EL PERIÓDICO RECONSTRUYE LAS CUMBRES DEL 9-N
Mas: "Tenemos que engañar al Estado"
El 'president' expuso en las reuniones para salvar la consulta que el truco para evitar que el Gobierno pueda impugnar el sucedáneo es firmar el decreto solo un día antes del 9-N
Contra lo que podía parecer, la más que previsible decisión del Tribunal Constitucional de suspender la ley de consultas y el decreto de convocatoria del 9-N pilló a los partidos soberanistas sin una hoja de ruta clara de los pasos a dar a partir de entonces. Tres largas y tormentosas jornadas que sumaron casi 20 horas de reuniones, en sesiones de mañana y tarde, no lograron acercar posiciones y la preciada y precaria porcelana de la unidad, a la que se ha referido reiteradamente Artur Mas, acabó hecha trizas.
Lo que pasó en apenas 11 días, entre el viernes 3, el jueves 9 y el lunes 13 de octubre, se ha ido conociendo a través de las versiones, unas públicas y otras fuera de focos y de micros, que han facilitado los protagonistas. Pasadas casi dos semanas desde que el presidente de la Generalitat decidiera asumir en solitario la responsabilidad de convocar un sucedáneo de consulta, es posible reconstruir un poco más cómo se fraguó una ruptura, que hoy se intenta recomponer en torno a la convocatoria anticipada de unas elecciones. Pero ni eso está claro.
Las notas que diversos testigos tomaron a lo largo de esos días permiten rehacer la ruta de la discordia y desvelan algunos datos no conocidos. Uno de ellos, que Mas ofreció a Esquerra ocupar todo el Govern salvo la presidencia, cuando el primer día el líder republicano le acusó de tomar decisiones unilaterales al suspender el desarrollo de la consulta, con la excusa de la orden del Constitucional. Mas le espetó a Junqueras: "Yo hago dimitir a todo el Govern, me quedo como 'president' y que entre quien lo sabe hacer mejor y que coja todas las 'conselleries'". En la segunda reunión, el 'president' desveló uno de los gestos de "astucia" de la que presumía, desconocido hasta que lo publicó el pasado jueves EL PERIÓDICO.
No iba a firmar un solo decreto que pudiera ser impugnado por el Gobierno central, excepto el de la convocatoria nada menos que el 8 de noviembre, horas antes de votación, para no dar margen al Gobierno central a reaccionar. "Sobre todo, tenemos que engañar al Estado", señaló Mas contundente en la reunión del día 13, cuando la ruptura del frente soberanista estaba a punto de consumarse. En cualquier caso, acabe como acabe la argucia que fue tomando forma en la mente de Mas, tal vez el resumen más escéptico de lo que se está fraguando lo hiciera David Coloma, alto cargo de Governació y director de la consulta. El día 9, durante una reunión técnica con representantes de los partidos proconsulta, sentenció: "Lo que es implementable técnicamente no tendrá ni garantías democráticas ni credibilidad internacional. Nos romperán la cara".
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