal, de 23 años y votante de Podemos en las europeas. No llegó a tiempo de escuchar el discurso del líder, pero sí que pudo apreciar lo abarrotado que estaba el recinto. "Estuve en el mitin que dio en las europeas en la plaza Universitat y allí éramos unas 50 personas", recordó a este diario. Desde aquel domingo 11 de mayo han pasado ya algo más de siete meses. Siete meses en los que Pablo Iglesias ha pasado de tertuliano aspirante a político a serio contrincante de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez.

Ah, y al contrario de lo que se podría pensar, solo mencionó la palabra "casta" tres veces.