Mayrén Beneyto, Concejala de traca

La regidora valenciana de las 30 faltas en 19 líneas dice que siempre tiene un libro de moda en la mesita de noche

Beneyto (izquierda) y Barberá, el lunes pasado.

Beneyto (izquierda) y Barberá, el lunes pasado.

POR LAURA L. DAVID

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María Irene Beneyto Jiménez de Laiglesia, regidora de Cultura de Valencia, ha dado el salto a la fama por concentrar una treintena de faltas de ortografía en las apenas 19 líneas de Facebook con las que esta semana ha explicado que no irá en las listas de Rita Barberá en las próximas municipales. Pero Mayrén Beneyto (Valencia, 1945) lleva toda una vida siendo un peso pesado en la política y la vida rosa local.

No en vano, es la concejala más rica del Ayuntamiento de Valencia, superando incluso a Alfonso Grau, mano derecha de Rita Barberá y dimitido por su imputación en el caso Nóos. Según su última declaración de bienes, presentada en el año 2013, Beneyto tiene 1.647.158 euros, de los cuales 470.215 corresponden a inmuebles.

Descendiente de una acomodada estirpe valenciana, taurina, devota de la virgen de los Desamparados y adicta a la moda, Beneyto no se pierde un sarao. Y aunque presume de haber estudiado en Francia e Italia, preguntada una vez por el libro que nunca abandona su mesita de noche, contestó: «El diario, la agenda y el último libro de moda».

 

La sombra de la «superjefa»

El desencuentro de Beneyto con la normativa lingüística, no obstante, se remonta al menos a tres décadas atrás. La concejala formó parte del núcleo duro de Unió Valenciana, que se empeñó en negar la unidad de la lengua catalana y que dio la primera victoria a Barberá. Como ella misma ha confesado, fue su amiga y compañera del colegio María Consuelo Reyna (quien espoleó el anticatalanismo desde Las Provincias) quien le «descubrió» la política.

Tras su paso por UCD, en 1991 se incorporó a las listas de la formación blavera, pactó con Barberá y le facilitó la alcaldía. A partir de aquí, su trayectoria fue ligada a la de la alcaldesa. Porque Beneyto, «liberal», «valencianista» y «muy disciplinada», siempre ha tenido claro quién manda. Por eso, «la superjefa» -como llama a Barberá- premió en 1995 su transfuguismo al PP otorgándole la presidencia del Palau de la Música. Durante 20 años, este cargo le ha permitido aumentar su proyección pública, con gastos de representación ahora en entredicho.

Solo entre enero y octubre del 2014, la concejala cargó exactamente al Palau 21.291,28 euros en concepto de viajes y comidas, incluyendo billetes de avión de 1.200 euros a Milán y hotel en Bilbao a razón de 550 euros la noche para dos personas. Su acompañante, Ramón Almazán es, además del subdirector del Palau, su marido. En el 2014, los gastos de representación duplicaron los de los dos ejercicios anteriores. Durante la última legislatura, el Palau ha abonado casi 65.000 euros por este concepto, mientras los recortes han afectado a la plantilla y la programación.

Represaliada por el 'caso Nóos'

Sin embargo, todo indica que la causa de que haya caído hasta el último lugar de la candidatura de Barberá, más que su alegre gestión, ha sido su declaración como testigo en el caso Nóos, Beneyto apuntó a Alfonso Grau como responsable de las decisiones respecto a Iñaki Urdangarin. Y a consecuencia de ello, acabó imputado y  se vio obligado a dimitir.

«Nunca más utilizaré Facebook», ha dicho Beneyto. Y, aunque asegura atesorar muchas anécdotas de la Transición, algunas con Adolfo Suárez, de momento no ha hablado de escribir memorias. De hacerlo, lo haría con la estilográfica que usa habitualmente. Como ha admitido, los ordenadores no son lo suyo. La gramática tampoco.