Mas recuerda a los empresarios que «la libertad tiene un precio»

Artur Mas  habla a los empresarios en los dinarsCambra, ayer, en Barcelona.

Artur Mas habla a los empresarios en los dinarsCambra, ayer, en Barcelona.

SALVADOR SABRIÀ / BARCELONA

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A los que opten por la vía independentista para Catalunya, que tengan en cuenta que «no se van a ir de rositas». La advertencia la lanzó ayer el presidente de la GeneralitatArtur Mas, en un almuerzo de la Cámbra de Comerç de Barcelona, ante varios centenares de empresarios. Mas recalcó: «La libertad tiene un precio y el de no tenerla también, y quizá más alto».

El president presidentlo dijo en la parte del acto dedicada a responder a las preguntas de los asistentes, cuando se le inquirió sobre el coste que tenía o podría tener el proceso en el que está inmersa Catalunya. Y lo hizo tras haber dejado claro que él «convocará la consulta» y que lo hará «basándose en una ley en vigor» que ha contado con el dictamen favorable de su constitucionalidad por parte del Consell de Garanties Estatutàries.

Mas insistió en que el problema para celebrar la consulta «no es legal, sino político». A su juicio, con «un mínimo de voluntad política» por parte del Gobierno central, que pasaría por el simple acto de «no reaccionar» y no recurrir la ley catalana de consultas. Sobre todo teniendo en cuenta que el 9-N será «una consulta jurídicamente no vinculante».

En la línea de sus últimos discursos, Mas evitó al máximo pasar más allá del 9-N. Se apuntó a todas las posibilidades de que la consulta pueda celebrarse, incluso citó como factible que el Tribunal Constitucional suspenda la ley si se lo pide el Gobierno central solo el mínimo tiempo posible (cinco meses) y después la levante. Un optimismo que contrasta con la última sentencia del alto tribunal sobre la declaración del Parlament del derecho a decidir de Catalunya, en la que instaba al Govern de la Generalitat que lo hiciese por la vía legal, a través de promover una reforma constitucional, tras mantener la suspensión 10 meses.

Como máximo, Mas aseveró que si se dan circunstancias excepcionales que la impidan, los nuevos pasos se decidirán de forma «consensuada y con unidad» de todas las fuerzas que decidieron optar por esa cita. «No actuaré unilateralmente, aunque no todo el mundo da la misma importancia a mantener esta unidad. El Govern tiene la principal responsabilidad, pero no la única». «No puede ser que unos solo puedan recibir los golpes y otros solo caricias».

Sonaron como críticas poco veladas a la actitud de Esquerra, pero quedaron mucho más claras cuándo le preguntaron si había ofrecido de nuevo a los republicanos entrar en el Govern. Mas recordó que lo hizo sin éxito al principio de la legislatura y que en los últimos meses ha mantenido contactos en la misma línea. Pero fue muy gráfico al explicar el resultado de estas conversaciones: mientras que hace unos años había carreras para entrar en el Govern, «ahora veo carreras alocadas para salirse de él o para no entrar».

DIÁLOGO / El president insistió en que la Generalitat mantendrá la actitud de diálogo con el Gobierno hasta el 9-N y también después, pero expresó sus escasas esperanzas en que fructifique en algo, ante el inmovilismo de Mariano Rajoy. Lamentó que hasta ahora la respuesta a las demandas de Catalunya ha sido siempre un «no» y puso énfasis en el papel que ha jugado CiU a favor de la estabilidad del Estado. «En el 2010 salvamos a España de la intervención europea y un mes después el Constitucional, aplastó el Estatut». Ahora toca «no bajar la cabeza», concluyó.