MIRADOR

Mas, en la ratonera de ERC

JOAQUIM COLL

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«Infantilismo», «fantasías políticas», «espejismo» son algunas de las palabras que no pocos analistas utilizan estos días para describir lo que ha pasado desde la manifestación de la Diada hasta el choque con la realidad del pasado domingo. Por fin algunos reconocen que habían confundido la parte con el todo, sus deseos con la verdad, hasta el punto de haberse creído sus propias mentiras, como la machacona insistencia en la cifra imposible del millón y medio de manifestantes. Empieza, pues, la lenta deconstrucción de un imaginario que, por un momento, nos sumergió peligrosamente en una especie de Catalunya peronista. El pesebre que organizó la Assemblea Nacional Catalana en la plaza de Sant Jaume, la tarde del 20 de septiembre, tras la visita deMasaRajoy, con la participación en primera fila de algunos intelectuales divinos, rindiendo culto al masismo, será difícil de olvidar. El masismo ha durado bastante menos que el pujolismo, porque este siempre fue táctico, camaleónico, mientras queMases el exponente de la racionalidad cartesiana moldeada por los designios delpinyolsoberanista y por el jubileo incendiario dePujolpadre.

Entre tanto, la gobernación del país ha quedado muy tocada. Elpresidentno tiene otra opción que seguir el camino que le marcaOriol Junqueras. Esta vezMasno fue al notario, pero quemó los barcos de la retirada. Ahora es prisionero de ERC y de su promesa de hacer una consulta, aunque no sepa muy bien para preguntar qué. No importa, va a ser la zanahoria que le permita continuar en el poder, aprobar unos presupuestos megadramáticos y ganar tiempo hasta poder convocar nuevas elecciones. Muchos en CiU, sobre todo en Unió, hubieran preferido entenderse con los socialistas, para rebajar las exigencias de los republicanos. Pero el PSC no está en disposición de apoyar nada. Se tiene que reconstruir desde la oposición tras unas elecciones que le parecían el corredor de la muerte. Encima, cuando respiraban algo aliviados, reciben el mazazo delcaso Mercuri, que les deja aturdidos y desanimados. Por otro lado, ¿por qué razón tendrían que salir en ayuda deMas cuando uno de los objetivos de la mayoría excepcional que pedía elpresidentera que los socialistas pasaran a ser irrelevantes?

Este fin de semana convergentes y republicanos empezarán a negociar en serio. Los deJunquerasse resisten a entrar en el Govern. Temen echar a perder la consulta si la ligan a la suerte de un Ejecutivo que acabará quemándose y saben que en CiU tampoco están dispuestos a ir hasta el final en esta aventura, saltándose la legalidad y haciendo el ridículo internacional, porque el resultado electoral no avala nada de eso. Pero, eso sí, están a punto de lograr queMasentre en su ratonera.