Mas frena el debate interno sobre la conveniencia del 27-S

Josep Antoni Duran Lleida, Ramon Espadaler, Artur Mas y Lluís Corominas.

Josep Antoni Duran Lleida, Ramon Espadaler, Artur Mas y Lluís Corominas.

FIDEL MASREAL/ Barcelona

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Ayer fue un día de shock total en la dirección de Convergència i Unió. La severa derrota en Barcelona y el retroceso en el área metropolitana y en comarcas como las dos del Vallès sacudió los cimientos de una federación immersa en una notable incertidumbre: Convergència, por la refundación pendiente y Unió, por la diversidad interna respecto al independentismo.

Tal fue el grado de estupor que se reabrió de nuevo el debate sobre si, con los actuales mimbres electorales y habiendo perdido la capital catalana, la federación está en condiciones o no de afrontar las elecciones del 27 de septiembre, decisivas en clave soberanista. Los que ya dudaban de los beneficios de este reto ayer dudaban aún más. En UDC y en parte de Convergència.

Alimentó esta especulación el hecho de que en la comparecencia conjunta a última hora de la mañana, ni unos ni otros, ni Ramon Espadaler ni Lluís Corominas confirmaron lo que hoy previsiblemente sí confirmará el president Mas: que sigue en pie la convocatoria de los llamados comicios plebiscitarios del 27-S.

A TODO O NADA / Sigue en pie porque en la federación son mayoría los que ven más riesgos que beneficios en posponer la fecha. Saben perfectamente que su peso en el proceso puede menguar, frente a ERC y el auge de la CUP. Y saben que el eje social y las fórmulas de confluencia en la izquierda también desdibujan sus expectativas electorales. Pero cada vez más parece que se hará realidad lo que dicen algunos en CDC: que están dispuestos a sacrificar el partido en aras de la ruta hacia la independencia. O, dicho de forma menos rotunda, que se acabaron las grandes mayorías, y que obtener 40 escaños ya sería un gran éxito. Fuentes de CDC aseguran que ni en la ejecutiva matinal ni en la reunión conjunta de CiU por la tarde Mas llegó a insinuar siquiera la opción de replantear las elecciones. Todo lo contrario.

Pero ello no significa que no se vean las orejas al lobo. El estado de conmoción es tal que ayer en la ejecutiva de CiU incluso se llegó a criticar que TV-3 emitiera un programa de El convidat dedicado a Ada Colau.  Hace siete meses de ello.

EL EJE SOCIAL / Las reflexiones algo más serias indican que en CDC el caso Pujol y la imagen de un partido situado a la derecha y responsable de los recortes sociales obligan a acelerar la llamada refundación que Josep Rull abandera. El eje social, clave el 24-M, debería llevar al partido al centro-izquierda para evitar ser visto como el partido de los recortes. Esta táctica sin duda choca con las tesis de Unió, cuya definición sobre el proceso soberanista sigue pendiente. Y cuyo perfil ideológico está a la derecha de Mas.

Pero sobre el camino a la independencia, la conclusión mayoritaria en CDC es que sería mucho peor romper lo acordado con ERC y la ANC, aunque se ganara un año y se pudiera ver qué resultado arrojan las elecciones generales, en este panorama tan incierto. Y tan rápidamente cambiante.

El análisis oficial del soberanismo es que CiU, ERC y la CUP sumarían 75 escaños en el Parlament, si el 27-S se repiten los resultados del domingo pasado. Romper el compromiso con el soberanismo respecto al calendario sería incumplir la palabra (algo muy preciado por el preisdent) y solo se podría hacer con un argumento de peso, como que ERC optara por desalojar a CiU de las diputaciones o consejos comarcales. En la ciudad de Barcelona, al haber perdido Trias, no tiene sentido reprochar a los republicanos que alcancen acuerdos puntuales o sectoriales con Barcelona en Comú.

Así, la situación de CDC se podría resumir en que el partido de Mas se la juega el 27-S. «Caixa o faixa», dicen. Mientras, los deberes son múltiples: presentar otra cara en el área metropolitana, tratar de demostrar que el cambio de sede y los acuerdos con Transparencia Internacional son pasos creíbles para superar la percepcón de partido tradicional con problemas serios de corrupción...

Pero si en algún lugar se dudaba y se duda del 27-S es en Unió. Dirigentes democristianos creen que es un suicidio para CiU comparecer ante las urnas. Agotar la legislatura era su opción, antes de que Mas y Junqueras firmaran en enero el pacto para poner las urnas en septiembre.

Pero UDC tiene también deberes internos. Muchos son los que esperan que la dirección fije el lunes una pregunta clara para la consulta a la la militancia, en la que quede clara que una opción es apoyar la hoja de ruta. Una ruta con cada vez más actores y que corre paralela a un camino regeneracionista del que CiU trata de no quedar al margen.