Mas salva la pregunta

El frente proconsulta pacta una fórmula con dos apartados y fija la fecha para el 9 de noviembre

NEUS TOMÀS

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Artur Mas asumió las riendas de la negociación para acordar la pregunta de la consulta a riesgo de que, si no se alcanzaba un acuerdo, al fracaso de los partidos se sumaría el suyo como presidente. Pero, antes incluso del plazo fijado, ha logrado hilvanar un enunciado en el que todos han tenido que ceder. Esquerra renuncia a la simplicidad de la fórmula escocesa y, en el otro extremo, Unió e Iniciativa aceptan que en la papeleta aparezca la palabra 'independencia'. La pregunta doble (a estas horas es posible que usted ya la haya memorizado teniendo en cuenta que ha sido aireada por tierra, mar y Twitter) es: «¿Quiere que Catalunya se convierta en un Estado?», y , en caso de que responda afirmativamente, la segunda cuestión que se le plantearía al elector es «¿Quiere que este Estado sea independiente?». Todo ello en condicional, porque hoy, como ayer, y como mañana, Mariano Rajoy no autoriza la consulta.

Aunque pueda parecer un contrasentido, la convicción no confesada públicamente de la mayoría de dirigentes del frente soberanista de que el referendo no llegará a celebrarse ha facilitado un pacto que permite preservar una unidad que hace solo unas semanas peligraba. Mas y el líder de Iniciativa, Joan Herrera, ya hablaron a mediados de noviembre de la posibilidad de formular una doble pregunta. Una opción que también compró desde un primer momento el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, quien el lunes se reunió con el 'president' en el Palau de la Generalitat. La primera parte de la pregunta les permite a ambos, Duran y Herrera, preservar su apuesta confederal y federal. Es la porción «inclusiva» que Mas prometió.

Los que aspiran a que Catalunya sea como el Estado de Massachussetts, el Estado libre de Baviera o el 'land' alemán de Baden-Wüttemberg tendrían la oportunidad de votar 'sí' sin necesidad de posicionarse a favor de la independencia.  Y para los que no ven más salida que el divorcio de España (ERC y CUP) se ha reservado la segunda pregunta. La duda es si el resultado en este apartado sería suficiente para constatar si el apoyo a la secesión es mayoritario en la sociedad catalana. CDC y ERC consideran que un 51% de respuestas favorables en la segunda pregunta supondría un triunfo independentista. También Mas lo interpreta así, según aclaró a los representantes de la CUP cuando se lo plantearon en la reunión que el 'president' convocó en el Palau de la Generalitat con los dirigentes de los partidos proconsulta para certificar el acuerdo.

FECHA Y HOJA DE RUTA / La fórmula de la pregunta ya había sido pactada en los encuentros que Mas había mantenido esta semana por separado con todos (primero Unió; el martes, Esquerra; el miércoles, ICV y la CUP,  y el remate final, con CDC). Así que el desayuno de ayer era para acabar de cerrar los flecos y escenificar una foto que pretende ser histórica. Representaban a 87 de los 135 diputados del Parlament, casi dos tercios de la Cámara catalana. En la reunión, que duró un par de horas, se concretó la fecha de la consulta, el 9 de noviembre, y cómo se escenificaría públicamente el acuerdo alcanzado. El pacto también incluye cuál será la estrategia a seguir a partir de ahora. Hoy está previsto registrar en el Parlament la proposición de ley  que solemniza la petición al Gobierno central para que traspase a la Generalitat la competencia de convocar un referendo a través del artículo 150.2 de la Constitución. Esta sería la vía más parecida a la utilizada por el Reino Unido para Escocia.

PORTAZO SOLEMNE / Pero Rajoy no es David Cameron, y tampoco lo es Alfredo Pérez Rubalcaba, como ayer volvieron a demostrar ambos al rechazar cualquier negociación con Mas para acordar la consulta. El jefe del Ejecutivo aprovechó una comparecencia  con el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para leer una declaración cuyo titular sería 'La consulta no se va a celebrar'. Rajoy apeló de nuevo a la soberanía «del conjunto de los españoles». «Lo que han planteado algunos partidos de Catalunya es radicalmente contrario a la Constitución y a la ley; esa iniciativa choca frontalmente con el fundamento mismo de la Constitución que es la indisoluble unidad de la nación española», resumió a modo del famoso 'fin de la cita'. A su lado, Van Rompuy insistió en que una Catalunya independiente quedaría excluida de los tratados europeos y expresó su interés en que España siga siendo un país «unido y fiable». Fiable tal vez, pero unido, después del nuevo portazo de los grandes partidos españoles, no parece que sea el adjetivo que más se le ajusta.