Ministro israelí ordena al Ejército considerar a objetores como delincuentes

Hay una creencia de que el espionaje tiene el fin último de frustrar ataques y que gracias a su desempeño se logra salvar vidas

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El titular israelí de Defensa, Moshé Yaalón, ordenó al Ejército que considere como delincuentes a los oficiales de la unidad de inteligencia 8200, firmantes de una carta en la que expresaron sus objeciones de conciencia.

"Los dilemas éticos y morales forman parte del debate que debe tener lugar en el seno del Ejército, pero emplearlos con fines políticos es inaceptable, va contra la ley", manifestó hoy Yaalón en una conferencia sobre seguridad informática celebrada en Tel Aviv.

La semana pasada 43 oficiales de la mencionada unidad, la más importante del Ejército israelí, expresaron en una misiva remitida al primer ministro, Benjamín Netanyahu, responsables militares y medios, su rechazo a continuar espiando a la población palestina, pues aseguraron que tiene como objetivo perpetuar la ocupación.

"Ninguno de ellos ha servido durante la Operación Margen Protector, por lo que es evidente que se trata de un acto político. Los últimos de los firmantes sirvieron en 2009", puntualizó Yaalón, quien ha condenado esa acción que aseguró, sirve a los intereses de la campaña de deslegitimación de Israel y su Ejército en el mundo.

Yaalón subrayó que si cualquier comandante o soldado tiene dudas morales debe dirigirlas a sus superiores. "Conozco la unidad 8200. Los oficiales y soldados de la unidad hacen un trabajo sagrado que ha salvado muchas vidas", consideró. La inteligencia militar está considerada en este país una de las unidades de mayor prestigio y sus integrantes suelen acceder a destacados puestos en el mundo laboral tras concluir el servicio.

Es generalizada la creencia de que la labor de espionaje que desarrolla tiene el fin último de frustrar ataques y que gracias a su desempeño se logra salvar vidas. Sin embargo, algunos de los testimonios presentados por los firmantes de la misiva a los medios locales, muestran rutinas que ponen en duda esas labores de vigilancia y que despertaron en ellos importantes interrogantes morales.

Entre éstos, algunos refirieron la práctica de localizar a homosexuales o personas cuyos familiares padecieran algún tipo de enfermedad terminal como el cáncer entre la población palestina, con el fin de poder extorsionarles con delatar su orientación sexual o con tratar a ese familiar en Israel a cambio de información.

Los oficiales dijeron que en los cursos de formación es práctica común aprender todas las formas en árabe para la palabra "homosexual" para poder distinguirla y así localizar a la persona aludida. Asimismo, hablan de vigilancia sobre población que se sabe no está involucrada en el conflicto.

Uno de los casos menciona la orden de comprobar cuándo entraba población civil a rezar en una mezquita, información que serviría luego para dar la orden de atacar a sabiendas de que el edificio albergaba a población no involucrada, aparentemente en venganza por un ataque importante contra israelíes. El oficial que debía vigilar la entrada de civiles y avisar a su mando rechazó la orden y fue degradado de su posición, según informó el "Yediot Aharonot" el fin de semana.