COMPARECENCIA DEL 'PRESIDENT' EN FUNCIONES EN EL PARLAMENT

Mas presume de transparencia y se apoya en el 27-S para reivindicarse

FIDEL MASREAL / BARCELONA

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El president en funciones, Artur Mas, se afanó este viernes en desactivar uno de los tres vértices del triángulo de corrupción de que se acusa a su Govern y a su partido, pero lo hizo con argumentos técnicos y se encontró en el Parlament con una oposición, incluido en parte su socio republicano, que le movió el debate hacia otro terreno menos cómodo para él en este preciso momento: el de la política, el de su figura personal y el de la actuación de su partido. Además, su comparecencia tuvo lugar poco después de la detención del extesorero convergente y de que trascendiera una reunión de Mas este miércoles nada menos que con el expresident y defraudador confeso Jordi Pujol.

El líder convergente quiso que la partida parlamentaria se jugara en el terreno supuestamente inatacable de la pulcritud con la que la contratación pública ejecuta sus decisiones. Su silogismo insistente fue que si estos contratos se hacen sin pizca de discrecionalidad, es imposible que las empresas que financian a la fundación de CDC -financiación que no solo admitió, sino que defendió con vehemencia- tengan garantías de obtener a cambio obras públicas: «Si la gente y las empresas pueden presentarse a los concursos de obra pública y el sistema no permite que haya trato de favor en la adjudicación, ¿por qué alguien tiene que pagar comisiones obligadas?».

En este espacio, Mas se sintió cómodo y fuerte. Y se dedicó a ello mucho más que a defender a su partido, del que admitió que puede haber cometido irregularidades administrativas. Mostró su confianza en los administradores de CDC presentes y pasados -ambos detenidos en esta operación Petrus- pero dejó claro de nuevo que tienen amplias atribuciones sobre el día a día del dinero.

Curiosamente, mientras el coordinador de CDC, Josep Rull, se comprometió a que la fundación CatDem dejará de aceptar dinero de empresas, Mas no ratificó este anuncio de transparencia. Defendió la legalidad de esta vía de acceso de fondos privados. Una vía más bien de servicio, un subterfugio que se coló en una disposición oculta en la última reforma del sistema de financiación de partidos: prohíbe que las empresas donen dinero al partido del gobierno que las contrata, pero deja la puerta abierta a que lo den a sus fundaciones. La izquierda pidió sin éxito en el Congreso cerrar esta puerta. CiU se abstuvo.

«Algunas de estas empresas tienen directivos que son militantes de CDC a desde hace años, otros partidos puede que tengan militantes que no son empresarios», alegó Mas, quien dijo que aportan este dinero porque su partido «defiende un modelo de sociedad», y también lo hacen a otros partidos. No dijo cuáles.

Pero a Mas, hábil y escurridizo fajador en estos debates, se le cruzaba ayer un contexto complejo: su continuidad pende de un hilo, y la oposición aprovechó para castigarle en este flanco. Se revolvió incómodo, sacando pecho por sus resultados electorales obtenidos, dando a entender que la ciudadanía no ha castigado el caso 3%. Algo parecido a lo que le pidió este miércoles a la CUP: que haga «abstracción» del 3%. Pero la CUP, presente ayer en forma de oyente, reiteró tras la comparecencia que no investirán a Mas. Lo cual se sumaba a la petición del PSC, ICV-EUiA, el PPC y Ciutadans, con intensidades distintas, para que se retire. «Váyase señor Mas, això és més vell que l'anar a peu [esto es más viejo que ir a pie]», mascó Mas en voz baja, molesto, cuando recibió estas invitaciones a la jubilación. Y se acogió a la persecución que existe contra su persona por el pulso soberanista.

Con Pujol siempre que convenga

Por su fuera poca la tormenta que le acecha, apareció la reunión que mantuvo el miércoles con el expresident Pujol justo antes de los registros de la Guardia Civil. Otro torpedo -revelado por Economía Digital- que el líder nacionalista usó a su favor. Retó a los grupos: se verá tantas veces como haga falta con su antecesor. Y se preguntó si le están espiando: «¿Hay seguimientos especiales? ¿Quién los hace? ¿Por qué motivo? ¿Por qué me meten a mi por medio?».

El combate se saldó sin la adopción de ninguna decisión en el partido, ni en el Govern. Salvo que, por presión de ERC, Mas anunció que «hablará» con Núria Bassols, comisionada de Transparència del Govern, sobre su futuro. El marido de Bassols es uno de los detenidos.