El órdago soberanista

Mas y Navarro se entrevistan para rebajar la tensión

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NEUS TOMÀS / JOSE RICO / Barcelona

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Los canales de diálogo entre el Govern de CiU y el PSC siguen funcionando. Por segunda vez en poco más de un mes, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el líder socialista, Pere Navarro, mantuvieron ayer una reunión de 45 minutos en el Parlament que, más allá de la agenda oficial, sirvió para rebajar las tensiones que originó la agresión sufrida por Navarro el pasado 27 de abril en Terrassa. Fuentes conocedoras del encuentro confirmaron que la polémica por el puñetazo, que el PSC achacó primero a la «crispación social» por el proceso soberanista, fue objeto de debate. En la reunión se abordaron diferentes temas de la actualidad política y, sobre todo, el gran acuerdo que ha distendido las relaciones entre ambos partidos: el proyecto Barcelona World.

Según las mismas fuentes, la cita se celebró en el despacho de Mas en el Parlament. Por espacio de tres cuartos de hora, el president y el primer secretario del PSC hicieron seguimiento del pacto bilateral sellado el 30 de marzo y que garantiza el apoyo suficiente para aprobar, en principio a finales de este mes, la ley que sacará adelante el macroproyecto de inversiones en la Costa Daurada, casinos incluidos. Después de haberse constituido esta semana la comisión de seguimiento del pacto, Mas y Navarro decidieron ayer acelerar otro de los puntos de ese documento: elaborar un nuevo plan industrial catalán que refuerce las políticas destinadas a este sector. El primer paso es la creación de una comisión mixta.

Soberanismo y ley electoral

El último encuentro que trascendió entre Mas y Navarro fue un almuerzo en el Palau de la Generalitat el pasado 27 de marzo y, además de desencallarse la alianza sobre Barcelona World, en la reunión se trataron la ley de transparencia y la ley electoral, que están en trámite parlamentario. Respecto a la ley electoral, en aquella cita, Mas invitó al líder del PSC a mover ficha y poner sobre la mesa una propuesta sobre la que poder negociar en la ponencia, algo que los socialistas hicieron semanas después y que ha forzado al resto de partidos a contratacar con modelos alternativos. Mas y Navarro coincidieron en que la ley electoral debe ver la luz en los próximos meses y que el PSC no puede quedar al margen del acuerdo.

Sin embargo, este acercamiento entre CiU y los socialistas para explorar pactos, y que pone nervioso al socio de gobernabilidad de Mas, ERC, no alcanza a la hoja de ruta soberanista, en la que el Govern y el PSC no dejan de constatar sus profundas diferencias de criterio sobre la consulta. No obstante, en una cita como la de ayer, tenía toda la lógica que el president y Navarro comentasen el episodio que ha tensionado la política catalana en las últimas semanas: la agresión al líder socialista. Y más después del malestar que causó en la dirección del PSC el hecho de que fuentes del Govern atribuyesen la tardanza en la localización de la mujer que propinó el puñetazo a Navarro -el domingo se cumplirán dos semanas del altercado- a la «falta de colaboración» de los socialistas.

La acusación irritó tanto en el partido que en el entorno del primer secretario se asegura que algunos dirigentes eran partidarios de romper puentes con CiU si no había una rectificación. De hecho, fuentes de la cúpula replican que no han podido obstaculizar la investigación porque desde el día que Navarro presentó la denuncia los Mossos no han requerido ninguna otra información ni al dirigente, ni a su familia, ni al partido. Una versión, la del PSC, que confirmó ayer el conseller de Interior, Ramon Espadaler, que sostuvo que quien menos está colaborando son los testigos del puñetazo. «Las pocas personas que vieron la agresión no se prestan a ser muy explícitas en la declaración», afirmó.

Tesis enfriada

La única descripción que se tiene del incidente y de su autora está consignada en el folio y medio de denuncia presentada por Navarro a sugerencia de Espadaler: una mujer de mediana edad le llamó «hijo de puta» y le propinó un puñetazo en la cara cuando el exalcalde de Terrassa se disponía a asistir a la comunión de un familiar en la catedral de la ciudad. Lo que sí ha conseguido la policía es el requerimiento para que el obispado de Terrassa le facilite la lista de los padres de los niños que hicieron la comunión ese día.

Si bien Navarro culpó en un principio, y sin dejar margen para la duda, a la supuesta «crispación social» que provoca el órdago soberanista y la falta de diálogo entre Mas y Mariano Rajoy, el líder del PSC enfrió esta tesis la semana pasada en una carta a la militancia socialista en la que evitaba apuntar responsabilidades y se limitaba a exponer los hechos.