EL PULSO SOBERANISTA

Mas-Junqueras: empieza la partida

Artur Mas y Oriol Junqueras en un pleno del Parlament, el pasado 13 de noviembre.

Artur Mas y Oriol Junqueras en un pleno del Parlament, el pasado 13 de noviembre.

FIDEL MASREAL / JOSE RICO / BARCELONA

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El proceso soberanista ha superado hasta ahora todo tipo de escollos que parecían insalvables. Pero Artur Mas y Oriol Junqueras afrontan a partir de hoy, en medio de una enorme presión del soberanismo civil, su partida más compleja: pactar la fórmula para convertir las elecciones en un plebiscito independentista. El presidente de la Generalitat y el líder de Esquerra se han recetado «generosidad» y «flexibilidad» pero las posiciones están esta vez muy alejadas. En el fondo y en la forma.

LISTA O LISTAS

«Mientras no perdamos de vista el objetivo y las elecciones no dejen de ser la consulta que no nos permitieron hacer, no hay nada innegociable», afirma un cargo de Convergència. Con todo, las palabras de Mas en su conferencia eran inequívocas: no habrá elecciones si se trata de competir entre partidos con un programa global. CDC mantendrá la presión porque sigue creyendo que la lista unitaria es el modo adecuado para que los comicios sean interpretados internacionalmente en clave plebiscitaria, aunque a su socio de federación, Unió, le haga poca gracia concurrir junto a Junqueras.

Pero el líder de ERC, que podría ganar las elecciones según los sondeos, no ve motivo para regalarle a Mas el timón del proceso y ha fijado en la lista unitaria su única línea roja. Todo lo demás es negociable, como dejó claro el domingo en una entrevista en EL PERIÓDICO. «La comunidad internacional entenderá perfectamente lo que digan los votantes si votan a ERC o a cualquier partido explícitamente independentista», insistía ayer en TV-3. Junqueras es consciente de que le costaría convencer a no pocos votantes de su partido de que apoyasen una candidatura liderada por Mas y que, por si fuera poco, obviase debates como las políticas sociales o la corrupción.

Para este cometido, el 'president' cuenta con el influyente apoyo de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que bendijo la lista unitaria y se ofreció a colaborar para nutrirla. Pero Junqueras tiene otro aliado de peso: las encuestas. Todos los sondeos publicados tras el 9-N ponen de manifiesto que CDC y ERC sumarían más por separado que juntos. Y el reto de mínimos es la mayoría absoluta.

LA FECHA

Este es el único mecanismo que está solamente en manos del 'president'. Convergència asegura que esta no es la clave de las negociaciones, ni la primera de las preocupaciones, porque antes hay que resolver el qué y el cómo. Sin embargo, la ANC mete prisa sin dudarlo. Y también ERC. Mas sabe que sus candidatos a las municipales de mayo preferirían que antes se hayan celebrado las plebiscitarias, para evitar convertir los comicios locales en un improvisado plebiscito, algo que desdibujaría las expectativas de aquellos que en CiU aspiran a ciertas alcaldías. Tampoco es menor la oposición clara que ha mostrado Unió a anticipar los comicios. Los democristianos defienden agotar la legislatura. Pero su criterio no será determinante.

ERC, cuya estrategia en las municipales no pasa por apoyarse en CiU sino en conquistar muchas alcaldías a través de alianzas progresistas con las distintas marcas de la diáspora del PSC, también prefiere que las plebiscitarias se celebren antes, y en este objetivo, a diferencia de con la lista unitaria, sí cuenta con el aval de la Assemblea, que ha abogado por el mes de febrero. «Cuanto antes mejor», reiteraba ayer Junqueras. El alcaldable de Esquerra en Barcelona, Alfred Bosch, ha sugerido el 8 de marzo, propuesta que la portavoz de CDC, Mercè Conesa, tildó ayer en RAC1 de «osada».

EL PROCESO A LA SECESIÓN

En lo que CDC y Esquerra ya están de acuerdo es en que la única manera de que el independentismo sea claramente mayoritario en las urnas es convenciendo a los indecisos. Pero mientras en CDC avisan de que eso no se conseguirá con maximalismos, sino con un programa plausible que no asuste, en ERC ven absolutamente imposible construir las estructuras del nuevo Estado sin subvertir la legalidad española durante los 18 meses de transición a la independencia que ha esbozado Mas para después de los comicios.

En efecto, CDC apuesta por ir preparando el terreno. Sin prisa pero sin pausa. Forjar estructuras como la Hacienda propia. Y preparar una Constitución. Al final de estos meses, tocaría celebrar un referéndum definitivo, algo que Junqueras ve absolutamente innecesario, hasta el punto que ridiculizó la idea en su conferencia de la semana pasada. El líder republicano aboga por ejercer desde el primer momento como un Estado independiente, cuyos pilares de edificarían en paralelo a la redacción de la nueva Constitución. La incógnita que no despeja Junqueras es cómo logrará Catalunya granjearse el aprecio de la comunidad internacional si actúa fuera de los cauces de la legalidad española.

LOS PRESUPUESTOS

En la partida de póquer CDC-ERC, esta es una pieza clave. Mas desafió a Junqueras, cuando este le dejó sin apoyos para sacar adelante las cuentas del 2015. «Las presentaré igualmente», anunció. Y sin apoyo alguno las ha llevado al Parlament. El PSC le tendió la mano enseguida, pero tras la conferencia de Mas esa vía se ha desvanecido. El Govern jugará con una carta que Esquerra interpreta como un «chantaje»: sin presupuestos, los más de 200.000 funcionarios no podrán recuperar la prometida paga extra. A eso los republicanos responden que, en caso de que las cuentas se tuviesen que prorrogar por falta de apoyos, el Ejecutivo catalán podría dictar con posterioridad una ampliación de crédito para cumplir así su palabra con los empleados públicos. A expensas de cómo terminen las negociaciones de las plebiscitarias, hoy por hoy, solamente un adelanto electoral puede salvar a CiU de una derrota presupuestaria. Convocando elecciones, los presupuestos quedan en suspenso de manera automática.