Mirador

Mas y Rajoy

XAVIER BRU DE SALA

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Tanto el presidente catalán como el del Gobierno español tienen problemas de supervivencia política. A ambos, los sondeos les pronostican severas pérdidas de votantes. El chaparrón de la corrupción cae con una intensidad similar sobre Madrid y Barcelona. Pero aquí se acaban las similitudes. La divergencia comienza en las formas de posible desaparición. Rajoy, de muerte súbita si Bárcenas llega a cargárselo. Mas, de inanición. Prosigue la divergencia en las reacciones de Mas y Rajoy ante la situación, pero van mucho más allá. Mientras Rajoy y Rubalcaba hacen ver que se pelean, pero se abrazan como dos boxeadores que se necesitan para no caer, Mas debe actuar, limpiar o hacer creíble que va a limpiar. Mientras a Rajoy le basta con el «y tú más», Mas no señala a nadie para cubrir las vergüenzas de CDC. Mientras Rajoy debe limitarse a no hundirse y practica la mayor de sus habilidades, flotar, Mas debe moverse. El trabajo de Rajoy, encontrar flotadores que contrarresten la piedra al cuello de Bárcenas. El de Mas, liderar el proceso soberanista, ya inseparable de las aspiraciones regeneracionistas.

Mientras los españoles que quieren otra España, diferente de la perpetrada por el PSOE y el PP en comandita, constituyen una minoría sin fuerza para cambiar de verdad las relaciones entre el poder y la ciudadanía o en el seno del poder, son mayoría los catalanes que pretenden altas cotas de soberanía y al mismo tiempo poner fin a tantas prácticas horribles. En España no hay nada que hacer, aparte de protestar. O bien el PP o bien el PSOE seguirán mandando, e impidiendo cualquier tipo de regeneración o cambio en profundidad. En Cataluña, las perspectivas pintan muy diferentes.

¿Una prueba? El sondeo del CEO, de la propia Generalitat, que otorga al conjunto de los dos grandes partidos de la centralidad catalana un máximo de 62 diputados. Lejos, pues, de la mayoría absoluta. No es solo coyuntural. La encuesta de EL PERIÓDICO de hace unas semanas, antes del gran chaparrón, pronosticaba lo mismo, con muy pocas diferencias. La tendencia, nacida antes de la tempestad, se consolida. La previsión es que aumente, de modo que ERC doble al PSC y empate con CiU. La tendencia, nacida y enterrada antes de las elecciones, se acentúa con la corrupción y el espionaje.

En términos de voto, la sociedad catalana se ha movido y sigue en marcha, en busca de nuevas centralidades, más fiables que las tradicionales. Se ha dividido en tercios aproximados: uno está formado por los independentistas radicales, el otro por los que lo dejarían todo como está. El tercio del medio, solo un tercio, es soberanista y regeneracionista. Aunque arbitra, adelgaza. Es decir, que se radicaliza. Y más lo hará si no hay respuestas.